viernes, 16 de agosto de 2019

AQUEL DESCENDIMIENTO DESPUÉS DEL SERMÓN DEL MONTE, ENCONTRÓ EN AQUEL LEPROSO QUE ROGARA POR LA PIEDAD DIVINAL, UNA CONFIRMACIÓN DE TODO LO QUE JESÚS ENSEÑARA EN LO ALTO DE AQUEL PARAJE. ASÍ NOS AMA ÉL.

LIMA - PERÚ   MIÉRCOLES 10 DE JULIO DEL 2019   MENSAJE # 3200

MATEO 8:1-4.

"Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés; para testimonio a ellos".



=== El glorioso sermón del monte había concluido, y aquellos que habían sido instruidos con el plano constitutivo del reino de Dios, descendían con él, volviendo a sus hogares, sintiendo la carga de poner por obra cada principio señalado por el Verbo divino, de modo que se hiciera efectiva aquella demanda interior que buscara la ideal realización de todo lo oído y entendido. Y de pronto, el pecado y el dominio satánico en su más infame forma, bloqueó el paso del Mesías con la figura de un leproso que no debería estar en aquella zona sin proclamar su presencia advirtiendo a todos de su mortal plaga del modo consabido; y haciendo gala de una increíble audacia e impertinencia, detuvo a Jesús con una solicitud en la forma de una súplica que rogara por la atención del Señor para limpiar su desdichado ser. Aunque había en él un velo dubitativo sobre si sería atendido o no; dada su condición, todo daba lo mismo. La gente que rodeara al Señor se sobrecogió, alejándose prudentemente, pero manteniéndose a la expectativa sobre el accionar del Señor frente al tremendo desafío. ¿Era esto una burla del destino, una confrontación del reino demoníaco, un producto del azar que ponía a prueba al Salvador ...? ¿Sería el enemigo pechando al Mesias? Independientemente de cómo lo miremos o juzguemos, hemos de dejar que Jesús nos conduzca al respecto, y estemos muy atentos a todo su obrar. El leproso, ajeno al sentir o preocupación de los presentes, hizo de la presencia de Jesús y de su necesidad, su universo particular; y postrándose en adoración, y en un acto público de humildad, imploró a Jesús su favor, suplicándole que lo sanara, si esa era su voluntad. Él, estaba seguro que Jesús podía sanarlo definitivamente; lo que no sabía es si esa era su voluntad; de allí su interrogante. ¿Cuántos nos hemos acercado al Señor en un mar de dudas, ignorando sus palabras de gracia; ya fuera porque nos sintíéramos indignos, o porque pensáramos que Dios era tan caprichoso como las falsas deidades paganas, siendo aparentemente conmiserativas en ocasiones, y en otras, supuestamente desdeñosas? 



=== Jesús vino ministrando el reino de los cielos como algo que se había acercado, amonestándonos a creer en el evangelio de las buenas nuevas y de la buena voluntad de Dios para con los hombres, revelando por el arrepentimiento su disposición para recibir la divina dádiva, disfrutando del acceso al reino. El leproso se acercó al Señor tímidamente; más consciente de sus deficiencias y perversiones pasadas, que de las actualizaciones regias; las mismas que a través de la gracia que Jesús representara y dispensara estaban dispuestas para quien las pidiera. Todo lo que faltaba era la solicitud correspondiente, y el personaje de nuestro párrafo la hizo, e iba a obtener un glorioso resultado ante todos aquellos testigos, que observaran a Jesús extender su mano hacia el inmundo muerto viviente, que casi no podía creer que una mano limpia lo tocara, y que los divinos labios le refirieran que SÍ QUERÍAN, Y QUE LO LIMPIABAN, quedando limpio a partir de ese instante. La súbita exclamación de la gente, al observar ese milagro, se hizo una con el asombro de aquel que ahora viera su piel tan limpia y tersa como la de un niño; admirándose de la gracia que sobre él se derramara gratuita y maravillosamente.



=== Pero Jesús aún no había concluido. y le pidió al limpiado que hiciera lo que la ley demandaba, llevando la ofrenda correspondiente al sacerdote para hacerles saber que él era uno de aquellos que Dios había bendecido con su gracia, y que ahora disfrutara de la bondad divina porque Dios es bueno, y su misericordia es para siempre. La ley, no se sentía ofendida, ni vengada; sino satisfecha y vindicada. La muerte y la condenación se fueron con las manos vacías, y sin derecho a reclamo alguno. Y la ley y los profetas le tiraron la puerta en la cara a los leguleyos, que protestaran al no ver sus acusaciones prosperar en este juzgado supremo: "Pero ahora, APARTE DE LA LEY, SE HA MANIFESTADO LA JUSTICIA DE DIOS, TESTIFICADA POR LA LEY Y LOS PROFETAS; La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él" (Ro.3:21-22). Y fue así que esta ordalía tuvo un ganador múltiple: Dios Padre, Dios Hijo, el leproso limpiado, todos los testigos que vieron este milagro; y nosotros, que ahora sabemos el valor de la gracia impartida; algo en lo que debemos vivir, movernos y ser ¡Aleluya!



EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA    10/07/2019    MENSAJE # 3200.

1 comentario:

  1. ESTE ENCUENTRO ENTRE EL SEÑOR Y EL LEPROSO EN EL BORDE DEL MONTE DONDE SE DIERA EL SERMÓN, NOS PONE EN ANTECEDENTES SOBRE LA BUENA VOLUNTAD DE DIOS PARA CON NOSOTROS.

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