LIMA - PERÚ VIERNES 28 DE JUNIO DEL 2019 MENSAJE # 3188
PRIMERA DE REYES 8:44-49, 51-52,
"Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a Yahweh con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre, tú oirás desde los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia. Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca, y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren y oraren a ti en la tierra donde los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad; y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y a la casa que yo he dedicado a tu nombre, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia ... porque ellos son tu pueblo y tu heredad, la cual tú sacaste de Egipto de en medio del horno de hierro. Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual te invocaren...".
=== El extenso capítulo 8 de Primera de Reyes, en lo que fuera la dedicación del templo, el sabio rey Salomón ruega al Padre para que la relación con él se mantenga al más alto nivel, habiendo de solicitar su misericordia para con cada proceder negativo o deficitario por parte de cada individuo o de cada falla colectiva, para que al reanudarse la relación célico-pedestre, todo fluya de manera convergente hacia la ejecución de la perfecta y soberana voluntad divina, produciendo la armonía ideal en pensamientos, palabras y hechos, tornando al agrado divinal. Veamos el párrafo que estamos considerando. El rey intentará ponerse en antecedentes para enunciar todas las posibles falencias o errores en los que el pueblo elegido podría incurrir (tanto personal como colectivamente) en su relación bicampamentaria (del cielo y de la tierra), y que la comunión pueda ser restaurada hasta la plena restitución, de modo que la Deidad y sus elegidos puedan actuar de consuno, conservando la idealidad y la identidad, haciendo que cada batalla se constituya en una victoria y un triunfo.
=== Al mencionar los aspectos relacionados con el belicismo (clásico de la época en la que la nación israelita le tocara vivir; y aunque en los tiempos de Salomón se gozara de paz como una prerrogativa divina; nadie podía ser tan ingenuo como para no aparejarse para la guerra, habiendo de hacer las previsiones del caso), el rey entendía que la nación israelita necesitaría de una perfecta relación con la Deidad para alcanzar sucesivas victorias. Aquí no descartamos el valor, el arrojo y las virtudes propias de las huestes hebraicas, y de sus héroes; pero entendemos que el salir victoriosos era más la singular obra divina, que las capacidades particulares del ejército israelita. De modo análogo, nuestra batalla espiritual es ganada siempre por nuestra confianza en las virtudes divinas, y en su gracia para con nosotros por causa de nuestra relación pactual. Es, pues, nuestra fe en él, y en su fidelidad a su palabra y su compromiso, la que nos lleva a correr a la línea de batalla para enfrentar los gigantes o titanes que el enemigo envía contra nosotros; esperando que no despertemos jamás a nuestra realidad espiritual. La muerte de Goliat, el gigante filisteo que retara a Israel durante cuarenta días, hizo que el pánico cundiera entre las filas de los devotos de Dagón, invirtiéndose la polaridad que despertara a los hebreos para perseguirlos y masacrarlos hasta sus fronteras, después de ver al mozalbete aquel que llevara en su mano izquierda la cabeza del gigante, y en la otra, la espada con la que lo decapitara, antes de su propiedad.
=== Nótese, por favor, que cuando el joven hijo de Isaí hace mención de su pacto con la Deidad, él está volteando figurativamente hacia la casa en la que Dios habita, en aquella ubicación que se constituye en el vértice ideal que le hará ver al enemigo de dónde proviene la luz gloriosa que acompaña la anticipada confesión del dulce cantor de Israel, declarando que las aves del cielo comerían los cuerpos muertos de sus enemigos, y que todos llegarían a entender que Yahweh estaba con su pueblo, y que solamente él era Dios. Vuelve en ti, creyente, y al hacerlo, devuélvele a tu ser integral el valor del que Dios te ha premunido. El gigante filisteo, muerto y decapitado por un adolescente hebreo, hizo que el miedo y el temor agarrotante que paralizara al ejército hebreo, le devolviera la consciencia de quiénes eran; y los escudos y las espadas entonaron el cántico de victoria con su entrechocar que anunciara el réquiem para las huestes filisteas, desafiándolos para que los enfrenten en aquella batalla que dirimiría superioridades, poniendo el nombre de Yahweh en alto una vez más. Ver las espaldas del enemigo, los hacía conscientes de cómo el terror se había apoderado de ellos, porque el vértice de su poder, el coloso geteo, yacía muerto en el campo de batalla. La oración davídica no sanó como un lamento, un quejido lastimero, o un sollozo; pero sí como un desafío al enemigo, el cual lo hizo huir. El enemigo no espera que te defiendas; sino que te derritas de temor; pero cuando lo resistes, lo verás huir. Apunta en la correcta dirección, y mira tu esperanza gloriosa, y no las dimensiones de la montaña que te hace oposición. Si los muros altos son, se derrumbarán; si los gigantes fuertes son, se desplomarán. Entra a Canaán, posee tus posesiones, que yo voy adelante, dice Dios.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 28/06/2019 MENSAJE # 3188
"Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a Yahweh con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre, tú oirás desde los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia. Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca, y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren y oraren a ti en la tierra donde los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad; y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y a la casa que yo he dedicado a tu nombre, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia ... porque ellos son tu pueblo y tu heredad, la cual tú sacaste de Egipto de en medio del horno de hierro. Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual te invocaren...".
