LA SANTIFICACIÓN, EL SER SEPARADOS Y FUSIONADOS CON DIOS, ES LA MAGNA TAREA EN QUE HABREMOS DE ESTAR INMERSOS LOS QUE HEMOS OBEDECIDO LA VOLUNTAD DIVINA, Y QUEREMOS ALCANZAR LA TOTALIDAD DE NUESTRA HERENCIA.

LIMA - PERÚ     MARTES 06 DE FEBRERO DEL 2018          MENSAJE # 2290

MEDITACIONES VARIAS

Primera de Tesalonicenses 4:7.

"Pues no nos ha llamado el Señor a inmundicia, sino a santificación".

=== El fracaso más grande en la vida cristiana no está en la lucha titánica que sostiene el Espíritu Santo para persuadirnos de nuestros pecados; aunque dicho proceso es bastante duro por causa de nuestras naturalezas refractarias a las cosas espirituales; sino en el mantenermos en una vida piadosa que agrade al Señor.

=== Los llantos y quebrantos de muchos en cultos especiales (liberación), no tienen que ver con la duda de la salvación, mas con su fracaso espiritual en el caminar; la inutilidad en el peregrinar; por el no llegar al estándar exigido por el Señor; por quedarse cortos y no alcanzar la excelencia.

=== El proceso glorioso de nuestra salvación, no ha concluido con nuestra oración de entrega; ella dio inicio a la misma.

=== Nuestra posición no es si habremos de ser salvos o no; eso ya está decidido y definido.

=== Lo nuestro ahora es un asunto de santidad y dignidad para morar en la presencia divina.

=== Salvarse de la condenación, fue una prioridad cuando estabas muerto en tus delitos y pecados; conseguido ello, la preocupación es tu presentación ante el Padre.

=== Ello es cubierto por el proceso de santificación que forma parte de nuestra salvación.

=== La piedad en nuestra vida resulta de vital importancia para habitar en la Santa Ciudad.

=== Esa es la tarea del Espíritu Santo: destruir el hábito por lo pecaminoso, inducirnos a lo que agrada a Dios, producir nuestra regeneración mediante el proceso de santificación, hasta conformar el ideal divino, hasta erradicar el pecado de nuestras vidas.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA        06/02/2018       MENSAJE # 2290.