LIMA - PERÚ DOMINGO 25 DE SETIEMBRE DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE PRIMERA DE JUAN
Primera de Juan 2:15-17.
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre".
*** Introducción.- Ya se nos ha impartido la virtud del mandamiento nuevo, que no es sino una renovación del antiguo mandato de amarnos los unos a los otros, para poder participar a otros nuestra condición como seguidores o discípulos del Señor. También se nos puso al día en cuanto a los niveles espirituales que surgen mediante el entrenamiento espiritual, arguyendo que los hijitos amen a sus hermanos y sean conscientes del perdón recibido por gracia, de la prioridad de permanecer en la luz, y del amor fraternal como una cédula de identificación. Nuestra condición infiere nuestra posición ante Dios, el diablo, nosotros mismos, y el mundo. Juan nos ha mencionado la madurez de los padres, la fortaleza de los jóvenes, y su victoria sobre el maligno; algo que ha de permanecer como un estándar en la mente de cada siervo de Dios.
*** (1Jn.2:15a) En este pasaje, el apóstol nos revela nuestra posición ante el mundo o la esfera secular, el sistema bajo la influencia y gobierno del maligno, con el cual habrá que mantenerse en contacto, de modo que podamos ser testigos de Dios, ministrando el evangelio del reino. No somos ubicados en el mundo para ser tentados o ganados por quienes lo habitan; sino para recobrarlos para Dios. Un foco no tiene que hacer ningún esfuerzo para manifestarse, le basta con mantenerse enchufado a su fuente de alimentación, y cuando el interruptor es puesto en ON, su gloria aparece (Fil.2:15). Ahora, el amor al sistema, es el afecto por el atractivo, ceder a la proyección de una imagen, obtener una gloria semejante a la que otros exhiben como algo peculiar o suntuoso, supuestamente digno de admiración o de envidia, invitándonos a poseerlo a la brevedad posible; para cuando te des cuenta de lo que el diablo pretende, ya te habrás convertido en uno de sus súbditos (1P.3:1-6). Cuando la vanidad se viste de "elegancia", "buen ver"; "estar a la moda"; "¿qué me pongo?". El sistema tiene sus propagadores, modistos y modelos, calidades, colores, etc. Las cosas que están en el mundo apuntan a cubrir nuestras necesidades secundarias como primarias; a encarecerlas, a hacerlas "indispensables"'a establecerlas como parte de nuestra identidad; y así, aun la música gospel se "ecumeniza" para gustarle al mundo, perdiendo su esencia inspiracional para la gloria, la adoración y la alabanza del Dios único, haciéndose más neutral dentro de lo religioso, siendo más rentable para sus cultores, compositores, y salmistas, y los genios de la adaptabilidad poética y musical, haciendo los "arreglos" del caso para el deleite del gusto general... ¡Aplausos del respetable...!
*** (1Jn.2:15b) Es interesante observar en la segunda mitad de este versículo, que Juan nos dice que si alguno ama al mundo (lo que es, representa y ofrece para hacerse uno con nosotros), es porque el amor del Padre no lo habita. La figura acorazonada, mirada de arriba hacia abajo nos enseña cómo dos se hacen uno; pero observada de abajo hacia arriba, nos recuerda la bífida lengua de la serpiente, que puede escindirse en diferentes direcciones sin perder su esencia, separando el bien y el mal en puntos cardinales opuestos, pero impartiendo su veneno como una dualidad en el pensar y el obrar; pareciéndonos bien a veces, y mal en otras, en una simbiótica existencialidad, es decir, como una asociación de organismos de diferentes especies que se favorecen mutuamente en su desarrollo; una mixtura seudo cristiana muy popular en nuestra época. Nótese también que el apóstol no habla de condiciones menguadas en el plano relacional con el Padre; sino que el amor del Padre es inexistente en las vidas de estas personas.
