LIMA - PERÚ VIERNES 26 DE ABRIL DEL 2019 MENSAJE # 3125
JOB 16:1-5.
"Respondió Job, y dijo: Muchas veces he oído cosas como estas; consoladores molestos sois todos vosotros. ¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué os anima a responder? También yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; yo podría hilvanar contra vosotros palabras, y sobre vosotros mover mi cabeza. Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor".
=== La palabra profética tiene una triple expresión, según el apóstol Pablo: Viene de parte de Dios para exhortar, edificar y consolar. La primera, ayuda y alinea al consiervo, enrumbándolo correctamente; la segunda, te establece en una perspectiva espiritual, anímica y física que te eleva y te contacta con la celeste esfera; la tercera, requiere de un tono suave, alentador, reparador y restaurador, acomodándote al descanso y reposo que merece tu dolor, tu tristeza, tu crisis, tu falencia, y hasta tu agonía; procurando ablandar tus momentos críticos, devolverte el ánimo, y alentar tu corazón postulando el alivio espiritual, anímico y corporal; haciendo muelle el lecho en que reposas, procurando que entiendas el plano de propiciación, y te vuelvas enteramente al Dios y Padre, para recibir de él toda su bondad y su justicia; haciendo que los efectos devastadores de tu momentánea aflicción se vea mitigado en alguna forma por la bondadosa compañía de quienes tuvieron la carga y la delicadeza de visitarte, haciéndote conocer su cariño y su preocupación por tu estado, y su deseo de verte prontamente recuperado. Ninguna de estas cosas estuvieron en los corazones de los insignes visitantes de Job.
=== Las vestiduras rasgadas, el llanto a gritos, el polvo sobre sus cabezas, y aun el sentarse en aquel ceniciento lugar donde se hallaba el sufrido Job; no revelaban lo que aquellos antiguos compañeros (gente connotada en sus respectivos lugares de origen, y viejos amigos de Job) portaban en calidad de consoladores. La justicia propia, y el panorama retributivo de su pensar; no encontraba forma de dirigirse al patriarca, sin ofenderlo, dada su catastrófica condición, que pareciera tener un rótulo gigantesco que con luces de neón anunciara a los cuatro puntos cardinales la culpabilidad del angustiado sufriente. La justicia propia guarda silencio mientras apareja sus palabras; pero como dice Marc Anthony: 'El silencio no es remedio para calmar el sufrir'. Y tras una semana de compasiva y caritativa falta de fabla, es Job quien rompe el silencio, sintiéndose hondamente cuitado, e injustamente castigado. Y cuando cada uno de sus benignos consoladores, interviene, lo primero que viene a sus labios es LA ACUSACIÓN (recurso favorito de la serpiente de bífida lengua, que no descansaría hasta que el Señor le sacara tarjeta roja allá en Apocalipsis 12:10, y que hasta ahora le resulta un poderoso recurso para los que no entienden el valor del sacrificio de Cristo, y el derramamiento de su sangre en la cruz del Calvario Ap.12:11). La condición de Job, según el panorama de la justicia retributiva, 'bastaba para condenarlo sin atenuantes'.
=== Y fue así que la consolación de sus tres amigos, se constituyó en un concierto de acusaciones y de vituperios que no paliaban en lo más mínimo la crítica situación jobiana. Estos consoladores utilizaban sus lenguas para mezclar sus conceptos y experiencias particulares (de pétrea y dura naturaleza que confía en su propia justicia y opina a su sazón sobre la forma de ser de Dios); y que te acariciaran con lijas las heridas, echando sal y vinagre sobre las mismas, y obsequiándote nuevos trozos de cerámica para que te rasques y alivies el ardor que nacería al conjuro de la aplicación
de sus cáusticos 'medicamentos'. La respuesta de Job, llamándolos a aplicar la empatía, en su plano más amplio, los consternó. Y a continuación les dijo cuál era la forma más oportuna de actuar como consoladores reales: "Yo los alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor". ¿Hemos aprendido a consolar como nosotros quisiéramos ser consolados?
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 26/04/2019 MENSAJE # 3125.
