LIMA - PERÚ JUEVES 13 DE ABRIL DEL 2017 MENSAJE # 1690
PRIMERA DE TIMOTEO 2:1-3. (Versión Rein-Valera contemporánea).
"Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador".
=== Aunque con anterioridad he tocado este punto, siento la carga de añadir algunos aspectos que pueden servir a los hijos de Dios de este tiempo, para que entiendan la gracia, el poder, y la autoridad de la que hemos sido premunidos por el Padre; siendo responsables ante él por el manejo que hagamos de los mismos; o por la negligencia en caso de no utilizarlos para el cubrimiento de su propósito. El apóstol cataloga este párrafo como una exhortación (es decir una inducción oral, racional o una rogativa para hacer o dejar de hacer algo), solicitándonos cuatro cosas: 1) Rogativas; 2) Oraciones; 3) Peticiones; 4) Acciones de gracias; siendo todas ellas formas de contacto con la Deidad para establecer una realidad célico-pedestre que debe cumplirse al expresar el acuerdo divino-humano (entre Dios y sus escogidos que obedecen a su voz directiva, y su perspectiva, la que compone su beneplácito).
=== La primera: Rogativas; indica el cómo hemos de implorar el divino favor para que nos veamos siendo auxiliados por Dios por cosas que no componen un merecimiento por parte del que efectúa el ruego, o de un tercero, sea este hermano en la fe o inconverso. Aunque nos parezca increíble, nuestras rogativas pueden inclinar el corazón de Dios, haciéndolo propicio hacia nosotros o hacia alguien específico, manifestando su gracia en un acto de singular misericordia.
La segunda: Oraciones; ello implica nuestro contacto con el Señor para objetivos previamente acordados con él, conteniendo las mismas un adecuado sentido de filiación al reconocer su Paternidad; nuestro voluntario deseo de santificar su nombre con lo que pedimos y haremos; el deseo de que el reino se manifieste; y que su voluntad sea hecha emulando en la tierra lo que en el cielo se ejecuta; el recibir nuestra diaria provisión; una clara manifestación de fraternidad y confraternidad; el estar exentos de culpas y alejarnos de los riesgos carnales, glorificando el nombre de nuestro Dios por siempre y para siempre. Todo ello compone la estructura de la oración que se hace en el nombre de Jesús.
La tercera: Peticiones; aquí Pablo se refiere a aquellas asignaciones que Dios en su gracia nos ha concedido, las cuales han de llegar a nosotros en tiempos específicos, y para fines específicos también. Las peticiones cubren necesidades y realizan objetivos según la bondad divinal, no tienen que ver nada con los caprichos o las veleidades.
La cuarta: Acciones de gracias. Nunca la actitud de un oferente o de un orante debe pasar a la pasividad inmediata, antes, él ha de manifestar su fe haciendo las cosas que demuestran que el tal da por hecho que ha sido oído por su Creador-Redentor, y presenta su homenaje al Padre en la forma de sacrificios, ofrendas, actitudes, presentes o dádivas al Padre, en señal de su fe y su certeza de que el Señor hará lo pertinente para que él se vea bendecido, para que reciba su petición, o para que confirme que ya ha sido bendecido por la Deidad.
=== ¿Todo esto es para algunos elegidos, o para una élite en medio del mundo? No, esto es algo que debe hacerse para que la humanidad toda pueda recibir una lluvia de bendiciones, y el Padre perciba la viabilidad que sus santos le forjan para las tratativas oportunas con cada individuo sobre la faz de la tierra. Aquellos que ostentan el poder, y que están en lugares de autoridad deben estar en nuestras agendas de oración, recordando la frase que nos revelara el texto de Hebreos 7:6-7... Believe or not! Nuestra tranquilidad vivencial y existencial será el resultado de nuestro ministerio de oración, viviendo en piedad y honestidad, sabiendo que el agrado divinal nos confirmará su aprobación.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 13/04/2017 MENSAJE # 1690.
"Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador".
