LIMA - PERÚ MARTES 06 DE AGOSTO DEL 2019 MENSAJE # 3227
AMÓS 2:4-5.
"Así ha dicho Yahweh: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Yahweh, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres. Prenderé, por tanto, fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén".
=== Al introducir el profeta Amós su carga profética, y revelarla entre los miembros de Israel y Judá, todos estuvieron muy atentos, pues lo que el pastor de Tecoa anunciaba eran los irrevocables juicios de Dios contra las naciones circunvecinas, es decir, no había en sus anuncios judiciales ninguna advertencia o admonición que procurara el arrepentimiento de las tales; sino una sumaria declaración sobre lo que Dios decretara en última instancia contra cada una de ellas, dando una sentencia final que no admitía apelación alguna, y que sellaba el destino de cada una de ellas debido a su perversión. La expresión que se usa aquí: "Por tres pecados de ... y por el cuarto"; es un hebraísmo que indica una final conclusión, un veredicto irreversible y conclusivo que se ejecutará sumariamente sobre cada una de las naciones mencionadas. Cuando Dios declara estas cosas, no hay vuelta de hoja, ninguna opción para cambiar los sinos o las circunstancias. Las oportunidades dadas para el arrepentimiento, habían sido desechadas una y otra vez; descartando las mismas, y permaneciendo en sus maldades, hasta que el juicio divino encontró la vía libre para su oportuna ejecución, aplicando la justicia que la rebelión pedía a gritos, sufriendo las consecuencias hasta el extremo. Rechazada la bondad de la piedad divinal, sólo queda la justicia aplicativa, apabullando toda rebeldía conforme a la divina equidad.
=== El Señor especifica, a través de Amós, los delitos que compusieran la consumación de la maldad en cada una de las naciones que serían castigadas inexorablemente. El modo en el que la Deidad observa y juzga el pecado, lleva el sello de su singularidad. Al tornarse específico en sus acusaciones es porque quiere instruirnos acerca de su justicia, de lo que él es y ama, de aquello que abomina, y que no debiera verse en las vidas de los que él ha bendecido. Plantea además la dura ingratitud de quienes habiendo recibido su favor, luego lo olvidan y se degeneran con una gama de deslealtades que lo afrentan y lo deshonran, desdiciendo su antigua relación con el Dios de la gloria, desviándose en pos de los ídolos, e identificándose con ellos en principios y prácticas, mostrándose hasta qué punto son a partir de entonces sus adversarios, y su afán de perpetuarse en esa condición, autoproclamándose enemigos de Dios y de su bendita palabra, según la luz que el Padre les impartiera. La humanidad no es ajena al Creador-Redentor, y es responsable ante él. De allí las demandas del tal, las cuales no son palabras vacías, y que revelan el panorama relacional subsistente entre Yahweh y su creación.
=== Aquellos que más luz revelacional hubieran recibido de la Deidad, tienen mayor responsabilidad ante él. Es por eso que cuando se refiere aquí a Judá, la capital del reino del sur, el Señor LA HACE CONSCIENTE DEL POR QUÉ DE SU CASTIGO INDEFECTIBLE; y SU DESPRECIO POR LA PALABRA (esto también se aplica a quienes después de haber recibido su gracia asumen su relación divino-humana como inexistente, o nula de toda nulidad, pecando abiertamente contra las santas instrucciones que componían su vida comunicacional y pactual); y por el abandonar sus ordenanzas (la obediencia implícita a la que fueran ellos llamados); y seguir las premisas de su auto engaño ancestral, los hundió en las ciénagas de la ceguera y perdición que los constituyera en una nación pérfida que clamara por el juicio divino, el cual les llegaría en la forma de una total desolación, haciendo que el fuego devorara todo su lujo y suntuosidad, en la forma de un infierno literal que consumió lo mejor de su gloria terrenal. Así ha de consumir el Padre toda soberbia y vanidad de los que están llenos de sí mismos, y desechan su gran bondad; grupo infame entre el que mis amados lectores no se encuentran.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 06/08/2019 MENSAJE # 3227
"Así ha dicho Yahweh: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Yahweh, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres. Prenderé, por tanto, fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén".
