martes, 3 de diciembre de 2019

PARA DIOS, LA SANTIDAD Y LA PURIFICACIÓN SON BÁSICAS EN CUANTO A LA COMUNIÓN. DIOS NO ELIMINA A LOS PREVARICADORES, SINO QUE LOS CONMINA A BUSCAR LA RESTITUCIÓN MEDIANTE LA RESTAURACIÓN, LA CUAL ÉL PROPICIA A SU SAZÓN.

LIMA - PERÚ    DOMINGO 01 DE SETIEMBRE DEL 2019    MENSAJE # 3253

NÚMEROS 5:1-4.

"Yahweh habló a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel que saquen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto. Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito. Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento como Yahweh lo dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel".

=== Uno de los factores que más daño ha hecho al pueblo de Dios es la contaminación, la misma que no es perceptible al ojo humano, no se siente, no duele, no incomoda, no molesta, ni parece tener importancia alguna; hasta que desde dentro de nosotros aparecen ciertos síntomas que nos llevan a la consciencia de que algo no está funcionando bien. El diablo tiene como recursos particulares la paciencia y la persistencia. Él conoce los corazones y las mentalidades de los que no mantienen la comunión con la Deidad como parte básica e importante de su panorama relacional, haciéndose vulnerables a los ataques con cosas menudas, pequeñas, y aparentemente inocuas; las cuales pueden paulatinamente copar alguna o todas las áreas no defendidas de nuestra existencia, abandonando la prudencia del uso constante de la armadura de Dios; en especial del yelmo y la coraza de justicia; el escudo de la fe. y la oración persistente; el calzado del apresto de la paz, y la espada del Espíritu, habiendo caído en la más mortecina y destructiva pasividad, hallando tiznada nuestra cobertura al llegar a casa, teniendo que proceder a la limpieza exterior, y a la purificación interior; hasta llegar a la aceptación y al agrado divino.

=== El mundo tiene sus atracciones, hasta que un conjunto de síntomas afloran, y nos hacen conscientes de nuestras falencias: La lepra ( que es la exteriorización de una interna pudrición que llegó inadvertidamente a correr junto con nuestra sangre, hasta envenenarlo todo, para luego ver como somos desmembrados al haber perdido nuestra sensibilidad, no sintiendo el fuego que nos consume, intoxicando todo a nuestro alrededor). El pecado, es la lepra que todo lo contagia hasta contaminar a los demás, debiendo ser excluidos de la comunión con quienes mantienen la fe y el testimonio incólume; siendo el Padre quien tiene que diagnosticar la separación como la medida más oportuna, y la erradicación de la comunidad hasta que lo que causa el mal desaparezca (Pr.28:13). Las enfermedades venéreas o de transmisión sexual (flujo de semen en  nuestra versión Reina Valera del 60), también eran catalogadas como motivos para una separación de la comunión campamentaria, fuera ésta por falta de higiene o promiscuidad sexual, o prácticas prohibidas por la Deidad. Y también el haber tocado un cuerpo muerto (en los modos referidos por la ley), hacían al contaminado algo execrable para Dios y sus elegidos.

=== Lo que para otros pudiera parecer algo exagerado o ridículo; para Dios resultaba intolerable en el ámbito en que él coexistía con sus escogidos, el cual les fuera impartido para sustentar su relación célico-pedestre en términos armónicos con la divina aprobación. Podemos notar que las cosas fueron diferentes y aceptables cuando el pueblo obedeció al orden establecido, tornando todo a la perfecta comunión que Dios aprobara. La obediencia al orden instituido, hace que se recobre la perfecta relación o vínculo con la Deidad. Los separados no eran aniquilados; sino amonestados a buscar en el arrepentimiento la misericordia del Señor; de modo que cuando se arreglara ese asunto, y se deshicieran de la contaminación, pudieran ser restaurados a la armonía con el resto del pueblo de Dios.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA    01/09/2019   MENSAJE # 3253.

1 comentario:

  1. LA PUREZA Y LA LIMPIEZA ERAN UNA ORDEN INVARIABLE PARA EL SUSTENTO DE LA COMUNIÓN CON LA DEIDAD, Y PARA QUE LA UNIDAD CON YAHWEH SE MANTUVIERA INCÓLUME ININTERRUMPIDAMENTE.

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