LIMA - PERÚ SÁBADO 14 DE SETIEMBRE DEL 2019 MENSAJE # 3266
GÁLATAS 1:1-5. (VERSIÓN REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA)
"Yo, Pablo, apóstol (y no de los hombres, ni por medio de los hombres, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), y todos los hermanos que están conmigo, deseamos a las iglesias de Galacia que tengan gracia y paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre; a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén".
=== Esta preciosa epístola nos muestra a un Pablo decidido y lleno de empuje para señalar su llamamiento apostólico como una realidad fehaciente, que no requiriera de "padrinos, o de humanas asistencias" que corroboraran su posición en su calidad de enviado divino. Testigos somos de cuántos supuestos apóstoles hay el día de hoy, que pretenden autoridades y hegemonías, y reclamos de dádivas y reconocimientos que Dios no estableció para estos sujetos sui géneris, quienes nunca entendieron su llamado en calidad de siervos de los demás, para lo cual fueran aparejados por la Deidad (2Co.4:5). Véase cómo en cada salutación los apóstoles anteponían su posición de siervos o esclavos antes que sus títulos, algo que nunca hacen los modestos seudo apóstoles del siglo XXI. Pablo conoció el rechazo ministerial, viéndose vilipendiado en más de una ocasión, a pesar de que el mismísimo Señor Jesús se le había aparecido camino a Damasco, para darle un encargo muy singular (como se aprecia en Hechos 9), algo que la Deidad Paterna certificara a lo largo de su accionar apostólico, vía el poder de su Hijo resurrecto. Esa era la clase de vida que el apostolado de entonces transmitiera (Ro-5:10; Gá.2:20).
=== El apóstol refiere que habían otras personas con él (no se refiere a ellos como coautores, sino como a gente bendecida o ministros itinerantes que escuchaban lo que él le dictaba al amanuense. probablemente), haciendo eco de la bendición paulina para los hermanos gálatas. Y el clásico saludo a las congregaciones era el desearles la gracia o la bondad divina; y la paz, que era el resultado efectivo de esa bendición en la vida de quienes la recibieran. El Padre es el Dador de la Gracia, y Jesús, es esa Gracia, llenando a los regiamente bendecidos, hasta inundarlos totalmente de la vida divinal. La gracia se desbordó por el sacrificio vicario de Jesús allá en la cruz del Calvario, y ello fue para limpiarnos de nuestros pecados, introduciéndonos en una esfera que ya no tendría relación con la vida contaminada y tóxica del presente siglo mediante la cual el diablo ejerciera su dominio sobre la humanidad irredenta. Y sería en esta renovada condición que podríamos ejecutar la voluntad soberana de la Deidad. La santidad, como posición, marca el inicio de una realidad regia que habrá de consolidarse; como decisión, avala la dedicación individual de los buscadores de la gloria divinal; y como definición, señala nuestra vocación y llamamiento a la excelencia que compone nuestra herencia.
=== La vida hueca y sin sentido, nos hace ver que el cristianismo nominal no asume su plano salvífico como un hecho real, sino como una posibilidad que puede o no darse en algún momento. Para el creyente real y genuino, equivale a un perfeccionamiento gradual, semejante al de un escultor que cuida los detalles más ínfimos porque quiere y busca agradar a Dios según sus términos. No es legalista ni religioso; pero sí sumamente detalloso, entendiendo la puntual perspectiva del perfeccionamiento. Si el objetivo es alcanzar la gloria, cada paso debe estar regiamente calculado. Dios no se agradará de la mediocridad, ni de las excusas tales como: "Lo hice lo mejor que pude"; "Lo intenté". El Espíritu Santo no sabe hacer errores, siendo magnífico en sus ejecuciones. ¡No te contentes con menos!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 14/09/2019 MENSAJE # 3266.