=== Al introducir el profeta Amós su carga profética, y revelarla entre los miembros de Israel y Judá, todos estuvieron muy atentos, pues lo que el pastor de Tecoa anunciaba eran los irrevocables juicios de Dios contra las naciones circunvecinas, es decir, no había en sus anuncios judiciales ninguna advertencia o admonición que procurara el arrepentimiento de las tales; sino una sumaria declaración sobre lo que Dios decretara en última instancia contra cada una de ellas, dando una sentencia final que no admitía apelación alguna, y que sellaba el destino de cada una de ellas debido a su perversión. La expresión que se usa aquí: "Por tres pecados de ... y por el cuarto"; es un hebraísmo que indica una final conclusión, un veredicto irreversible y conclusivo que se ejecutará sumariamente sobre cada una de las naciones mencionadas. Cuando Dios declara estas cosas, no hay vuelta de hoja, ninguna opción para cambiar los sinos o las circunstancias. Las oportunidades dadas para el arrepentimiento, habían sido desechadas una y otra vez; descartando las mismas, y permaneciendo en sus maldades, hasta que el juicio divino encontró la vía libre para su oportuna ejecución, aplicando la justicia que la rebelión pedía a gritos, sufriendo las consecuencias hasta el extremo. Rechazada la bondad de la piedad divinal, sólo queda la justicia aplicativa, apabullando toda rebeldía conforme a la divina equidad.
=== El Señor especifica, a través de Amós, los delitos que compusieran la consumación de la maldad en cada una de las naciones que serían castigadas inexorablemente. El modo en el que la Deidad observa y juzga el pecado, lleva el sello de su singularidad. Al tornarse específico en sus acusaciones es porque quiere instruirnos acerca de su justicia, de lo que él es y ama, de aquello que abomina, y que no debiera verse en las vidas de los que él ha bendecido. Plantea además la dura ingratitud de quienes habiendo recibido su favor, luego lo olvidan y se degeneran con una gama de deslealtades que lo afrentan y lo deshonran, desdiciendo su antigua relación con el Dios de la gloria, desviándose en pos de los ídolos, e identificándose con ellos en principios y prácticas, mostrándose hasta qué punto son a partir de entonces sus adversarios, y su afán de perpetuarse en esa condición, autoproclamándose enemigos de Dios y de su bendita palabra, según la luz que el Padre les impartiera. La humanidad no es ajena al Creador-Redentor, y es responsable ante él. De allí las demandas del tal, las cuales no son palabras vacías, y que revelan el panorama relacional subsistente entre Yahweh y su creación.
=== Aquellos que más luz revelacional hubieran recibido de la Deidad, tienen mayor responsabilidad ante él. Es por eso que cuando se refiere aquí a Judá, la capital del reino del sur, el Señor LA HACE CONSCIENTE DEL POR QUÉ DE SU CASTIGO INDEFECTIBLE; y SU DESPRECIO POR LA PALABRA (esto también se aplica a quienes después de haber recibido su gracia asumen su relación divino-humana como inexistente, o nula de toda nulidad, pecando abiertamente contra las santas instrucciones que componían su vida comunicacional y pactual); y por el abandonar sus ordenanzas (la obediencia implícita a la que fueran ellos llamados); y seguir las premisas de su auto engaño ancestral, los hundió en las ciénagas de la ceguera y perdición que los constituyera en una nación pérfida que clamara por el juicio divino, el cual les llegaría en la forma de una total desolación, haciendo que el fuego devorara todo su lujo y suntuosidad, en la forma de un infierno literal que consumió lo mejor de su gloria terrenal. Así ha de consumir el Padre toda soberbia y vanidad de los que están llenos de sí mismos, y desechan su gran bondad; grupo infame entre el que mis amados lectores no se encuentran.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 06/08/2019 MENSAJE # 3227
SI SOMOS CONSCIENTES DE LA IMPORTANCIA DE NUESTRA RELACIÓN CON LA DEIDAD, HEMOS DE MANTENERNOS EN LÍNEA CON LAS DIRECTIVAS QUE HACEN LA MISMA UN VALOR ETERNAL. PERMANEZCAMOS EN SUS MANDATOS, Y EXPERIMENTAREMOS SU BENDICIÓN DE FORMA ININTERRUMPIDA.
ResponderEliminarGloria a Dios, bendiciones Pastor Efrain.
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