*** (1Jn.2:16) Aquí, Juan, nos da un perfil del formato mundano, revelándonos su esencia en tres perspectivas muy claras y específicas, arguyendo que las mismas tienen su origen en lo que es mundano esencialmente. Descubramos este cosmos tripartito que es capaz de descalabrar los corazones humanos con su torcido esplendor, y que compone sustancialmente lo que puede separarnos de Dios en principios y acciones:
(I) Los deseos de la carne. Para que algo pueda ser deseado, debe ser expuesto de tal manera que se constituya en un anhelo, en algo tan atrayente y supuestamente satisfactorio que llene el corazón de la persona, asuma la totalidad funcional anímica, o sea su inteligencia, su sentir y su obrar, triangulando sus pareceres hasta alcanzar una absoluta aprobación por la tríada almática. ¿Cómo se expresa este poder? Excitando las fibras sensibles del corazón, llevándonos a una pasión envolvente que nos dé una perspectiva única, deseando su cabal satisfacción para el goce pertinente. Así, la consciencia espiritual es anulada; el anhelo crece en el fuero interno; y el cuerpo mortal se excita extremadamente yendo en pos de su pasión sin pensar en las consecuencias. El espíritu anulado; el alma apasionada; y el cuerpo excitado al clímax, producen una total debacle moral, dando rienda suelta a todo lo que implique y produzca deleite, lo demás...¡no existe!
(II) Los deseos de los ojos. Los ojos son las ventanas del alma, permitiéndonos ver lo que nos atrae, y el efecto que tiene en nuestros corazones lo que estamos divisando, ya sea positiva o negativamente; pasiva o activamente. "Todo entra por los ojos", y esto nos revela que el mirar de los ojos es un portal que nos transporta, desde adentro hacia afuera, y de afuera hacia adentro. Y el Señor Jesús refirió sobre el particular: "Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt.5:27-28). La unidad de acción entre la visión y el corazón es algo que acontece en nuestro fuero interno como un anticipo y aplicación del acto de impureza que nuestro pensar asume como un hecho consumado, dando a luz la muerte (Stg.1:13-15). Esto es algo como una conspiración y asociación para delinquir, delito calificado y penado por la ley. La pureza de los ojos resultará en la pureza del corazón, inhibiendo estos dos aspectos que hemos observado.
(III) La vanagloria de la vida. Si quisiéramos observar los resultados de nuestro accionar en el plano vivencial, es preciso entender lo que la gloria (esplendor, aura o revestimiento que nos hace peculiares y nos singulariza entre los demás debido al fulgor que irradiamos) significa, ya que de allí se desprende la definición de la palabra vanagloria, o fatuo esplendor, o el brillo que emanamos para sentirnos como alguien excelente según nuestro modo de pensar. Es por eso que el diablo se esfuerza en mostrarnos una gloria que el mundo pueda celebrar, y que el individuo pueda disfrutar apoteósicamente (la forma en la que un ser humano se endiosa, o es endiosado por sus admiradores) asumiendo una posición estelar, peculiar y única, la cual será valorada como un foco pavonado en la lobreguez de la penumbra que el seol exterior asume en calidad de gloria secular; y que, para desgracia de quienes la poseen, es algo que Dios no reconoce: "Gloria de los hombres no recibo" (Jn.5:41).
*** Juan remata este pensamiento declarando que el origen o procedencia de todo esto es la finitud del presente sistema de cosas, habiendo de desaparecer con la gloria efímera de lo transitorio e intrascendente del panorama secular que, al lgual que una flor, no durará dos primaveras.
*** (1Jn.2:17) Todo lo que el panorama secular representa, ofrece y otorga, premiando a sus honradores, PASA. Es efímero, brillante como una estrella fugaz; pero pasajero por su corta estadía en el cielo que podemos divisar. Juntamente con la quimera mayor, desaparece la progenie de la misma: SUS DESEOS. Y así como en las celebraciones de navidad y año nuevo, después de celebrar con fuegos artificiales las mismas, su fulgor y radiancia de corta duración, dejan un fétido olor a pólvora, y una lluvia cenicienta que deja plomiza su antes fúlgida apariencia. Y el apóstol finiquita esta sección afirmando gozosamente que SÓLO EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS PERMANECE PARA SIEMPRE, porque el cielo y la tierra pasarán, pero su palabra, no pasará (Mt.24:35). Los faraones mandaron hacer las pirámides para perpetuar su memoria; los seres humanos comunes hacen estatuas de sus figuras más conspicuas y relevantes; mas los hijos de Dios, hacemos la voluntad de éste, y nos perpetuamos con él en gloria (Dn.12:3; Mt.13:43).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 25/09/2016
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre".
