LIMA - PERÚ MARTES 01 DE OCTUBRE DEL 2019 MENSAJE # 3283
SALMO: 55:1-9.
=== Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica. Está atento, y respóndeme; clamo en mi oración y me conmuevo, a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío; porque sobre mí echaron iniquidad, y con furor me persiguen. Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, y terror me ha cubierto. Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo y descansaría. Ciertamente huiría lejos; moraría en el desierto. Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad. Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos; porque he visto violencia y rencilla en la ciudad"
=== Si bien es cierto que este salmo contiene una plegaria para ser guardado de gente traicionera, también es un análisis de la crisis situacional de alguien cuya mentalidad ha sido invadida por entidades opresoras, obnubilando el entendimiento, hasta saturar la mente y el corazón de la persona oprimida, encerrándola en un pensar, hablar y reflexionar torturantes, cobrando la forma y figura de sus miedos y sus pesares más recónditos. Es táctica del enemigo el tentarnos y provocar la caída, induciéndonos a hacer lo malo; pero somos nosotros los que cometemos el pecado; y luego vemos al tentador acusándonos de lo que él nos indujo a hacer, fungiendo de fiscalizador y acusador. La forma en la que el autor ora, puede ser vista como profana, pues él aduce que Dios se está escondiendo y evadiendo el escuchar su oración, acusando a Dios de una injusticia que está muy lejos de su modo de ser. La opresión del maligno puede llegar a ser tal, que nos torne irreverentes al no hallar descanso para nuestras almas; no porque este no exista, sino porque nuestro estado de confusión nubla nuestras conciencias, impidiéndonos ver lo que está delante de nuestra vista (Is.44:18-20; 2Co.4:3-4). El hábil operador de las mentes aturdidas crea para el desesperado espejismos; y es cuando nubla nuestras conciencias que somos movidos como una hoja al viento, como una nave al garete, y nuestra antigua relación con la Deidad parece desdibujarse en el aire, esperando lo peor, haciéndonos hundir nuestras cabezas en un hoyo imaginario, cual un avestruz, que cree que ocultando su visión de la catástrofe que se advierte cerca, todo se desvanecerá. ¡Cuidemos nuestro lenguaje ante la Deidad!
=== Todo el clamor que brota de los labios del oprimido es el producto directo del trabajo del maligno y de sus humanos coadjutores, quienes contribuyen con el deterioro espiritual, moral y psíquico, derrumbando los muros defensivos de cualquier ciudad fuerte, procurando hacer añicos la más mínima y sólida esperanza. El clamor y la conmoción del agobiado por la acción perversa del enemigo, hace que solamente la voz de sus amenazas pueda ser escuchada, rebotando en las cámaras secretas como un eco maligno las voces que parecen confirmar el triunfo de la maldad, mientras la sintonía de la divina voz es bloqueada con la estática que ello produce, hasta ceder a la desesperanza que otorga al enemigo la victoria, poniendo nuestra integridad en sus malignas garras, teniendo el deseo de huir, y perdiendo todo ánimo por resistir la satánica agresión. Cuando la murmuración te llena ante todos de un total descrédito, y nadie te presta oídos para escuchar tu defensa, todo parece inútil, y capitulas ante el diablo franqueándole las puertas de tu corazón, mente y vida, las cadenas cobran su exacta dimensión; y el peso de las mismas te hacen conocer el dominio satánico, adormeciendo tus sentidos y apagando tu ánimo para la resistencia.
