lunes, 10 de octubre de 2016

LAS LUCES DE ALARMA, DE ALERTA ROJA, SON ENCENDIDAS ENTRE LOS MIEMBROS DEL CUERPO DE CRISTO, DE LA FAMILIA DE DIOS; ANUNCIANDO QUE SE HAN INFILTRADO EN EL SENO CONGREGACIONAL INDIVIDUOS PERVERSOS, LOS QUE HAN ALCANZADO POSICIONES DE INFLUENCIA, Y QUE ESTÁN ENVENENANDO LAS MENTES Y CORAZONES DE LOS HERMANOS PARA APARTARLOS DE LA FE VERDADERA.

LIMA - PERÚ   DOMINGO 09 DE OCTUBRE DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE JUDAS

JUDAS 1:1-4.

" Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo: Misericordia, paz y amor os sean multiplicadas. Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único Soberano, y a nuestro Señor Jesucristo".

*** Introducción.- Hay un sentido de emergencia tan abrumador en Judas, que sus palabras resultan un trompetazo en los oídos de aquellos a quienes va dirigida esta advertencia. La inexistencia de un destinatario o destinatarios espeçificos, la constituye en una epístola universal, que nos atañe a todos dentro de la presente dispensación. Prestemos atención a cada una de las expresiones del autor porque son  de estricta importancia para la Iglesia de Dios desde el inicio de estos dos mil años de gracia.

*** (Jud.1a) Esta es la clásica salutación que identifica al autor, su posición, su filiación; a los que definiremos como destinatarios de la misiva, quienes han pasado por la elección divinal, son santificados por obra del Paracleto (Espíritu Santo) para ser herederos de Dios Padre, y que son celosamente guardados (embovedados) en Jesucristo (Jesús el Mesías, nuestro Señor y Salvador). Hemos de notar que a pesar de la urgencia con la que el autor nos escribe; no pasa por alto ningún detalle en lo inherente a nuestro plano salvífico; desde nuestro recobro, nuestra transformación y conformación; hasta la plena santificación que  nos lleva a la herencia como hijos de Dios. Si bien hay una preocupación en estado latente, el aspecto de la sana doctrina no es dejado como ampliamente sabido o reconocido, cuidando pormenorizadamente cada aspecto relacionado con nuestra filiación con el Padre, y lo inherente a nuestra herencia regia. Judas no es atropellado ni aglutinante; sino exacto y preciso en sus afirmaciones, como lo será con los detalles que a continuación él nos compartirá de modo puntual.

*** (Jud.1b) Al identificarse como siervo de Jesucristo, siendo su pariente, elimina todo nepotismo, o cualquier grado de ventaja que pudiera admitirse por ello (evidente modestia de su parte); y al señalar públicamente a los llamados, que es donde todos los creyentes poseemos una identidad que implica la presciencia divina, la elección y la predestinación que apuntan a la glorificación; nos llena de la gracia divinal como receptores de la misma; apela al hecho de que el Espíritu Santo está trabajando en nosotros el plano santificante que apunta a la herencia vía el lavamiento de la regeneración y la renovación que nos hace aptos para obtener nuestra parte en el plano eterno; y a continuación nos enseña que el mismísimo Jesús nos guarda, imposibilitando el accionar del enemigo, quien no nos podrá arrebatar de su mano (Ro.8:28-30;
Tit.3:5; Jn.10:27-29). Si somos siervos de Dios, hemos de ser tan meticulosos como Judas en sus participaciones.

*** (Jud. 2) La bondad divina hecha extensiva para quienes están en el proceso santificante, nos llena de expectativa como hijos bajo formación; y la paz, como fruto de la justicia, opera en nosotros para disfrutar de la presencia de Dios; y desde la fuente que está en medio, salta un manantial de amor que a todos nos salpica, bendiciéndonos cada vez con un nuevo frescor que hace de la divina habitación un lugar agradable donde estar dichosos.

*** (Jud. 3) Esta expresión, paternal y apostólica, nos abriga y nos atrae, haciéndonos parte del sentir del autor, quien nos planteará su carga, su preocupación y su alarma. Él tenía la intención de escribirnos acerca de nuestra salvación como algo que todos compartíamos, y que habíamos de disfrutar como pueblo de Dios; pero al contemplar la crisis situacional en la iglesia del Señor, sintió que "le cambiaban la plana", y el impulso espiritual adquirió otro matiz, y por eso nos escribe una tremenda exhortación, dada la urgencia que su espíritu detecta entre los santos; ¿qué era esto? Que contendamos (luchemos, defendamos, presentemos un frente común, basado en la palabra que se nos impartiera como cuerpo doctrinal), por la fe, a nivel de certeza y de confianza, estaba siendo atacada por diversos flancos, y teníamos que ponernos firmes en cuanto a la naturaleza de nuestro santo evangelio, y de lo que el tal declara como doctrina apostólica.

*** (Jud.4) Si hay que contender por nuestra fe, qué o quiénes son las que la atacan, bajo qué términos, y en que sentido. Y Judas nos dice que el mal no está allá afuera, sino dentro de la ciudad, entre quienes nos acompañan, y que pululan entre nosotros desde hace algún tiempo, y que se han introducido en medio nuestro con ciertos sofismas, supuestas revelaciones, y extravíos a nivel general, que en algunos casos han calado hondo en la grey, la cual ya muestra los síntomas del aturdimiento que acompañan estas enseñanzas que desequilibran nuestro fluir, otrora correcto. Estos topos religiosos (seudo espirituales), ya habían sido pronosticados con cierta anterioridad, y se sabía que no se arrepentirían, sino que serían obcecados en sus ponencias y perspectivas; por eso el autor los califica como destinados para esta condenación; y los identifica como HOMBRES IMPÍOS (asebeís), lo contrario a piadosos (eusebeís), indicando que su proclamada fe no es más que un rótulo. Y si preguntas: ¿Impíos? ¿Y cómo así? 

(I) Son los que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios (proclaman la gracia como una licencia para pecar, dada su forma gnóstica de pensar con respecto a los cuerpos mortales, los cuales califican como no creados por Dios, y absolutamente desechables, siendo lo único valioso el espíritu, del que conocen poco o nada. Vea nuestro estudio de 1 de Juan);

(II) Niegan la Soberanía divina. (Asumen su rol como seres que llegarán a ser dioses, despojando al Padre de su rol único y potestatario sobre las edades, desechándolo como  Creador y Redentor) (Sal.100:3); 

(III) Niegan también el Señorío de nuestro Señor Jesucristo (vale decir que son independientes, como Eva y Adán después de comer del fruto prohibido, siguiendo lo que les indique su libre albedrío como seres caídos y no redimidos) (Sal.14:1)

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  09/10/2016

1 comentario:

  1. NO HABÍA CONCLUIDO EL SIGLO I, Y YA EL ESPÍRITU DEL ANTICRISTO ESTABA ACTUANDO CON SUS PLANTEAMIENTOS GNÓSTICOS; NO SÓLO ESO, SINO QUE TAMBIÉN SE HABÍAN INTRODUCIDO ENCUBIERTTAMENTE PARA TRASTORNAR LA FE DE MUCHOS A NIVEL ECLESIAL, Y ESO PERSISTE HASTA HOY. LOS CRISIANOS DEBEMOS ESTAR ALERTAS.

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