LIMA - PERÚ VIERNES 29 DE JUNIO DEL 2018 MENSAJE # 2577
JEREMÍAS 7:1-7.
"Palabra de Yahweh que vino a Jeremías, diciendo: Ponte a la puerta de la casa de Yahweh, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Yahweh, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Yahweh. Así ha dicho Yahweh de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os hare morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Yahweh, templo de Yahweh, templo de Yahweh es este. Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre".
=== Si se leen los primeros seis capítulos de este texto, nos daremos cuenta que la debacle nacional no había podido caer más bajo, y que el juicio divino ya estaba aparejado viniendo del norte, refiriéndose a la nación de Babilonia, la cual había surgido como un nuevo imperio, reemplazando a los crueles asirios, actuando en forma muy similar a estos últimos. Los tres hijos de Josías, cada uno peor que el otro, torpes de entendimiento y pésimamente asesorados por sus consejeros, definieron alinearse con la maldad, la injusticia, la crueldad contra sus propios hermanos, la explotación de los más débiles, y el abuso contra los huérfanos y las viudas; pero sobre todo; el llenar a Jerusalén de ídolos, siendo tan numerosos como sus calles y sus ciudades; y es que a nivel pagano se pensaba que mientras más fueran los ídolos o dioses de una nación, más poderosa se hacía esta, pecando clamorosamente contra la primera tabla de la ley, en lo tocante a la unidad y unicidad de la adoración, provocando a ira al Dios vivo, y buscando la ruina de sus almas y la peor de las condenaciones. La estirpe judía media su capacidad relacional con la Deidad por la presencia del templo, el descender del patriarca Abraham, y algunas cosas semejantes; mas no se tenía en cuenta la relación pactual y el nivel de compromiso que les cabía como concelebrantes del pacto con Yahweh, desdiciendo su posición por su condición; no teniendo en cuenta la relación célico-pedestre que los envolviera en su plano espiritual como pueblo de Dios.
=== Esta porción de la palabra, sería una dura lección para los "adoradores" que asistían al templo para vincularse con la Deidad en una forma litúrgica, religiosa, ritual y ceremonial, lo cual componía una tradición; pero no necesariamente una relación espiritual trascendente, que había de manifestarse por un correcto y divinal obrar que los identificara como genuinos siervos de Dios. Hemos de recordar que el actuar conforme a nuestra fe compone un obrar en consecuencia con cada cláusula del compromiso adquirido; y ello no componía un dulce recuerdo, sino una obediencia para vida, un estilo de vida que implica nuestra certeza en aquella esperanza que habíamos abrazado para hacer de ello UNA MANERA DE VIVIR; y no simplemente una presea que colgara de nuestros hombros, o un saludo a la bandera. Al referir Jeremías un mejoramiento sustantivo de las obras del pueblo de Dios, estaba siendo sincero y sutil, directo y concreto, haciéndoles recordar a todos que su presencia en la tierra de promisión era el cabal cumplimiento de un compromiso con la Deidad, que llegara hasta ellos como el cubrimiento de la promesa que Yahweh les hiciera a los hombres del Memorial, y que se entendiera como una convivencia bicampamentaria, es decir, del cielo y de la tierra, que retratara lo que en el Edén se diera con la primera pareja, disponiendo de todo en la presencia de Dios en un atisbo de su gracia.
=== El profeta descarta la presencia del templo como una realidad que los hiciera invulnerables al juicio divino, o a la posibilidad de ser erradicados de la tierra de promisión. El disfrute del divino favor tenía la fusión divino-humana como su base primordial. Si bien el sol sale para todos, y cuando llueve, todos se mojan; eso es ajeno a nuestra condición como gente comprometida con la Deidad pactualmente; ello nos singulariza y forja un panorama relacional muy sui géneris; creando un hábitat del cual solamente gozaran los elegidos. Ello no podía ser algo que a todos incluyera, como una ciudad sin muros; pues la invitación viene de adentro hacia afuera, y cuando se cumplen ciertos acuerdos, entonces el mismo Dios padre nos invita a participar de la gloria divinal aquí en la tierra. Al repetir hasta tres veces la frase 'templo de Yahweh', se crea el superlativo hebraico, viendo al tal como una especie de amuleto, o de una mágica conjuración, o una especie de escudo anti-todo, incluyendo el juicio divino; lo cual es un absurdo inadmisible. Ese imaginario escudo judaico sólo puede ser producido por un recto andar y un perfecto obrar, cumpliendo a cabalidad cada mandamiento del Padre, y sirviéndole sólo a él (todo lo incluido en los versos 3 al 7). Ello es lo que produce nuestra fijación en el contexto de todo lo que Dios bendice inalterablemente.
"Palabra de Yahweh que vino a Jeremías, diciendo: Ponte a la puerta de la casa de Yahweh, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Yahweh, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Yahweh. Así ha dicho Yahweh de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os hare morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Yahweh, templo de Yahweh, templo de Yahweh es este. Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre".
