miércoles, 5 de octubre de 2016

LA SENCILLEZ JUANINA NOS DEJA SIN PALABRAS. PARA ÉL, TODO ES SIMPLE, CIRCUNSCRIBIENDO NUESTRO PLANO RELACIONAL AL HACER JUSTICIA Y AL AMAR A NUESTROS HERMANOS EN CRISTO, COMO LA MAYOR EVIDENCIA DE NUESTRA UNIÓN Y FUSIÓN CON EL SEÑOR EN EL PLANO EXPERIMENTAL Y TESTIMONIAL.

LIMA - PERÚ   MIÉRCOLES 05 DE OCTUBRE DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE PRIMERA DE JUAN

Primera de Juan 4:14-21.

"Y nosotros hemos visto y testificado que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano".

*** Introducción.- Ya la prioridad del amor fraternal nos ha sido compartida reiterativamente. El desamor implica el desconocimiento de la Deidad. El amor se manifestó por el envío del Hjo de Dios al mundo, para que vivamos por él (Ro.5:10). El amor de Dios nos halló, y de su esencia nos llenó, y vimos cómo Jesús perecía por nosotros, lavándonos de nuestros pecados, propiciando su gracia a nuestro favor. La calidad de amor recibido, es el que debemos compartir fraternalmente. Si esto pasa, otros podrán darse cuenta de la naturaleza de aquel que nos habita. La necesidad de que el amor de Dios se perfeccione (llegue a ser total y cabal en nosotros). La presencia del paracleto en nosotros, activándose en, con y sobre nosotros, es la prueba de nuestra permanencia en él.

*** (1Jn.4:14) La fidelidad apostólica para testimoniar que Jesús es el Hijo de Dios, enviado  por el Padre para salvar a la humanidad, es el sello peculiarísimo que hace de nosotros lo que somos hoy: gente salva e hijos de Dios por la fe en el Salvador.

*** (1Jn.4:15) La expresión todo aquel (clásica de Juan para la fiel comprobación que la gracia se extendió a todos, la acepten o no) que confiese (esto es, que exprese oralmente su filiación con Dios, y que después ande en los preceptos y mandatos que el Señor nos enseñara como estilo de vida de cuño divinal); es símbolo de permanencia y vigencia de la fusión con el Señor en calidad de familia de Dios.

*** (1Jn.4:16) Juan nos señala dos aspectos de nuestra filiación con el Señor: El haberlo conocido (viéndolo como el amor manifestado de una manera antropomórfica, revelando así al Padre), y el haber creído en el amor que Dios nos profesa, vale decir, que él tiene para con nosotros. Juan nos revela la esencia del corazón divino, de su forma de ser, de su cualidad por excelencia; que Dios es amor, y que cuando tenemos su amor por perímetro relacional cabal y perfecto, se torna vivencial nuestra permanencia con él. Aunque eventualmente perdamos la comunión con él por alguna desobediencia o algún pecado; si nos arrepentimos y nos volvemos a él, su amor nos responde abriéndose una vez más a la comunión, que es donde debemos mantenernos.

*** (1Jn.4:17) Cuando el amor de Dios es perfeccionado (hecho cabal, llegar al nivel, cubrir el estándar, llenar nuestras personas con un estilo de vida que corresponda a lo recibido con una conducta agradable) en nosotros, el juicio no nos da miedo ni nos inquieta; y la confianza más absoluta ocupa su lugar, presentándonos ante él sin culpa ni condenación, asumiendo nuestra justicia como un valor inalterable; y si me preguntas por qué: "PUES COMO ÉL ES, ASÍ SOMOS NOSOTROS EN ESTE MUNDO". Dudo mucho que halla un eco, o un reflejo luminar más perfecto que el hecho de que hayamos sido hechos semejantes a él (Ro.8:29) ¡Aleluya!

*** (1Jn.4:18) El temor, es una sustancia que se disuelve con el amor, erradicándolo de nuestros corazones por la virtud operativa de la obediencia amorosa al mandato de nuestro Señor y Dios, cuya disciplina e instrucción nos permite manejar nuestra conducta dentro de sus términos que no son para nada gravosos. El vivir bajo el temor, es ser auspiciados por la culpa, y el restarle valor a la sangre de Cristo, lo cual lleva a la recurrencia de "la pérdida de la salvación", como la espada de Damocles que llena de incertidumbre al creyente, y le da una puerta de acceso al enemigo trayendo constantes luchas, dudas y deserciones... ¡Cuidado con eso! Volvamos a la clara consciencia de la JUSTICIA PERDURABLE que nos fuera adjudicada, y del hecho de mantenernos en el Espíritu por las alas de la gran águila: El hacer justicia, y el amor fraternal. Cuando el amor es perfeccionado en estas áreas específicas, el reptílico temor no puede alcanzarnos.

*** (1Jn.4:19) El amor perfeccionado es el que vuelve a Dios con las alas que él le proporciona: el hacer justicia, y el amor fraternal; pudiendo remontarnos a su esfera, sintiéndonos cómodos en las alturas en las que él mora, y en las que somos enviados a vivir. Las alas del Ícaro, hechas de cera derretible, se disuelven ante el Sol de Justicia en cuyas alas hay Salvación, que son las que nos permitirán volar al encuentro con él diariamente. Si te pones las alas de la compañía Acme que se pone el coyote, con sus dos alas debidamente pintadas por él mismo: JUSTICIA-PROPIA; no dudes que tu elevación se tornará en barrena, y se estrellará contra la dura tierra, que ya recibiera a otros soberbios que lo intentaron como tú. Déjate querer por la Deidad, y recibe a Cristo en tu corazón, y permite que el Santo Espíritu divino te lleve a las alturas donde Dios Padre te aguarda. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.






*** (1Jn.4:20) Aquellos discapacitados alares, que intentan volar con un ala, inventando la otra con su onírica capacidad, no conocerán las alturas de la gloria Paterna. ¿Por qué crees que el Señor nos dio la ley en dos tablas, y no en una sola? Porque el amor real es vertical y horizontal; pues ama a Dios y ama a sus hermanos con un sentimiento semejante dado por Dios. Y él nos refiere que ambas cosas equivalen a toda la ley. Juan sintetiza en una forma idéntica su enseñanza, ¿lo has notado? Si el contacto diario con las personas que ves no han llegado a desarrollar en ti una medida de afecto para con ellos, o eres totalmente antisocial, debes saber que llevas mucha amargura en el alma, producto de tu fluir secular; y Dios quiere darte lo que en él abunda, y que cambiará tu destino. Si lo crees, puede ser tuyo, haciendo de ti una nueva creación.

*** (1Jn.4:21) Y Juan recalca que siendo creyentes neotestamentarios tenemos este mandamiento: Si amamos a Dios, hemos de amar a la familia de Dios fraternalmente, que es lo que el mismo Jesús condensara al decir: "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mt.22:40). A buen entendedor, pocas palabras.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  05/10/2016.

1 comentario:

  1. HEMOS DE ACOMODARNOS A LOS PRINCIPIOS ESCRITURALES QUE NOS INDICAN EL PLANO DE ACEPTACIÓN EN EL QUE HEMOS DE MOVERNOS PARA PERMANECER EN EL AMOR DEL SEÑOR, Y EN LA MÁS PUNTUAL OBEDIENCIA DE SUS MANDATOS PARA SER ACEPTOS EN EL AMADO.

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