"Respondió Job, y dijo: Muchas veces he oído cosas como estas; consoladores molestos sois todos vosotros. ¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué os anima a responder? También yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; yo podría hilvanar contra vosotros palabras, y sobre vosotros mover mi cabeza. Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor".
=== La palabra profética tiene una triple expresión, según el apóstol Pablo: Viene de parte de Dios para exhortar, edificar y consolar. La primera, ayuda y alinea al consiervo, enrumbándolo correctamente; la segunda, te establece en una perspectiva espiritual, anímica y física que te eleva y te contacta con la celeste esfera; la tercera, requiere de un tono suave, alentador, reparador y restaurador, acomodándote al descanso y reposo que merece tu dolor, tu tristeza, tu crisis, tu falencia, y hasta tu agonía; procurando ablandar tus momentos críticos, devolverte el ánimo, y alentar tu corazón postulando el alivio espiritual, anímico y corporal; haciendo muelle el lecho en que reposas, procurando que entiendas el plano de propiciación, y te vuelvas enteramente al Dios y Padre, para recibir de él toda su bondad y su justicia; haciendo que los efectos devastadores de tu momentánea aflicción se vea mitigado en alguna forma por la bondadosa compañía de quienes tuvieron la carga y la delicadeza de visitarte, haciéndote conocer su cariño y su preocupación por tu estado, y su deseo de verte prontamente recuperado. Ninguna de estas cosas estuvieron en los corazones de los insignes visitantes de Job.
=== Las vestiduras rasgadas, el llanto a gritos, el polvo sobre sus cabezas, y aun el sentarse en aquel ceniciento lugar donde se hallaba el sufrido Job; no revelaban lo que aquellos antiguos compañeros (gente connotada en sus respectivos lugares de origen, y viejos amigos de Job) portaban en calidad de consoladores. La justicia propia, y el panorama retributivo de su pensar; no encontraba forma de dirigirse al patriarca, sin ofenderlo, dada su catastrófica condición, que pareciera tener un rótulo gigantesco que con luces de neón anunciara a los cuatro puntos cardinales la culpabilidad del angustiado sufriente. La justicia propia guarda silencio mientras apareja sus palabras; pero como dice Marc Anthony: 'El silencio no es remedio para calmar el sufrir'. Y tras una semana de compasiva y caritativa falta de fabla, es Job quien rompe el silencio, sintiéndose hondamente cuitado, e injustamente castigado. Y cuando cada uno de sus benignos consoladores, interviene, lo primero que viene a sus labios es LA ACUSACIÓN (recurso favorito de la serpiente de bífida lengua, que no descansaría hasta que el Señor le sacara tarjeta roja allá en Apocalipsis 12:10, y que hasta ahora le resulta un poderoso recurso para los que no entienden el valor del sacrificio de Cristo, y el derramamiento de su sangre en la cruz del Calvario Ap.12:11). La condición de Job, según el panorama de la justicia retributiva, 'bastaba para condenarlo sin atenuantes'.
=== Y fue así que la consolación de sus tres amigos, se constituyó en un concierto de acusaciones y de vituperios que no paliaban en lo más mínimo la crítica situación jobiana. Estos consoladores utilizaban sus lenguas para mezclar sus conceptos y experiencias particulares (de pétrea y dura naturaleza que confía en su propia justicia y opina a su sazón sobre la forma de ser de Dios); y que te acariciaran con lijas las heridas, echando sal y vinagre sobre las mismas, y obsequiándote nuevos trozos de cerámica para que te rasques y alivies el ardor que nacería al conjuro de la aplicación
de sus cáusticos 'medicamentos'. La respuesta de Job, llamándolos a aplicar la empatía, en su plano más amplio, los consternó. Y a continuación les dijo cuál era la forma más oportuna de actuar como consoladores reales: "Yo los alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor". ¿Hemos aprendido a consolar como nosotros quisiéramos ser consolados?
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 26/04/2019 MENSAJE # 3125.
LA NATURALEZA CONSOLADORA ES UNA DOTACIÓN QUE DIOS IMPARTE SOBRE LA BASE DE SU BONDAD PERDONADORA Y RESTAURADORA A NUESTRO FAVOR.
ResponderEliminar