LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 10 DE FEBRERO DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS FILIPENSES
Filipenses 1:1-8.
"Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por nuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo; como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia. Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo".
*** La introducción, y la salutación a la congregación filipense, está pletórica del afecto que Pablo experimentaba por esta grey que tanto contribuyera con él en el plano ministerial y en la impartición del reino a todas las naciones circunvecinas. Su saludo abarca a todos los hermanos inicialmente, y también a los que componían las autoridades eclesiales locales, gente que le mereciera todo el aprecio del caso, mostrándonos la constitución de una iglesia conforme a las reglas impartidas. A continuación viene la sazón apostólica típica, mencionando la gracia (que era la impartición de la benevolencia divina para la redención pertinente, y la comunión prevalente entre Dios y sus santos), y también se adiciona a ello la paz, que es el resultado de la eficacia del divino obrar en las vidas y fluir de sus santos.
*** Es clásico de Pablo y de Juan referir la vigencia Padre-Hijo en el panorama relacional; el primero, como nuestro Progenitor, Creador y Redentor; y el segundo, como aquel que nos incluye en él en su misma naturaleza, y que nos hace percibir nuestra filiación con Yahweh en nuestra condición de primogénitos (He.2:11-13; 12:23). El apóstol consideraba estrictamente necesario el colocar certeza y seguridad en el corazón de los santos. Él no adornaba jamás sus expresiones, ni lisonjeaba a los creyentes; y cuando los llamaba santos, es porque lo eran debido a su identificación y separación para con el Señor. No hay, pues, términos exagerados; sino puntuales precisiones. El afecto sincero, aunque no tenga el estro poético de un inspirado vate, posee la simpleza del amor puro, forjando un paraíso donde sólo existe una pálida flor; y un palacio fastuoso donde sólo hay una rústica cabaña. El amor tiene esa magia.
*** La vida del apóstol, entregada a Dios como lo era, lo llevaba a los ejercicios de piedad (el ayuno, la oración, las contribuciones y ofrendas, etc.) impulsándolo a recordar las iglesias, los ministros, los responsables en autoridad, etc.; entre los que estaba el pueblo filipense. Sus rogativas al Padre no eran motivo de queja, de dolor o frustración; sino motivo de gozo, por la comunión ininterrumpida dada la carga ministerial; de Pablo, como obrero del Señor; de ellos, como contribuyentes asiduos para que la misma se ejecutase cumplidamente. La fidelidad filipense no había decaído nunca, y sus dádivas de amor habían contribuido a la extensión del reino por todo el sector. Ello le daba a Pablo la convicción que todo lo que el Señor iniciara con esa iglesia alcanzaría las metas prefijadas, por su disciplina y su persistencia. La perfección en todas las cosas es el producto de la dedicación obediente a guardar los principios divinos, y a perseverar en ellos inalterablemente, en una bendita continuidad sin pausa.
*** La compañía perceptible de los que experimentan lo mismo que tú en cuanto a la labor por la extensión del reino, es real en tu corazón, en tu horno de aflicciones, y en el denuedo con el que te dedicas a la predicación del evangelio, percibiendo en medio de la oposición la gracia divina como una onda balsámica, un suave aroma, una interna manifestación de gozo en la que nadie más participa, salvo los comprometidos en ella. Todo ello te hace consciente de la existencia de un amor entrañable, íntimo, tierno, peculiar y glorioso, que te llena de inmenso gozo. Sentir esa calidad afectiva te hace percibir el cielo en la tierra.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 10/02/2016
*** La compañía perceptible de los que experimentan lo mismo que tú en cuanto a la labor por la extensión del reino, es real en tu corazón, en tu horno de aflicciones, y en el denuedo con el que te dedicas a la predicación del evangelio, percibiendo en medio de la oposición la gracia divina como una onda balsámica, un suave aroma, una interna manifestación de gozo en la que nadie más participa, salvo los comprometidos en ella. Todo ello te hace consciente de la existencia de un amor entrañable, íntimo, tierno, peculiar y glorioso, que te llena de inmenso gozo. Sentir esa calidad afectiva te hace percibir el cielo en la tierra.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 10/02/2016
DADA LA CERCANA RELACIÓN MISIONERA Y APOSTÓLICA ENTRE PABLO Y LA IGLESIA DE FILIPOS, ESTOS PÁRRAFOS ESTÁN LLENOS DE UNA TERNURA EXQUISITA, REVELANDO CÓMO EL CORAZÓN DE PABLO HABÍA SIDO TOCADO POR ESA AFINIDAD PRO REGIA. SIENDO SUMINISTRADORES CONSTANTES AL TRABAJO APOSTÓLICO, LLEVANDO LA CARGA CON ÉL, HACIENDO FÁCIL SU LABOR COMO SIERVO DE DIOS. YENDO, O DANDO. NOSOTROS ELEGIMOS.
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