"Yo, Pablo, apóstol (y no de los hombres, ni por medio de los hombres, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), y todos los hermanos que están conmigo, deseamos a las iglesias de Galacia que tengan gracia y paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre; a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén".
=== Esta preciosa epístola nos muestra a un Pablo decidido y lleno de empuje para señalar su llamamiento apostólico como una realidad fehaciente, que no requiriera de "padrinos, o de humanas asistencias" que corroboraran su posición en su calidad de enviado divino. Testigos somos de cuántos supuestos apóstoles hay el día de hoy, que pretenden autoridades y hegemonías, y reclamos de dádivas y reconocimientos que Dios no estableció para estos sujetos sui géneris, quienes nunca entendieron su llamado en calidad de siervos de los demás, para lo cual fueran aparejados por la Deidad (2Co.4:5). Véase cómo en cada salutación los apóstoles anteponían su posición de siervos o esclavos antes que sus títulos, algo que nunca hacen los modestos seudo apóstoles del siglo XXI. Pablo conoció el rechazo ministerial, viéndose vilipendiado en más de una ocasión, a pesar de que el mismísimo Señor Jesús se le había aparecido camino a Damasco, para darle un encargo muy singular (como se aprecia en Hechos 9), algo que la Deidad Paterna certificara a lo largo de su accionar apostólico, vía el poder de su Hijo resurrecto. Esa era la clase de vida que el apostolado de entonces transmitiera (Ro-5:10; Gá.2:20).
=== El apóstol refiere que habían otras personas con él (no se refiere a ellos como coautores, sino como a gente bendecida o ministros itinerantes que escuchaban lo que él le dictaba al amanuense. probablemente), haciendo eco de la bendición paulina para los hermanos gálatas. Y el clásico saludo a las congregaciones era el desearles la gracia o la bondad divina; y la paz, que era el resultado efectivo de esa bendición en la vida de quienes la recibieran. El Padre es el Dador de la Gracia, y Jesús, es esa Gracia, llenando a los regiamente bendecidos, hasta inundarlos totalmente de la vida divinal. La gracia se desbordó por el sacrificio vicario de Jesús allá en la cruz del Calvario, y ello fue para limpiarnos de nuestros pecados, introduciéndonos en una esfera que ya no tendría relación con la vida contaminada y tóxica del presente siglo mediante la cual el diablo ejerciera su dominio sobre la humanidad irredenta. Y sería en esta renovada condición que podríamos ejecutar la voluntad soberana de la Deidad. La santidad, como posición, marca el inicio de una realidad regia que habrá de consolidarse; como decisión, avala la dedicación individual de los buscadores de la gloria divinal; y como definición, señala nuestra vocación y llamamiento a la excelencia que compone nuestra herencia.
=== La vida hueca y sin sentido, nos hace ver que el cristianismo nominal no asume su plano salvífico como un hecho real, sino como una posibilidad que puede o no darse en algún momento. Para el creyente real y genuino, equivale a un perfeccionamiento gradual, semejante al de un escultor que cuida los detalles más ínfimos porque quiere y busca agradar a Dios según sus términos. No es legalista ni religioso; pero sí sumamente detalloso, entendiendo la puntual perspectiva del perfeccionamiento. Si el objetivo es alcanzar la gloria, cada paso debe estar regiamente calculado. Dios no se agradará de la mediocridad, ni de las excusas tales como: "Lo hice lo mejor que pude"; "Lo intenté". El Espíritu Santo no sabe hacer errores, siendo magnífico en sus ejecuciones. ¡No te contentes con menos!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 14/09/2019 MENSAJE # 3266.
DIOS NO ESPERA RESULTADOS POSITIVOS O REGULARES, PUES ÉL HA INVERTIDO EN NOSOTROS SU TODO, Y SU DESEO ES CORONAR CON ÉXITO SU BENDITO FLUIR POR LAS EDADES, PARA CUBRIR SU VOLUNTAD SOBERANA ESTABLECIENDO EL REINO.
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