LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 20 DE MARZO DEL 2019 MENSAJE # 3088
MALAQUÍAS 1:1-2, 6-7.
"Profecía de la palabra de Yahweh contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Yahweh; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Yahweh. Y amé a Jacob... Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? ... Y dijisteis: En qué te hemos deshonrado? ...".
=== Esta profecía postrera nos permite ver la condición de la nación hebraica tras haber sido restaurada a su territorio, y haber sido bendecida por la Deidad hasta hacer surgir a la nación israelita a una nueva relación con su Señor y Dios. Tras haberse consolidado la nacion, y haberse zanjado todo aquello que impidiera el éxito de los que retornaran del cautiverio, y haber hecho un relanzamiento de la nueva economía hebraica, el pueblo de Dios había entrado en una nueva crisis. Si bien el esfuerzo de Nehemías había logrado consolidar a Israel dentro de los cánones divinamente instituidos, las cosas volvieron a deteriorarse. Así, la corrupción sacerdotal, las crisis matrimoniales (casándose con mujeres extranjeras y extrañas al pacto de fidelidad, divorciándose de sus esposas legales), y el robo sistemático de los diezmos y ofrendas, y la forma profana de ofrecerle a Dios lo dañado, afrentando su majestad; prevalecían onerosamente; y cuando el profeta Malaquías les hace ver sus graves faltas ante el Señor, la nación se defiende de las acusaciones de que es objeto, pretendiendo inocencia, y preguntando grosera y profanamente a la Deidad en su representante, exigiéndole a Dios ser más específico en sus demandas, y mostrándose renuentes al arrepentimiento (algo en lo cual no pesaran para nada).
=== Al referirles Dios que los amaba, nuestro idioma español lo fija en el pasado, como algo que podría haber caducado o dejado de ser. En el hebreo, más rico en tiempos verbales se habla de una continuidad sin pausa: Os amé, os amo, os seguiré amando. El amor de Dios no se altera con las circunstancias; no se parece al nuestro, que baila al son que le tocan, o al ánimo siempre cambiante de nuestro sentido de los veleidosos afectos, que vienen y van, que afloran y se amortecen, y que duran lo que dura una flor, sintiendo que hoy y mañana son adverbios de tiempo, despertando con la aurora matinal, y muriendo con el ocaso, y así hasta nuevo aviso. Mas el amor de Dios no tiene el desamor, el agravio, el olvido o la indiferencia, como elementos ideales en los cuales pueda fluir. La sensibilidad de nuestro Dios es inversamente proporcional al panorama veleidoso de las almas inconstantes, y es por eso que invierte tanto en nuestro recobro, alentándonos al arrepentimiento, e invitándonos a la reconciliación que restituya la bendita comunión, hasta devolvernos el gozo de la unidad binaria célico-pedestre que nos constituyera en la familia de Dios. La indignación de los engañados por los corazones endurecidos a causa del pecado, les hace dar una contestación tan desagradable, que constituye una afrenta al Dios vivo, pretendiendo que la quiebra moral y romántica de la relación debería permanecer así, para la felicidad de los contrayentes separados ¡Absurdo!
=== La misma elección divina, escogiendo a Jacob en lugar de a Esaú, el primogénito era más que suficiente para entender el amor de la Deidad. Mientras que Esaú, en un momento determinado y trágico, rechazó la primogenitura (divina asignación que lo hacía parte de los hombres del Memorial: Abraham. Isaac ... Esaú), reveló lo que había en su corazón, despreciando su relación célico-pedestre, y su participación en el panorama redentivo que cubría su propósito; Jacob anhelaba el tal, obteniéndolo de su hermano mayor por un plato de lentejas, y su juramento. El amor divino precedió a este acto, eligiendo a un hombre conforme a su corazón. La naturaleza despectiva de una orgullosa nación que tuviera en poco a Dios y a su amor derramado por ellos, se mantenía erguida, insolente, irreverente, profana y necia; y el Señor seguía inquiriendo el por qué de sus desaires, de su naturaleza sacrílega, profana, codiciosa, indiferente, cansina del divino accionar, perversión moral, robo, y de blasfemia contra su santo nombre. El Señor hubo de pasar por encima de estas montañas de rechazo, repudio y obcecación. ¿Lo encontraría? ¡Sí! En el remanente del remanente, los cuales hablan entre sí, pensando en su Nombre, y aparejando sus corazones conservándolos fieles en medio de la crisis nacional. ¿Estamos allí?
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 20/03/2019 MENSAJE # 3088.
"Profecía de la palabra de Yahweh contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Yahweh; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Yahweh. Y amé a Jacob... Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? ... Y dijisteis: En qué te hemos deshonrado? ...".