=== Así es como la idea de huir, de escapar de la opresión, satura tu mente, y te irradia de la realidad célico-pedestre; y así como tu celular te aísla de los demás, y te vincula con alguien específico; así también el alma dominada por la presión enemiga se ve doblegada en todo trance; hasta anularte en tu plano tripartito, tornándote bipartito (alma-cuerpo), ocupando estos dos el territorio de los tres. apagando la parte más importante de nosotros, el espíritu, haciéndonos intrascendentes, vacuos e inocuos para la lucha contra él. El poner distancias, el alejarse y el desvincularse representan la única posibilidad para el alma sumida en el limbo decadente de quien renuncia a su existencia en una forma real, y se abandona al acaso, dejándose llevar por la corriente hasta el mar de la intrascendencia donde ya muchos han caído, arrastrados por las poderosas cataratas del olvido y la degradación que les hicieran olvidar el libro de la vida. ¡Es tiempo de reaccionar, amados hermanos! ¡No perdamos la perspectiva regia, ni nuestra consciencia de la divina presencia como algo que siempre persiste sobre cada uno de nosotros!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 01/10/2019 MENSAJE # 3283
=== Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica. Está atento, y respóndeme; clamo en mi oración y me conmuevo, a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío; porque sobre mí echaron iniquidad, y con furor me persiguen. Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, y terror me ha cubierto. Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo y descansaría. Ciertamente huiría lejos; moraría en el desierto. Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad. Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos; porque he visto violencia y rencilla en la ciudad"
=== Si bien es cierto que este salmo contiene una plegaria para ser guardado de gente traicionera, también es un análisis de la crisis situacional de alguien cuya mentalidad ha sido invadida por entidades opresoras, obnubilando el entendimiento, hasta saturar la mente y el corazón de la persona oprimida, encerrándola en un pensar, hablar y reflexionar torturantes, cobrando la forma y figura de sus miedos y sus pesares más recónditos. Es táctica del enemigo el tentarnos y provocar la caída, induciéndonos a hacer lo malo; pero somos nosotros los que cometemos el pecado; y luego vemos al tentador acusándonos de lo que él nos indujo a hacer, fungiendo de fiscalizador y acusador. La forma en la que el autor ora, puede ser vista como profana, pues él aduce que Dios se está escondiendo y evadiendo el escuchar su oración, acusando a Dios de una injusticia que está muy lejos de su modo de ser. La opresión del maligno puede llegar a ser tal, que nos torne irreverentes al no hallar descanso para nuestras almas; no porque este no exista, sino porque nuestro estado de confusión nubla nuestras conciencias, impidiéndonos ver lo que está delante de nuestra vista (Is.44:18-20; 2Co.4:3-4). El hábil operador de las mentes aturdidas crea para el desesperado espejismos; y es cuando nubla nuestras conciencias que somos movidos como una hoja al viento, como una nave al garete, y nuestra antigua relación con la Deidad parece desdibujarse en el aire, esperando lo peor, haciéndonos hundir nuestras cabezas en un hoyo imaginario, cual un avestruz, que cree que ocultando su visión de la catástrofe que se advierte cerca, todo se desvanecerá. ¡Cuidemos nuestro lenguaje ante la Deidad!
=== Todo el clamor que brota de los labios del oprimido es el producto directo del trabajo del maligno y de sus humanos coadjutores, quienes contribuyen con el deterioro espiritual, moral y psíquico, derrumbando los muros defensivos de cualquier ciudad fuerte, procurando hacer añicos la más mínima y sólida esperanza. El clamor y la conmoción del agobiado por la acción perversa del enemigo, hace que solamente la voz de sus amenazas pueda ser escuchada, rebotando en las cámaras secretas como un eco maligno las voces que parecen confirmar el triunfo de la maldad, mientras la sintonía de la divina voz es bloqueada con la estática que ello produce, hasta ceder a la desesperanza que otorga al enemigo la victoria, poniendo nuestra integridad en sus malignas garras, teniendo el deseo de huir, y perdiendo todo ánimo por resistir la satánica agresión. Cuando la murmuración te llena ante todos de un total descrédito, y nadie te presta oídos para escuchar tu defensa, todo parece inútil, y capitulas ante el diablo franqueándole las puertas de tu corazón, mente y vida, las cadenas cobran su exacta dimensión; y el peso de las mismas te hacen conocer el dominio satánico, adormeciendo tus sentidos y apagando tu ánimo para la resistencia.
=== Así es como la idea de huir, de escapar de la opresión, satura tu mente, y te irradia de la realidad célico-pedestre; y así como tu celular te aísla de los demás, y te vincula con alguien específico; así también el alma dominada por la presión enemiga se ve doblegada en todo trance; hasta anularte en tu plano tripartito, tornándote bipartito (alma-cuerpo), ocupando estos dos el territorio de los tres. apagando la parte más importante de nosotros, el espíritu, haciéndonos intrascendentes, vacuos e inocuos para la lucha contra él. El poner distancias, el alejarse y el desvincularse representan la única posibilidad para el alma sumida en el limbo decadente de quien renuncia a su existencia en una forma real, y se abandona al acaso, dejándose llevar por la corriente hasta el mar de la intrascendencia donde ya muchos han caído, arrastrados por las poderosas cataratas del olvido y la degradación que les hicieran olvidar el libro de la vida. ¡Es tiempo de reaccionar, amados hermanos! ¡No perdamos la perspectiva regia, ni nuestra consciencia de la divina presencia como algo que siempre persiste sobre cada uno de nosotros!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 01/10/2019 MENSAJE # 3283