=== Si se leen los primeros seis capítulos de este texto, nos daremos cuenta que la debacle nacional no había podido caer más bajo, y que el juicio divino ya estaba aparejado viniendo del norte, refiriéndose a la nación de Babilonia, la cual había surgido como un nuevo imperio, reemplazando a los crueles asirios, actuando en forma muy similar a estos últimos. Los tres hijos de Josías, cada uno peor que el otro, torpes de entendimiento y pésimamente asesorados por sus consejeros, definieron alinearse con la maldad, la injusticia, la crueldad contra sus propios hermanos, la explotación de los más débiles, y el abuso contra los huérfanos y las viudas; pero sobre todo; el llenar a Jerusalén de ídolos, siendo tan numerosos como sus calles y sus ciudades; y es que a nivel pagano se pensaba que mientras más fueran los ídolos o dioses de una nación, más poderosa se hacía esta, pecando clamorosamente contra la primera tabla de la ley, en lo tocante a la unidad y unicidad de la adoración, provocando a ira al Dios vivo, y buscando la ruina de sus almas y la peor de las condenaciones. La estirpe judía media su capacidad relacional con la Deidad por la presencia del templo, el descender del patriarca Abraham, y algunas cosas semejantes; mas no se tenía en cuenta la relación pactual y el nivel de compromiso que les cabía como concelebrantes del pacto con Yahweh, desdiciendo su posición por su condición; no teniendo en cuenta la relación célico-pedestre que los envolviera en su plano espiritual como pueblo de Dios.
=== Esta porción de la palabra, sería una dura lección para los "adoradores" que asistían al templo para vincularse con la Deidad en una forma litúrgica, religiosa, ritual y ceremonial, lo cual componía una tradición; pero no necesariamente una relación espiritual trascendente, que había de manifestarse por un correcto y divinal obrar que los identificara como genuinos siervos de Dios. Hemos de recordar que el actuar conforme a nuestra fe compone un obrar en consecuencia con cada cláusula del compromiso adquirido; y ello no componía un dulce recuerdo, sino una obediencia para vida, un estilo de vida que implica nuestra certeza en aquella esperanza que habíamos abrazado para hacer de ello UNA MANERA DE VIVIR; y no simplemente una presea que colgara de nuestros hombros, o un saludo a la bandera. Al referir Jeremías un mejoramiento sustantivo de las obras del pueblo de Dios, estaba siendo sincero y sutil, directo y concreto, haciéndoles recordar a todos que su presencia en la tierra de promisión era el cabal cumplimiento de un compromiso con la Deidad, que llegara hasta ellos como el cubrimiento de la promesa que Yahweh les hiciera a los hombres del Memorial, y que se entendiera como una convivencia bicampamentaria, es decir, del cielo y de la tierra, que retratara lo que en el Edén se diera con la primera pareja, disponiendo de todo en la presencia de Dios en un atisbo de su gracia.
=== El profeta descarta la presencia del templo como una realidad que los hiciera invulnerables al juicio divino, o a la posibilidad de ser erradicados de la tierra de promisión. El disfrute del divino favor tenía la fusión divino-humana como su base primordial. Si bien el sol sale para todos, y cuando llueve, todos se mojan; eso es ajeno a nuestra condición como gente comprometida con la Deidad pactualmente; ello nos singulariza y forja un panorama relacional muy sui géneris; creando un hábitat del cual solamente gozaran los elegidos. Ello no podía ser algo que a todos incluyera, como una ciudad sin muros; pues la invitación viene de adentro hacia afuera, y cuando se cumplen ciertos acuerdos, entonces el mismo Dios padre nos invita a participar de la gloria divinal aquí en la tierra. Al repetir hasta tres veces la frase 'templo de Yahweh', se crea el superlativo hebraico, viendo al tal como una especie de amuleto, o de una mágica conjuración, o una especie de escudo anti-todo, incluyendo el juicio divino; lo cual es un absurdo inadmisible. Ese imaginario escudo judaico sólo puede ser producido por un recto andar y un perfecto obrar, cumpliendo a cabalidad cada mandamiento del Padre, y sirviéndole sólo a él (todo lo incluido en los versos 3 al 7). Ello es lo que produce nuestra fijación en el contexto de todo lo que Dios bendice inalterablemente.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 29/06/2018 MENSAJE # 2577
LA NATURALEZA IDOLÁTRICA Y FETICHISTA DE LOS ENGAÑADOS, LOS HACE VER A CIERTAS EDIFICACIONES, FIGURAS O IMÁGENES COMO SI FUERAN UN SEGURO ANTI-TODO (Y AQUÍ INCLUÍMOS A LA JUSTICIA DIVINA). TAL ENGAÑO DEBE DESAPARECER DE NUESTRAS MENTES Y CORAZONES, SÓLO LA OBEDIENCIA AL MANDATO DIVINO NOS COMUNICA AYUDA Y ACEPTACIÓN.
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