=== Esta profecía postrera nos permite ver la condición de la nación hebraica tras haber sido restaurada a su territorio, y haber sido bendecida por la Deidad hasta hacer surgir a la nación israelita a una nueva relación con su Señor y Dios. Tras haberse consolidado la nacion, y haberse zanjado todo aquello que impidiera el éxito de los que retornaran del cautiverio, y haber hecho un relanzamiento de la nueva economía hebraica, el pueblo de Dios había entrado en una nueva crisis. Si bien el esfuerzo de Nehemías había logrado consolidar a Israel dentro de los cánones divinamente instituidos, las cosas volvieron a deteriorarse. Así, la corrupción sacerdotal, las crisis matrimoniales (casándose con mujeres extranjeras y extrañas al pacto de fidelidad, divorciándose de sus esposas legales), y el robo sistemático de los diezmos y ofrendas, y la forma profana de ofrecerle a Dios lo dañado, afrentando su majestad; prevalecían onerosamente; y cuando el profeta Malaquías les hace ver sus graves faltas ante el Señor, la nación se defiende de las acusaciones de que es objeto, pretendiendo inocencia, y preguntando grosera y profanamente a la Deidad en su representante, exigiéndole a Dios ser más específico en sus demandas, y mostrándose renuentes al arrepentimiento (algo en lo cual no pesaran para nada).
=== Al referirles Dios que los amaba, nuestro idioma español lo fija en el pasado, como algo que podría haber caducado o dejado de ser. En el hebreo, más rico en tiempos verbales se habla de una continuidad sin pausa: Os amé, os amo, os seguiré amando. El amor de Dios no se altera con las circunstancias; no se parece al nuestro, que baila al son que le tocan, o al ánimo siempre cambiante de nuestro sentido de los veleidosos afectos, que vienen y van, que afloran y se amortecen, y que duran lo que dura una flor, sintiendo que hoy y mañana son adverbios de tiempo, despertando con la aurora matinal, y muriendo con el ocaso, y así hasta nuevo aviso. Mas el amor de Dios no tiene el desamor, el agravio, el olvido o la indiferencia, como elementos ideales en los cuales pueda fluir. La sensibilidad de nuestro Dios es inversamente proporcional al panorama veleidoso de las almas inconstantes, y es por eso que invierte tanto en nuestro recobro, alentándonos al arrepentimiento, e invitándonos a la reconciliación que restituya la bendita comunión, hasta devolvernos el gozo de la unidad binaria célico-pedestre que nos constituyera en la familia de Dios. La indignación de los engañados por los corazones endurecidos a causa del pecado, les hace dar una contestación tan desagradable, que constituye una afrenta al Dios vivo, pretendiendo que la quiebra moral y romántica de la relación debería permanecer así, para la felicidad de los contrayentes separados ¡Absurdo!
=== La misma elección divina, escogiendo a Jacob en lugar de a Esaú, el primogénito era más que suficiente para entender el amor de la Deidad. Mientras que Esaú, en un momento determinado y trágico, rechazó la primogenitura (divina asignación que lo hacía parte de los hombres del Memorial: Abraham. Isaac ... Esaú), reveló lo que había en su corazón, despreciando su relación célico-pedestre, y su participación en el panorama redentivo que cubría su propósito; Jacob anhelaba el tal, obteniéndolo de su hermano mayor por un plato de lentejas, y su juramento. El amor divino precedió a este acto, eligiendo a un hombre conforme a su corazón. La naturaleza despectiva de una orgullosa nación que tuviera en poco a Dios y a su amor derramado por ellos, se mantenía erguida, insolente, irreverente, profana y necia; y el Señor seguía inquiriendo el por qué de sus desaires, de su naturaleza sacrílega, profana, codiciosa, indiferente, cansina del divino accionar, perversión moral, robo, y de blasfemia contra su santo nombre. El Señor hubo de pasar por encima de estas montañas de rechazo, repudio y obcecación. ¿Lo encontraría? ¡Sí! En el remanente del remanente, los cuales hablan entre sí, pensando en su Nombre, y aparejando sus corazones conservándolos fieles en medio de la crisis nacional. ¿Estamos allí?
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 20/03/2019 MENSAJE # 3088.
A PESAR DE TODAS LAS CIRCUNSTANCIAS, Y HASTA DE NUESTRA OPOSICIÓN Y REBELDÍA, EL AMOR DE DIOS SIGUE INSISTIENDO, PARA QUE EL PROGRAMA DIVINAL SE EJECUTE CUMPLIDAMENTE.
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