LIMA - PERÚ LUNES 04 DE MAYO DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS CORINTIOS
Primera de Corintios 7:12-15
"Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios".
*** Las naturalezas carnales sienten un gran placer por el deleite temporal, y para quienes son partícipes de esta vida genérica impía, todo se soluciona con un abandonar el nido, e iniciar una nueva aventura con alguien que se acomode a esa manera de pensar. Así, la fornicación y la bastardía (de nacimiento y accionar) se han generalizado hasta el extremo de haber legalizado esta perversa costumbre, tomándola como natural y acepta porque ¡no había más remedio!
*** Si la concesión mosaica de dar carta de repudio a la mujer por hallar en ella algo indecente, fue interpretado de muchas maneras por el pueblo judío, para darle una "excusa escritural" a su naturaleza promiscua, atribuyéndose justicia al hacerlo; a nivel gentil y helenista, no había tal miramiento, viviendo fortuitamente todo el tiempo de su peregrinación, ligándose a la maldición generación tras generación, como ocurre en muchos países, y el Perú no es la excepción. ¿Es, pues, la separación conyugal, algo que debe aceptarse libremente? Veamos qué dice el apóstol al respecto.
*** Si te convertiste, estando casado con tu pareja matrimonial (no hablo con los fornicarios habituales, o los hipócritas), el apóstol (a título personal) te insta a NO ABANDONAR A TU PAREJA, si ella consiente en vivir contigo (hablando de una convivencia legal), porque tu condición y posición santifica a tu pareja legal (recuerda que son una unidad binaria, y que lo que uno hace, compromete al otro necesariamente), haciendo que tus hijos no sean impuros o inmundos ante los ojos de Dios, calificándolos el Señor como gente santa por causa tuya.
*** Hemos de recordar que cuando el ángel de la muerte pasó por las casas de los egipcios, dondequiera que no veía la sangre, eliminaba al primogénito que hubiera dentro; pero cuando veía la sangre, pasaba de largo, asumiendo como separados a todos los que estuvieran dentro de aquella casa por propia elección, aunque su fe no fuera necesariamente idéntica a la del dueño de ella (Éx.9:20-21). Hemos de aplicar este entendimiento aquí; recordemos también que la promesa de los espías a Rahab era válida para todos los que estuvieran en su casa con ella, no así para el que se hallara fuera (Jos.2:18-19).
*** A continuación el apóstol también considera los extremos: "Si el incrédulo se separa"; es decir, si aquella persona repudia tu decisión, y decide abandonarte por causa de tu nueva fe en el Señor, el Señor te manda DEJARLO IR (¡Si vieras cuántos definen lo contrario, y el echado es el Señor!), sus genitales son considerados como más valiosos que cualquier promesa divina (Gn.3:6). El Señor no nos coacta para permanecer al lado de quien no nos quiere por causa de nuestra fe, y el que te diga lo contrario, ¡MIENTE! La esclavitud onerosa es norma del enemigo mientras que la de Dios, es el darte libertad para elegir, respetando tu voluntad, cual sea ésta. Si te quedas sujeto a servidumbre, por el motivo que fuera, tú eres culpable de lo que pase a futuro. ¡Te deseamos lo mejor al lado de tu adorado tormento, aunque conozcamos el doloroso final de esta muerte anunciada!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 04/05/2015
EL PUEBLO DE DIOS DEBE CONOCER TODAS LAS INSTANCIAS SOBRE LAS CUALES GIRA SU RELACIÓN CON LA DEIDAD, PURIFICANDO ASÍ SUS CORAZONES, Y POLARIZANDO SUS CONDUCTAS AL AGRADO DIVINAL. LA DICHA CONYUGAL ESTÁ LIGADA A UNA RELACIÓN PACTUAL QUE COMPROMETE A LA PAREJA CASADA DELANTE DE DIOS Y DE LOS HOMBRES, DETERMINANDO SU FELICIDAD COMO UN BIEN COMPARTIDO CON AQUELLOS A QUIENES PROCREEN EN UN ACTO DE AMOR.
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