LIMA - PERÚ VIERNES 30 DE AGOSTO DEL 2019 MENSAJE # 3251
LEVÍTICO 26:1-9, 12.
"No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni levantarás estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Yahweh vuestro Dios. Guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Yahweh. Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos y el árbol del campo dará su fruto. Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en la tierra. Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante, y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país, y perseguiréis a vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros. Cinco de vosotros perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a espada delante de vosotros. Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros ... Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo".
=== Esta porción es un tesoro maravilloso que siempre disfruto leer para edificarme y llenarme de esperanza en mi panorama relacional con la Deidad. Es Yahweh amonestando a Israel para que obedezca a su palabra y cumpla sus mandamientos, recordándoles el primer mandamiento en cuanto a la unicidad de la adoración; algo que a los idólatras les resulta muy difícil de obedecer y cumplir por su pasado pagano, y por el deleite que experimentan de seguir los designios de su carne, y el colocar en sus dioses sus atractivos y sus defectos; identificándose con ellos en un sentido amplio y desproporcionado para vivir en un criterio neoerista y sincretista que los haga sentirse bien consigo mismos, compartiendo la realidad de la vigencia del Dios vivo con sus concepciones mitológicas; tan abundantes en otras culturas y las naciones circunvecinas. Hay, pues, un imperativo divinal por abandonar de raíz todas esas prácticas abominables, definiéndose en espíritu y verdad por darle a Yahweh la adoración y la preeminencia, dentro del territorio de su posesión, y dentro de nuestro ser integral y tripartito. Nótese que el Señor hace referencia a la fabricación de estos íconos como algo que entraría a competir con él sin que a los tales les asista ningún derecho, usurpando las funciones y las continuas bendiciones que llegaran a formar parte del divino aprovisionamiento para su pueblo.
A los viejos ídolos se sumarían otros nuevos según la imaginación o las preferencias del pueblo elegido en sus devaneos. La solemne advertencia no estaba fuera de razón.
=== La demanda divina por la unicidad en la adoración tocaría después en el día en que este correspondiera, haciendo de los días de reposo una señal de identificación, así como la elección del santuario para realizarlo en honor de quien se debía (v.2). Y luego el Señor se refiere al andar de su pueblo (refiriéndose a su estilo de vida compuesta de decretos o leyes para ser cumplidas; los mandamientos, que implicaban la forma correcta y específica en dicho andar, habiendo de obrar en ello con el agrado correspondiente, lo cual aseguraría el sustento de sus escogidos, y la productividad de sus campos, básicos para una economía agrícola que dependiera de su particular relación con la Deidad que los bendecía, indicando sus compromisos y su ligadura con el Dios vivo de un modo esencial y úníco (v.3). Y luego, Yahweh hace notar su divino favor, ligándolo a las tres cosechas claves que sustentaran a la nación hebrea: la del trigo, del vino y de la oliva, las cuales se vieran clasificadas con tiempos de celebración y contacto con la Deidad en fiestas de una semana de celebración por la provisión, el gozo y la unción que disfrutaran sus elegidos (v.4). Y luego, la bendita paz, que hiciera de todo ello un disfrute que tuviera en un sueño reparador y profundo su más clara manifestación; desapareciendo el temor de posibles invasiones y guerras, y de la tan temida inseguridad que sumerge a los pueblos en una inquietud que no parece terminar (v.5).
=== Luego el Señor pone en los corazones de sus siervos la certeza de la victoria en la forma más insólita (pero divinamente cierta) en que la diferencia numérica no fuera un impedimento para alcanzar la victoria y el triunfo, siendo la presencia divina la que produjera el desbande en las filas enemigas (Éx.14:25); porque Dios les dispensara su favor a volverse a ellos (vs.7-9). La sustentación divina operaría a la sazón del tal, de modo que el hambre y la precariedad no se vería entre ellos. El amor divino sería un estándar, y su presencia con ellos sería inalterable, mostrándoles su amor y su piedad siempre. Y así surgiría el panorama relacional divino-humano que haría de la nación hebraica una clara manifestación de la fusión célico-pedestre, traducida en una dignidad tangible que haría que Israel se irguiera gozosamente en su unión con la Deidad (vs.10-13).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 30/08/2019 MENSAJE # 3251.
"No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni levantarás estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Yahweh vuestro Dios. Guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Yahweh. Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos y el árbol del campo dará su fruto. Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en la tierra. Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante, y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país, y perseguiréis a vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros. Cinco de vosotros perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a espada delante de vosotros. Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros ... Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo".