=== Aunque con anterioridad he tocado este punto, siento la carga de añadir algunos aspectos que pueden servir a los hijos de Dios de este tiempo, para que entiendan la gracia, el poder, y la autoridad de la que hemos sido premunidos por el Padre; siendo responsables ante él por el manejo que hagamos de los mismos; o por la negligencia en caso de no utilizarlos para el cubrimiento de su propósito. El apóstol cataloga este párrafo como una exhortación (es decir una inducción oral, racional o una rogativa para hacer o dejar de hacer algo), solicitándonos cuatro cosas: 1) Rogativas; 2) Oraciones; 3) Peticiones; 4) Acciones de gracias; siendo todas ellas formas de contacto con la Deidad para establecer una realidad célico-pedestre que debe cumplirse al expresar el acuerdo divino-humano (entre Dios y sus escogidos que obedecen a su voz directiva, y su perspectiva, la que compone su beneplácito).
=== La primera: Rogativas; indica el cómo hemos de implorar el divino favor para que nos veamos siendo auxiliados por Dios por cosas que no componen un merecimiento por parte del que efectúa el ruego, o de un tercero, sea este hermano en la fe o inconverso. Aunque nos parezca increíble, nuestras rogativas pueden inclinar el corazón de Dios, haciéndolo propicio hacia nosotros o hacia alguien específico, manifestando su gracia en un acto de singular misericordia.
La segunda: Oraciones; ello implica nuestro contacto con el Señor para objetivos previamente acordados con él, conteniendo las mismas un adecuado sentido de filiación al reconocer su Paternidad; nuestro voluntario deseo de santificar su nombre con lo que pedimos y haremos; el deseo de que el reino se manifieste; y que su voluntad sea hecha emulando en la tierra lo que en el cielo se ejecuta; el recibir nuestra diaria provisión; una clara manifestación de fraternidad y confraternidad; el estar exentos de culpas y alejarnos de los riesgos carnales, glorificando el nombre de nuestro Dios por siempre y para siempre. Todo ello compone la estructura de la oración que se hace en el nombre de Jesús.
La tercera: Peticiones; aquí Pablo se refiere a aquellas asignaciones que Dios en su gracia nos ha concedido, las cuales han de llegar a nosotros en tiempos específicos, y para fines específicos también. Las peticiones cubren necesidades y realizan objetivos según la bondad divinal, no tienen que ver nada con los caprichos o las veleidades.
La cuarta: Acciones de gracias. Nunca la actitud de un oferente o de un orante debe pasar a la pasividad inmediata, antes, él ha de manifestar su fe haciendo las cosas que demuestran que el tal da por hecho que ha sido oído por su Creador-Redentor, y presenta su homenaje al Padre en la forma de sacrificios, ofrendas, actitudes, presentes o dádivas al Padre, en señal de su fe y su certeza de que el Señor hará lo pertinente para que él se vea bendecido, para que reciba su petición, o para que confirme que ya ha sido bendecido por la Deidad.
=== ¿Todo esto es para algunos elegidos, o para una élite en medio del mundo? No, esto es algo que debe hacerse para que la humanidad toda pueda recibir una lluvia de bendiciones, y el Padre perciba la viabilidad que sus santos le forjan para las tratativas oportunas con cada individuo sobre la faz de la tierra. Aquellos que ostentan el poder, y que están en lugares de autoridad deben estar en nuestras agendas de oración, recordando la frase que nos revelara el texto de Hebreos 7:6-7... Believe or not! Nuestra tranquilidad vivencial y existencial será el resultado de nuestro ministerio de oración, viviendo en piedad y honestidad, sabiendo que el agrado divinal nos confirmará su aprobación.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 13/04/2017 MENSAJE # 1690.
SI EL PUEBLO DE DIOS SUPIERA CUÁNTO PODER HAY EN SUS ORACIONES, ROGATIVAS, SÚPLICAS Y PETICIONES; HABRÍA MENOS ESPACIO PARA LAS QUEJAS Y LOS LAMENTOS, Y MUCHO MÁS TIEMPO DE UN DISFRUTE REAL EN UN PLANO FRATERNO QUE AGRADA A DIOS. ATENCIÓN A ESTA PORCIÓN DE LAS ESCRITURAS.
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