domingo, 22 de diciembre de 2019

EL APÓSTOL PABLO NOS INTEGRA A UNA REALIDAD ESPIRITUAL TRASCENDENTE, PONIENDO EN NUESTROS CORAZONES LA SEGURIDAD Y CERTEZA DE NUESTRA ESPERANZA POR CAUSA DE LA ELECCIÓN.

LIMA - PERÚ   LUNES 16 DE SETIEMBRE DEL 2019    MENSAJE # 3268

EFESIOS 1:3-6

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en Cristo nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. En él, Dios nos escogió antes de la fundación del mundo, para que en su presencia seamos santos e impolutos. Por amor, nos predestinó para que por medio de Jesucristo fuéramos adoptados como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la cual nos hizo aceptos en el Amado".

=== Pablo, el apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, saludó y bendijo a los fieles que componían la congregación efesina, proponiendo el manto de la gracia y la paz para cada uno de sus integrantes. Así como Elías tenía un manto que era capaz de abrir el Jordán para que él pasara; así fluía el manto apostólico sobre las iglesias que ellos fundaran. No había en ello nada de romántico o retórico, era una gracia que Dios le concediera al apostólico fluir (Mt.10:12-13), como una realidad inherente a su labor ministerial. No era mera cortesía, estaba cargada de poder, de gracia y de bondad, que transferían todo ello, y llenaban el lugar donde llegaban, trascendiendo en una forma nítida para quienes quisieran recibirla. La cortesía y las formas de una carta convencional, no implican ese sentir en una forma auténtica, siendo una forma sin un fondo específico, aunque suene amable y refinado. Al introducirnos en la celeste esfera, él menciona la Paternidad de Yahweh, implicando que tocará el plano de la filiación (nuestra condición de hijos, la cual nos concede una herencia que debe ser percibida por cada creyente en su experiencia personal); introduciéndonos también al orden divinal que nos habla de nuestra adoración en un sentido dual; vale decir, reconociendo a Yahweh como Dios, y el honor que le corresponde; y también nuestra asignación como hijos, viviendo bajo el señorío de Cristo, donde los dones, ministerios y operaciones, son aprovechables al máximo. Las bendiciones espirituales fluyen natural y sobrenaturalmente cuando nuestra identificación con él es serenamente entendida; y las señales y milagros se dan con gloriosa liberalidad.

=== Cuando vemos repetidamente la expresión: "EN ÉL", indica un total plano de identificación con la celeste esfera: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. VENGA TU REINO. HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO" (Mt.6:9-10). Nótese cómo aquí se juntan esos aspectos: La Paternidad divina; el plano Celestial, la necesidad de Santificar el Nombre de la Deidad; la rogativa y la petición para que el Reino se torne realidad; y que la Voluntad divinal sea hecha aquí abajo como se hace allá arriba. Es ese eco el que transforma en realidad la unión célico-pedestre, descubriendo en nuestra experiencia ver cómo el cielo se replica sin dejar nuestra humanidad, sin trances ni hipnosis; sin humanas concentraciones; sin méritos carnales; y entendemos lo que es la fusión del cielo y de la tierra del modo más sencillo; sin magias ni encantamientos; logrando que las obras certifiquen y corroboren nuestras palabras y nuestra doctrina: "Si no hago las OBRAS  de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, crean a las OBRAS aunque no me  crean a mí, para que sepan y crean que mi Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre" (Jn.10:37-38). Y de esta aclaración básica y fundamental, referida por el mismísimo Señor Jesucristo, el apóstol da un vigoroso salto hacia LA ELECCIÓN, aduciendo que la obra divina estaba concluida desde antes que empezara toda la historia de la humanidad (la fundación del mundo como un orden cósmico que sería realizado y forjado a su sazón a lo largo de las edades), llevándonos de la mano hasta él en la suficiencia de una obra santificante que daría como resultado  muchos hijos en la gloria  (He.2:10-13).

=== La santidad, y la absoluta purificación o limpidez, serían el resultado del obrar del Paracleto. ¡Menuda tarea que el Padre le asignara al Espíritu Santo! De allí su larga estadía con nosotros durante todo el tiempo de nuestra peregrinación, estableciendo las cosas en nosotros permanentemente. La adopción no es más que el reconocimiento de que hemos llegado a la madurez, y que tenemos el derecho a la herencia. Aquella esperanza de gloria que en nosotros está, hará una obra perfecta; y en ello habremos de pensar y ocuparnos, sintiendo el gozo sublime de la aceptación del Padre, de regocijarnos con la celeste proclama por ser todos aprobados y bendecidos en el Amado.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA    16/09/2019   MENSAJE # 3268

1 comentario:

  1. CUANDO LOS APÓSTOLES TRATAN LOS VALORES ABSOLUTOS SON ALTAMENTE EXPEDITIVOS, SUMAMENTE CONCRETOS Y EXACTOS, Y PABLO NOS CONDUCE DE LA MANO A LA GLORIA.

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