=== Esta porción es un tesoro maravilloso que siempre disfruto leer para edificarme y llenarme de esperanza en mi panorama relacional con la Deidad. Es Yahweh amonestando a Israel para que obedezca a su palabra y cumpla sus mandamientos, recordándoles el primer mandamiento en cuanto a la unicidad de la adoración; algo que a los idólatras les resulta muy difícil de obedecer y cumplir por su pasado pagano, y por el deleite que experimentan de seguir los designios de su carne, y el colocar en sus dioses sus atractivos y sus defectos; identificándose con ellos en un sentido amplio y desproporcionado para vivir en un criterio neoerista y sincretista que los haga sentirse bien consigo mismos, compartiendo la realidad de la vigencia del Dios vivo con sus concepciones mitológicas; tan abundantes en otras culturas y las naciones circunvecinas. Hay, pues, un imperativo divinal por abandonar de raíz todas esas prácticas abominables, definiéndose en espíritu y verdad por darle a Yahweh la adoración y la preeminencia, dentro del territorio de su posesión, y dentro de nuestro ser integral y tripartito. Nótese que el Señor hace referencia a la fabricación de estos íconos como algo que entraría a competir con él sin que a los tales les asista ningún derecho, usurpando las funciones y las continuas bendiciones que llegaran a formar parte del divino aprovisionamiento para su pueblo.
A los viejos ídolos se sumarían otros nuevos según la imaginación o las preferencias del pueblo elegido en sus devaneos. La solemne advertencia no estaba fuera de razón.
=== La demanda divina por la unicidad en la adoración tocaría después en el día en que este correspondiera, haciendo de los días de reposo una señal de identificación, así como la elección del santuario para realizarlo en honor de quien se debía (v.2). Y luego el Señor se refiere al andar de su pueblo (refiriéndose a su estilo de vida compuesta de decretos o leyes para ser cumplidas; los mandamientos, que implicaban la forma correcta y específica en dicho andar, habiendo de obrar en ello con el agrado correspondiente, lo cual aseguraría el sustento de sus escogidos, y la productividad de sus campos, básicos para una economía agrícola que dependiera de su particular relación con la Deidad que los bendecía, indicando sus compromisos y su ligadura con el Dios vivo de un modo esencial y úníco (v.3). Y luego, Yahweh hace notar su divino favor, ligándolo a las tres cosechas claves que sustentaran a la nación hebrea: la del trigo, del vino y de la oliva, las cuales se vieran clasificadas con tiempos de celebración y contacto con la Deidad en fiestas de una semana de celebración por la provisión, el gozo y la unción que disfrutaran sus elegidos (v.4). Y luego, la bendita paz, que hiciera de todo ello un disfrute que tuviera en un sueño reparador y profundo su más clara manifestación; desapareciendo el temor de posibles invasiones y guerras, y de la tan temida inseguridad que sumerge a los pueblos en una inquietud que no parece terminar (v.5).
=== Luego el Señor pone en los corazones de sus siervos la certeza de la victoria en la forma más insólita (pero divinamente cierta) en que la diferencia numérica no fuera un impedimento para alcanzar la victoria y el triunfo, siendo la presencia divina la que produjera el desbande en las filas enemigas (Éx.14:25); porque Dios les dispensara su favor a volverse a ellos (vs.7-9). La sustentación divina operaría a la sazón del tal, de modo que el hambre y la precariedad no se vería entre ellos. El amor divino sería un estándar, y su presencia con ellos sería inalterable, mostrándoles su amor y su piedad siempre. Y así surgiría el panorama relacional divino-humano que haría de la nación hebraica una clara manifestación de la fusión célico-pedestre, traducida en una dignidad tangible que haría que Israel se irguiera gozosamente en su unión con la Deidad (vs.10-13).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 30/08/2019 MENSAJE # 3251.
LA FELICIDAD DE LA FUSIÓN DIVINO-HUMANA SE HACE TANGIBLE POR CADA UNO DE LOS DETALLES QUE MOISÉS ESTABLECE COMO LAS REALIDADES EN LAS QUE EL PUEBLO DE DIOS DEBE VIVIR. LA OBEDIENCIA, EQUIVALE A BENDICIÓN, PROVISIÓN, PROTECCIÓN Y UNA PERFECTA Y GLORIOSA RELACIÓN CON LA DEIDAD.
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