LA NATURALEZA ESPIRITUAL Y TRASCENDENTE DEL DIVINO OBRAR, PONE Y QUITA REYES, Y ESTABLECE LOS TIEMPOS Y LAS SAZONES QUE EL PADRE PONE EN SU SOLA POTESTAD, INDICANDO LA PRESENCIA, EL ESPACIO Y EL TIEMPO PARA QUE LO PREPARADO POR ÉL OPERE SEGÚN SU ORDENANZA.

LIMA - PERÚ   SÁBADO 06 DE FEBRERO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA SEGUNDA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS TESALONICENSES

Segunda de Tesalonicenses 2:8-12

"Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia".

*** El histórico discurrir de la cronología humana, en el trámite de las edades, verá cómo todo lo profetizado alcanza su cumplimiento; y así como los ángeles detienen a los vientos para que no soplen sobre la tierra ni hagan nada a la tierra, al mar y a los árboles, hasta que todos sus siervos hayan sido sellados (Ap.7:1-8); así también en el panorama eclesial, histórico y profético el Señor detiene la maldad en semejante manifestación, haciendo que todo llegue a realizarse a su debido tiempo y oportunidad. La iglesia del primer siglo era consciente de lo que causaba que el enemigo se mantuviera dentro del período de pausa, y veintiún siglos después aquí se sigue jugando a la adivinanza. Aquel botón de pausa que detiene al enemigo, lo ha seguido deteniendo hasta hoy, y la misteriosa iniquidad sigue operando en las mentalidades y corazones de los que no confían en el Señor, viviendo llenos de temores.

*** Aquello que al presente lo detiene: El misterio de la gracia operativa que actúa trinamente en nosotros por la virtud del Padre, como nuestro amparo (Sal.91); la del Hijo, como nuestra vida Verbal trascendente (Ro.5:10); y la del Espíritu Santo, como aquella que nos hace desarrollar plenamente la gloria que nos habita (Ro.8:10-11, 17); se constituye en nuestra mayor garantía de realidad y realización. Y así como Goliat hubo de esperar cuarenta días hasta que viniera David y lo matara; así es llevado el enemigo en la corriente histórico-profética, hasta que aparezca el que lo destruirá con la espada-espíritu de su boca, y el resplandor de su venida.

*** El satánico obrar, actuando en el tiempo especificado por Dios, y por mil doscientos sesenta días, no más; presentará al mundo a su máxima gloria: La Bestia. Revestido con los adornos precisos para que sea una tosca emulación de nuestro Señor, evidenciando sus credenciales mediante un gran poder, señales y prodigios mentirosos; es decir: La capacidad operativa; a qué le apunta; y la impresión que quiere dejar en las mentes y corazones de sus espectadores para impresionarlos vivamente, y cautivarlos con su actuación, sorprendiendo a todos con su accionar. No hay dos opciones para una primera impresión.

*** Y la cereza en el chantilly, es el engaño, no pudiendo el cordero aparente evitar el hablar como dragón; recordando la frase que compartiera Adolf Hitler a sus esbirros: "Mientan, mientan, mientan, mientan siempre...ALGO QUEDARÁ". El engaño de la iniquidad es la esencia de su lenguaje, su norma existencial, su filosofía, su naturaleza y su intento. Todo el que rechaza la verdad considera sabroso el pan de mentira, deleitándose en el engaño. La verdad es una manifestación abierta del amor de nuestro Dios; pero Jesús dice de Satán: "Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Jn.8:44).

*** El poder engañoso que les es enviado es como un sazonador, y todo aquel que no cree a la verdad, encuentra un deleite inefable en la mentira, complaciéndose siendo injusto. De allí que se convierta en alguien accesible al engaño satánico, y al revolcarse en estas cosas es un instrumento de deshonor y vergüenza, demonizado, útil a Satán, y dispuesto para toda mala obra; la antítesis de un obrero del Señor, según Segunda de Timoteo 2:21.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   06/02/2016