LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 14 DE SETIEMBRE DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS
Romanos 16:1-10.
"Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. Saludad a Priscila y Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío que es el primer fruto de Acaya para Cristo. Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros. Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo. Saludad a Amplias, amado mío en el Señor. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jesús, y a Estaquis, amado mío. Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo".
*** Introducción.- Si bien el panorama espiritual y doctrinal parece haberse quedado atrás, y los proyectos paulinos han quedado claramente definidos en el plano inmediato del ministerio itinerante, Pablo consideró oportuno también el saludar a las personas que un tiempo atrás estuvieran fluyendo con él, destacando su participación en el campo misionero, y en el local, de cada iglesia que se formara y visitara.
*** La recomendación apostólica para que la hermana Febe, diaconisa en Cencrea, fuera tratado con mucho respeto, y de un modo muy especial, nos hace ver el corazón agradecido del apóstol, quien mantenía vigente en sus recuerdos a quienes le fueran tan caros en tiempos idos, y que en esta carta, reviven sus recuerdos, sus afectos y su dedicación para con los siervos de Dios. Yo también he viajado predicando por mi patria, y por otros países, bendiciendo y siendo bendecido por aquellos santos hospedadores, y por los que con tanto afecto nos recibieran en el extranjero, cuyas fotografías guardo, y muestro a terceros con un corazón agradecido. El deseo de Pablo era que en lo concerniente al abrigo y al espíritu fraterno no se desentonara, y que así como él fuera apoyado y ayudado, también estos santos pudieran verse retribuidos, y se gozaran de pertenecer a la familia de Dios, y dispusieran sus corazones para seguir moviéndose en ello en su oportunidad. Febe era una bendición de Dios para su iglesia local, y también para la iglesia en un sentido más general.
*** Pablo menciona a Priscila y Aquila, declarándolos como siervos insignes, queridos y amados por su participación a favor de él, aun poniendo en riesgo sus vidas para preservar la del apóstol, estimándolo como valiosísimo para la obra del reino, siendo estimados como héroes entre las congregaciones gentiles. Aunque muy probablemente esta pareja ministerial jamás hubiera manifestado este hecho, Pablo sí lo hace, para que ellos sean valorados en extremo por todos los santos. Esta pareja tenía reuniones eclesiales en su hogar, bendiciendo al pueblo de Dios donde se hallaran, entendiendo ello como su signo y su honor. También Pablo recuerda a Epeneto como el primer convertido en la zona de Acaya. Epeneto debe haber saltado de gozo por este saludo de Pablo, que llega hasta nosotros veintiún siglos después como el primer creyente de aquellas latitudes ¡Qué detalle del apóstol! Qué memoria tan prodigiosa en medio de su itinerancia!
*** La lista continúa, pues el corazón y la memoria del siervo de Dios recuerda con detalle cada dádiva recibida de estos vasos de gloria. Aunque algunos de ellos estuvieran sirviendo en labores de apoyo y ayudantía; si para otros eran gente de menor rango; para el apóstol, no. Esa gente que te hospeda, que te sirve el alimento cada día, que te aguarda para trasladarte con seguridad al lugar en el que dormirás, desayunarás, almorzarás y cenarás, y que a tantos recibirás, te trata muchas veces mejor que tu familia; pues te miran como un vaso ungido, y no como una simple visita. Personalmente, yo disfrutaba de los diálogos interminables, del deseo de conocer más de las cosas de Dios de algunos de ellos, de la fresca koinonía, y de su compañía.
Por eso entiendo a Pablo cuando envía saludos personales, y menciona nombres, fechas, hechos, experiencias, fases críticas, problemas superados; pero sobre todo la fidelidad y consistencia de la fe de muchos de ellos, llenando de gozo su corazón.
*** Hay una mención muy especial para Andrónico y Junias, consiervos de Pablo, y que también estuvieran recluidos con el en la prisión por predicar el evangelio del reino. El apóstol manifiesta que eran sus parientes, y que los apóstoles en general los reconocían como insignes siervos de Dios, apreciándolos mucho en calidad de tales. También envía cordiales saludos para Urbano, Estaquis, Apeles, y para la familia de Aristóbulo; todos ellos como colaboradores suyos en momentos cruciales. La memoria de Pablo ha recorrido ciudades, regiones, países, eventos, tiempos de comunión familiar y eclesial en todos los lugares por los que fuera, ¿su afán? El hacernos saber que aunque le hayamos dado un vaso con agua a un profeta, habríamos de recibir la recompensa que a ellos compete. En el pueblo de Dios no hay gente pequeña, todos son tan grandes como usted, querido lector, que con un like vindica nuestro esfuerzo por hacer llegar la palabra del reino a todas partes.
