martes, 21 de mayo de 2019

LA SABIDURÍA PUEDE ESTAR ESCONDIDA EN PERSONAJES ANÓNIMOS QUE SERÁN USADOS POR DIOS EN ETAPAS CRÍTICAS Y TRÁGICAS. VALOREMOS EL SABIO CONSEJO QUE DIOS INSPIRA EN EL MÁS HUMILDE DE SUS SIERVOS.

LIMA - PERÚ   JUEVES 02 DE MAYO DEL 2019   MENSAJE # 3131

ECLESIASTÉS 9:13-18.

"También vi esta sabiduría debajo del sol la cual me parece grande; una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes; y se halla en ella un hombre pobre; sabio, el cual libra la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre. Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras. Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios. Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien". 


=== Hemos de considerar que Salomón está haciendo una acuciosa observació
n de los hechos, mostrándonos todos los detalles de los que está revestida la sabiduría, la cual no siempre es evidente para la gente que mora en la intrascendencia, y que asume la vida como el correr de los días, semanas, meses y años, sin que ello signifique nada especial, considerando todo como algo natural, común, continuo, de lo que no hay que preocuparse. El  cerrado círculo del indiferente se limita a las cosas esenciales, diarias y típicas; hasta que algo sorpresivo los consterna, asusta y anonada; no sabiendo qué hacer ante semejante contingencia, mirándose unos a otros con gran perplejidad, esperando que a alguien se le ocurra algo, que se le encienda el foquito, que les haga saber cómo afrontar la crisis que a todos amenaza; y que se ve como un anticipado final de sus absurdas y anodinas existencias. Aquella gente, exenta de ideas y estrategias para enfrentar un ejército enemigo armado hasta los dientes, que ya había dispuesto la conquista de la indefensa ciudad hurgaba entre sus insignes ciudadanos para contar con un capitán y dirigente que le dijera qué hacer frente a aquella situación; hasta que un zapatero remendón (uso esto como un ejemplo de pobreza que no descartara la probabilidad de luchar por su existencia), y que comienza a darles ideas sobre la defensa y la confrontación, de modo que se alcanzara la victoria sobre sus atacantes, quienes fueran sorprendidos por las ingeniosas respuestas bélicas, los trucos y celadas, que me hicieran recordar a los Robinson luchando contra los piratas ... y ganándoles.



=== Y así fue que Don Anónimo, ese Don Nadie (habemos un montón de personas sin nombre, ni prestigio, ni reputación, que luchamos diariamente contra gigantes, y seguimos vivos), como aquel mozalbete que siendo pastor de un pequeño rebaño de ovejas se daba maña para matar osos y leones que querían devorar su ganado en las altas montañas; y que su heroísmo en mil batallas era desconocido para los demás. Y cuando Salomón hace rimar sabiduría con pobreza y olvido o anonimato; no deja de ser para muchos algo insólito e inaudito. El agudo observador (Salomón) saca sus conclusiones, haciéndonos ver que la SABIDURÍA ES MEJOR QUE LA FUERZA, y eso, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y sus palabras carezcan de importancia o vigencia después de haber ganado la batalla con su aguda estrategia. Y aquí es donde Salomón nos comparte su apreciación prsonal en la forma d euna moraleja, proverbio, adagio o sentencia: "Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios. Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien". ¿Quién es ese pecador y destructor? El pueblo que desecha el consejo divino, y que ignora a los siervos ungidos por su condición aparente.


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA     02/05/2019   MENSAJE # 3131.

1 comentario:

  1. SABE LA DEIDAD CONSERVAR EN SECRETO AQUELLOS VALORES ESPIRITUALES QUE HABRÁN DE SURGIR EN MOMENTOS PRECISOS, ELEGIDOS POR ÉL, PARA MOSTRAR SU AUTORIDAD Y PODER SOBRE TODA FUERZA OPOSITORA. ¡CONFIEMOS EN ÉL Y EN SU PROVIDENCIA!

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