*** Introducción.- Ya se nos ha impartido la virtud del mandamiento nuevo, que no es sino una renovación del antiguo mandato de amarnos los unos a los otros, para poder participar a otros nuestra condición como seguidores o discípulos del Señor. También se nos puso al día en cuanto a los niveles espirituales que surgen mediante el entrenamiento espiritual, arguyendo que los hijitos amen a sus hermanos y sean conscientes del perdón recibido por gracia, de la prioridad de permanecer en la luz, y del amor fraternal como una cédula de identificación. Nuestra condición infiere nuestra posición ante Dios, el diablo, nosotros mismos, y el mundo. Juan nos ha mencionado la madurez de los padres, la fortaleza de los jóvenes, y su victoria sobre el maligno; algo que ha de permanecer como un estándar en la mente de cada siervo de Dios.
*** (1Jn.2:15a) En este pasaje, el apóstol nos revela nuestra posición ante el mundo o la esfera secular, el sistema bajo la influencia y gobierno del maligno, con el cual habrá que mantenerse en contacto, de modo que podamos ser testigos de Dios, ministrando el evangelio del reino. No somos ubicados en el mundo para ser tentados o ganados por quienes lo habitan; sino para recobrarlos para Dios. Un foco no tiene que hacer ningún esfuerzo para manifestarse, le basta con mantenerse enchufado a su fuente de alimentación, y cuando el interruptor es puesto en ON, su gloria aparece (Fil.2:15). Ahora, el amor al sistema, es el afecto por el atractivo, ceder a la proyección de una imagen, obtener una gloria semejante a la que otros exhiben como algo peculiar o suntuoso, supuestamente digno de admiración o de envidia, invitándonos a poseerlo a la brevedad posible; para cuando te des cuenta de lo que el diablo pretende, ya te habrás convertido en uno de sus súbditos (1P.3:1-6). Cuando la vanidad se viste de "elegancia", "buen ver"; "estar a la moda"; "¿qué me pongo?". El sistema tiene sus propagadores, modistos y modelos, calidades, colores, etc. Las cosas que están en el mundo apuntan a cubrir nuestras necesidades secundarias como primarias; a encarecerlas, a hacerlas "indispensables"'a establecerlas como parte de nuestra identidad; y así, aun la música gospel se "ecumeniza" para gustarle al mundo, perdiendo su esencia inspiracional para la gloria, la adoración y la alabanza del Dios único, haciéndose más neutral dentro de lo religioso, siendo más rentable para sus cultores, compositores, y salmistas, y los genios de la adaptabilidad poética y musical, haciendo los "arreglos" del caso para el deleite del gusto general... ¡Aplausos del respetable...!
*** (1Jn.2:15b) Es interesante observar en la segunda mitad de este versículo, que Juan nos dice que si alguno ama al mundo (lo que es, representa y ofrece para hacerse uno con nosotros), es porque el amor del Padre no lo habita. La figura acorazonada, mirada de arriba hacia abajo nos enseña cómo dos se hacen uno; pero observada de abajo hacia arriba, nos recuerda la bífida lengua de la serpiente, que puede escindirse en diferentes direcciones sin perder su esencia, separando el bien y el mal en puntos cardinales opuestos, pero impartiendo su veneno como una dualidad en el pensar y el obrar; pareciéndonos bien a veces, y mal en otras, en una simbiótica existencialidad, es decir, como una asociación de organismos de diferentes especies que se favorecen mutuamente en su desarrollo; una mixtura seudo cristiana muy popular en nuestra época. Nótese también que el apóstol no habla de condiciones menguadas en el plano relacional con el Padre; sino que el amor del Padre es inexistente en las vidas de estas personas.
*** (1Jn.2:16) Aquí, Juan, nos da un perfil del formato mundano, revelándonos su esencia en tres perspectivas muy claras y específicas, arguyendo que las mismas tienen su origen en lo que es mundano esencialmente. Descubramos este cosmos tripartito que es capaz de descalabrar los corazones humanos con su torcido esplendor, y que compone sustancialmente lo que puede separarnos de Dios en principios y acciones:
(I) Los deseos de la carne. Para que algo pueda ser deseado, debe ser expuesto de tal manera que se constituya en un anhelo, en algo tan atrayente y supuestamente satisfactorio que llene el corazón de la persona, asuma la totalidad funcional anímica, o sea su inteligencia, su sentir y su obrar, triangulando sus pareceres hasta alcanzar una absoluta aprobación por la tríada almática. ¿Cómo se expresa este poder? Excitando las fibras sensibles del corazón, llevándonos a una pasión envolvente que nos dé una perspectiva única, deseando su cabal satisfacción para el goce pertinente. Así, la consciencia espiritual es anulada; el anhelo crece en el fuero interno; y el cuerpo mortal se excita extremadamente yendo en pos de su pasión sin pensar en las consecuencias. El espíritu anulado; el alma apasionada; y el cuerpo excitado al clímax, producen una total debacle moral, dando rienda suelta a todo lo que implique y produzca deleite, lo demás...¡no existe!