=== El extenso capítulo 8 de Primera de Reyes, en lo que fuera la dedicación del templo, el sabio rey Salomón ruega al Padre para que la relación con él se mantenga al más alto nivel, habiendo de solicitar su misericordia para con cada proceder negativo o deficitario por parte de cada individuo o de cada falla colectiva, para que al reanudarse la relación célico-pedestre, todo fluya de manera convergente hacia la ejecución de la perfecta y soberana voluntad divina, produciendo la armonía ideal en pensamientos, palabras y hechos, tornando al agrado divinal. Veamos el párrafo que estamos considerando. El rey intentará ponerse en antecedentes para enunciar todas las posibles falencias o errores en los que el pueblo elegido podría incurrir (tanto personal como colectivamente) en su relación bicampamentaria (del cielo y de la tierra), y que la comunión pueda ser restaurada hasta la plena restitución, de modo que la Deidad y sus elegidos puedan actuar de consuno, conservando la idealidad y la identidad, haciendo que cada batalla se constituya en una victoria y un triunfo.
=== Al mencionar los aspectos relacionados con el belicismo (clásico de la época en la que la nación israelita le tocara vivir; y aunque en los tiempos de Salomón se gozara de paz como una prerrogativa divina; nadie podía ser tan ingenuo como para no aparejarse para la guerra, habiendo de hacer las previsiones del caso), el rey entendía que la nación israelita necesitaría de una perfecta relación con la Deidad para alcanzar sucesivas victorias. Aquí no descartamos el valor, el arrojo y las virtudes propias de las huestes hebraicas, y de sus héroes; pero entendemos que el salir victoriosos era más la singular obra divina, que las capacidades particulares del ejército israelita. De modo análogo, nuestra batalla espiritual es ganada siempre por nuestra confianza en las virtudes divinas, y en su gracia para con nosotros por causa de nuestra relación pactual. Es, pues, nuestra fe en él, y en su fidelidad a su palabra y su compromiso, la que nos lleva a correr a la línea de batalla para enfrentar los gigantes o titanes que el enemigo envía contra nosotros; esperando que no despertemos jamás a nuestra realidad espiritual. La muerte de Goliat, el gigante filisteo que retara a Israel durante cuarenta días, hizo que el pánico cundiera entre las filas de los devotos de Dagón, invirtiéndose la polaridad que despertara a los hebreos para perseguirlos y masacrarlos hasta sus fronteras, después de ver al mozalbete aquel que llevara en su mano izquierda la cabeza del gigante, y en la otra, la espada con la que lo decapitara, antes de su propiedad.
=== Nótese, por favor, que cuando el joven hijo de Isaí hace mención de su pacto con la Deidad, él está volteando figurativamente hacia la casa en la que Dios habita, en aquella ubicación que se constituye en el vértice ideal que le hará ver al enemigo de dónde proviene la luz gloriosa que acompaña la anticipada confesión del dulce cantor de Israel, declarando que las aves del cielo comerían los cuerpos muertos de sus enemigos, y que todos llegarían a entender que Yahweh estaba con su pueblo, y que solamente él era Dios. Vuelve en ti, creyente, y al hacerlo, devuélvele a tu ser integral el valor del que Dios te ha premunido. El gigante filisteo, muerto y decapitado por un adolescente hebreo, hizo que el miedo y el temor agarrotante que paralizara al ejército hebreo, le devolviera la consciencia de quiénes eran; y los escudos y las espadas entonaron el cántico de victoria con su entrechocar que anunciara el réquiem para las huestes filisteas, desafiándolos para que los enfrenten en aquella batalla que dirimiría superioridades, poniendo el nombre de Yahweh en alto una vez más. Ver las espaldas del enemigo, los hacía conscientes de cómo el terror se había apoderado de ellos, porque el vértice de su poder, el coloso geteo, yacía muerto en el campo de batalla. La oración davídica no sanó como un lamento, un quejido lastimero, o un sollozo; pero sí como un desafío al enemigo, el cual lo hizo huir. El enemigo no espera que te defiendas; sino que te derritas de temor; pero cuando lo resistes, lo verás huir. Apunta en la correcta dirección, y mira tu esperanza gloriosa, y no las dimensiones de la montaña que te hace oposición. Si los muros altos son, se derrumbarán; si los gigantes fuertes son, se desplomarán. Entra a Canaán, posee tus posesiones, que yo voy adelante, dice Dios.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 28/06/2019 MENSAJE # 3188
LA GLORIOSA DEDICACIÓN DEL TEMPLO, Y LOS ACUERDOS QUE SE HICIERAN CON DIOS RESPECTO AL PLANO DE LA COMUNIÓN CON ÉL, NOS SON PRECISADOS AQUÍ PARA QUE TODO FUNCIONE SEGÚN LO ACORDADO, Y SE OBTENGAN RESULTADOS A SU SAZÓN.
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