*** La recomendación apostólica para que la hermana Febe, diaconisa en Cencrea, fuera tratado con mucho respeto, y de un modo muy especial, nos hace ver el corazón agradecido del apóstol, quien mantenía vigente en sus recuerdos a quienes le fueran tan caros en tiempos idos, y que en esta carta, reviven sus recuerdos, sus afectos y su dedicación para con los siervos de Dios. Yo también he viajado predicando por mi patria, y por otros países, bendiciendo y siendo bendecido por aquellos santos hospedadores, y por los que con tanto afecto nos recibieran en el extranjero, cuyas fotografías guardo, y muestro a terceros con un corazón agradecido. El deseo de Pablo era que en lo concerniente al abrigo y al espíritu fraterno no se desentonara, y que así como él fuera apoyado y ayudado, también estos santos pudieran verse retribuidos, y se gozaran de pertenecer a la familia de Dios, y dispusieran sus corazones para seguir moviéndose en ello en su oportunidad. Febe era una bendición de Dios para su iglesia local, y también para la iglesia en un sentido más general.
*** Pablo menciona a Priscila y Aquila, declarándolos como siervos insignes, queridos y amados por su participación a favor de él, aun poniendo en riesgo sus vidas para preservar la del apóstol, estimándolo como valiosísimo para la obra del reino, siendo estimados como héroes entre las congregaciones gentiles. Aunque muy probablemente esta pareja ministerial jamás hubiera manifestado este hecho, Pablo sí lo hace, para que ellos sean valorados en extremo por todos los santos. Esta pareja tenía reuniones eclesiales en su hogar, bendiciendo al pueblo de Dios donde se hallaran, entendiendo ello como su signo y su honor. También Pablo recuerda a Epeneto como el primer convertido en la zona de Acaya. Epeneto debe haber saltado de gozo por este saludo de Pablo, que llega hasta nosotros veintiún siglos después como el primer creyente de aquellas latitudes ¡Qué detalle del apóstol! Qué memoria tan prodigiosa en medio de su itinerancia!
*** La lista continúa, pues el corazón y la memoria del siervo de Dios recuerda con detalle cada dádiva recibida de estos vasos de gloria. Aunque algunos de ellos estuvieran sirviendo en labores de apoyo y ayudantía; si para otros eran gente de menor rango; para el apóstol, no. Esa gente que te hospeda, que te sirve el alimento cada día, que te aguarda para trasladarte con seguridad al lugar en el que dormirás, desayunarás, almorzarás y cenarás, y que a tantos recibirás, te trata muchas veces mejor que tu familia; pues te miran como un vaso ungido, y no como una simple visita. Personalmente, yo disfrutaba de los diálogos interminables, del deseo de conocer más de las cosas de Dios de algunos de ellos, de la fresca koinonía, y de su compañía.
Por eso entiendo a Pablo cuando envía saludos personales, y menciona nombres, fechas, hechos, experiencias, fases críticas, problemas superados; pero sobre todo la fidelidad y consistencia de la fe de muchos de ellos, llenando de gozo su corazón.
*** Hay una mención muy especial para Andrónico y Junias, consiervos de Pablo, y que también estuvieran recluidos con el en la prisión por predicar el evangelio del reino. El apóstol manifiesta que eran sus parientes, y que los apóstoles en general los reconocían como insignes siervos de Dios, apreciándolos mucho en calidad de tales. También envía cordiales saludos para Urbano, Estaquis, Apeles, y para la familia de Aristóbulo; todos ellos como colaboradores suyos en momentos cruciales. La memoria de Pablo ha recorrido ciudades, regiones, países, eventos, tiempos de comunión familiar y eclesial en todos los lugares por los que fuera, ¿su afán? El hacernos saber que aunque le hayamos dado un vaso con agua a un profeta, habríamos de recibir la recompensa que a ellos compete. En el pueblo de Dios no hay gente pequeña, todos son tan grandes como usted, querido lector, que con un like vindica nuestro esfuerzo por hacer llegar la palabra del reino a todas partes.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 14/09/2016.
LA VIDA CRISTIANA NORMAL TIENE SUS REUNIONES Y SUS TIEMPOS DE COMUNIÓN, Y CUANDO LLEGAN LAS FECHAS ESPECIALES EN QUE HAY UNA VISITACIÓN MINISTERIAL DE ALTO NIVEL, NOS REGOCIJAMOS DE PODER PARTICIPAR CON EL PUEBLO DE DIOS DE TAN SINGULAR BANQUETE ESPIRITUAL, MINISTRANDO LOS UNOS A LOS OTROS, ASÍ EN LO ESPIRITUAL COMO EN LO FÍSICO Y LO COMUNICACIONAL. NUESTROS TIEMPOS DE COMUNIÓN SON DE UN VALOR VITAL PARA LA VIDA ECLESIAL.
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