(II) Los deseos de los ojos. Los ojos son las ventanas del alma, permitiéndonos ver lo que nos atrae, y el efecto que tiene en nuestros corazones lo que estamos divisando, ya sea positiva o negativamente; pasiva o activamente. "Todo entra por los ojos", y esto nos revela que el mirar de los ojos es un portal que nos transporta, desde adentro hacia afuera, y de afuera hacia adentro. Y el Señor Jesús refirió sobre el particular: "Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt.5:27-28). La unidad de acción entre la visión y el corazón es algo que acontece en nuestro fuero interno como un anticipo y aplicación del acto de impureza que nuestro pensar asume como un hecho consumado, dando a luz la muerte (Stg.1:13-15). Esto es algo como una conspiración y asociación para delinquir, delito calificado y penado por la ley. La pureza de los ojos resultará en la pureza del corazón, inhibiendo estos dos aspectos que hemos observado.
(III) La vanagloria de la vida. Si quisiéramos observar los resultados de nuestro accionar en el plano vivencial, es preciso entender lo que la gloria (esplendor, aura o revestimiento que nos hace peculiares y nos singulariza entre los demás debido al fulgor que irradiamos) significa, ya que de allí se desprende la definición de la palabra vanagloria, o fatuo esplendor, o el brillo que emanamos para sentirnos como alguien excelente según nuestro modo de pensar. Es por eso que el diablo se esfuerza en mostrarnos una gloria que el mundo pueda celebrar, y que el individuo pueda disfrutar apoteósicamente (la forma en la que un ser humano se endiosa, o es endiosado por sus admiradores) asumiendo una posición estelar, peculiar y única, la cual será valorada como un foco pavonado en la lobreguez de la penumbra que el seol exterior asume en calidad de gloria secular; y que, para desgracia de quienes la poseen, es algo que Dios no reconoce: "Gloria de los hombres no recibo" (Jn.5:41).
*** Juan remata este pensamiento declarando que el origen o procedencia de todo esto es la finitud del presente sistema de cosas, habiendo de desaparecer con la gloria efímera de lo transitorio e intrascendente del panorama secular que, al lgual que una flor, no durará dos primaveras.
*** (1Jn.2:17) Todo lo que el panorama secular representa, ofrece y otorga, premiando a sus honradores, PASA. Es efímero, brillante como una estrella fugaz; pero pasajero por su corta estadía en el cielo que podemos divisar. Juntamente con la quimera mayor, desaparece la progenie de la misma: SUS DESEOS. Y así como en las celebraciones de navidad y año nuevo, después de celebrar con fuegos artificiales las mismas, su fulgor y radiancia de corta duración, dejan un fétido olor a pólvora, y una lluvia cenicienta que deja plomiza su antes fúlgida apariencia. Y el apóstol finiquita esta sección afirmando gozosamente que SÓLO EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS PERMANECE PARA SIEMPRE, porque el cielo y la tierra pasarán, pero su palabra, no pasará (Mt.24:35). Los faraones mandaron hacer las pirámides para perpetuar su memoria; los seres humanos comunes hacen estatuas de sus figuras más conspicuas y relevantes; mas los hijos de Dios, hacemos la voluntad de éste, y nos perpetuamos con él en gloria (Dn.12:3; Mt.13:43).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 25/09/2016
EL DIABLO SIEMPRE BUSCA VALORES EQUIVALENTES DENTRO DE LO QUE DIOS HA CREADO, PARA TRASTORNARLOS, MODIFICARLOS, Y UTILIZARLOS EN SU MODELO MUNDANO DE LAS REALIDADES ESPIRITUALES; POR ESO USA LA RELIGIÓN FALAZ, FRÍVOLA Y MUNDANAL PARA REEMPLAZAR LA RELACIÓN PARTICULAR CON EL DIOS VIVO, BUSCANDO APARTARNOS DE LA ADORACIÓN, LA ALABANZA Y EL LOOR A DIOS EN ESPÍRITU Y VERDAD. POR ESO JUAN NOS COMUNICA SUS ESTRATEGIAS, DE MODO QUE SEAMOS PRUDENTES Y HAGAMOS SU VOLUNTAD PARA ASEGURAR NUESTRO PLANO ETERNAL.
ResponderEliminar