miércoles, 16 de octubre de 2019

LA DEIDAD NO TOLERA EL ODIO INFRATERNO, CONSIDERÁNDOLO ABOMINABLE ANTE SUS OJOS, Y JUZGÁNDOLO CON LA MAYOR DUREZA. NO DEBEMOS GUARDAR RENCOR.

LIMA - PERÚ    JUEVES 08 DE AGOSTO  DEL 2019    MENSAJE # 3229

ABDÍAS 1-4.

"Visión de Abdías. Yahweh ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Yahweh, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantémonos contra este pueblo en batalla. He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera. La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Yahweh".



=== El profeta Abdías tuvo una visión tan singular del corazón de los descendientes de Edom que puede dejar pasmado al observador por el enconamiento de su alma, y por cómo el orgullo puede llevar hasta el clímax el odio infraterno, siendo como una zarza que arde y no se consume, alimentándose del rencor sin dar tregua a su fuero interno. Cada latido de este corazón impregnado de odio traía a su memoria la historia de lo que Esaú, su progenitor, considerara el robo de su herencia (omitiendo referir su menosprecio por la misma, y alguna disculpa por su debilidad de aquella ocasión de infausta recordación, lentejas más, lentejas menos), asumiendo toda su descendencia el ver a Jacob como un refinado engañador, como un aprovechado en un trance de debilidad, despertando en toda la posteridad edomita un deseo por vengar este agravio, aguardando por su oportunidad, como lo hace una víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo, y hace caer hacia atrás al jinete (Gn.49:17). El rencor que se guarda en los corazones heridos, suele horadar las conciencias, hasta formarse un cáncer interior que lleva a la metástasis, y devora las vidas de quienes le dieran lugar destruyéndolos por ese sentir diabólico, como se vería después, desapareciendo la posteridad de Esaú de un modo irreversible.




=== Mientras Edom asumiera en su interior este odio irreconciliable, y rechazara al Señor por 'no juzgar abiertamente esta injusticia'; el ego fue creciendo como un tumor maligno, enquistándose en los corazones edomitas, repudiando al Dios verdadero, y a cualquier ícono o ídolo que pretendiera reemplazarlo; llenándose ellos mismos hasta endiosar perversamente su autoimagen, saturándose de aquella forma de vida que respira por su herida, que forja una imagen mayestática que los retrata de cuerpo entero, como individuos y como una nación compacta que se agranda como las sombras cuando el sol declina. Cuando Dios refiere a través de Malaquías que a Jacob amó, y a Esaú aborreció; no fue que él los creara así arbitrariamente, sino que ellos tomaron su decisión sobre lo que habrían de ser; rechazando a Dios, o abrazándolo como tal y adorándolo con fidelidad. Y todos, en algún momento, vamos a hacer lo mismo, dependiendo de ello la forja de nuestro sino  Es el deseo de mi corazón que ninguno de mis lectores guarde rencor alguno en su corazón, y motive al mismo en pos de una relación divino-humana que lo bendiga hoy, y posteriormente también.



=== Fue este odio lo que trajo la coalición de naciones contra Edom, pues su necio sentir los hizo enemigos de Dios y de su propósito, algo que, al igual que su padre, no supieron ver, cegados por la ira y el rencor que los absorbiera y encapsulara en su retorcido pensar, su ígneo sentir, y su equivocado celo por obtener vindicación, y afrentar a Israel como la nación escogida, y mofarse de Dios y sus consignas por las edades. Dios les hace ver su real condición (v.2), procediendo a abatir sus egos con gran humillación, declarando que SU SOBERBIA LOS HABÍA ENGAÑADO, y que sus estrategias y escondrijos (supuestamente inexpugnables), no iban a protegerlos del juicio divino. Cuando la soberbia llega a su cenit, surge la fanfarronería arguyendo: ¿quién me derribará a tierra? Hay que abatir a estos Ícaros disfrazados de Apolo, diluyendo la cera de sus alas postizas con la sólida realidad del divino fluir, el mismo que los haría descender en caída libre hasta hacerse pedazos en las rocas con las que se estrellaran. Si quieres los motivos de este juicio, te recomiendo leer los versos del 10 al 14 de este único capítulo. 



EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   08/08/2019   MENSAJE # 3229.

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