LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 21 DE SETIEMBRE DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE PRIMERA DE JUAN
Primera de Juan 2:1-2.
"Hijitos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo".
*** Introducción.- Las realidades espirituales postuladas por el Señor, actuando en nosotros, no niegan las trabas que le significan el alma y el cuerpo, tratando con ellos de un modo muy peculiar y específico, llevándolos consigo en el trayecto a la gloria, transformándolos y conformándolos a la imagen del Señor Jesús mediante el lavamiento de la regeneración, y por la renovación en el Espíritu Santo, haciéndonos aptos para la herencia (Tit.3:5-7). Nuestra confesión se acomoda a las promesas divinas; y aunque lo contrario sea observado en nuestro diario horizonte, hemos de mantener firme y sin fluctuar la profesión de nuestra esperanza (He.10:23). Así, pues, NO ESTAMOS MINTIENDO, SINO QUE CONFIRMAMOS ANTELADAMENTE LA CERTEZA DE NUESTRA ESPERANZA (He.11:13-16).
*** (1Jn.2:1a) Lo previamente escrito por Juan, buscaba librar a los santos de una vida partida, porque si no hay el adecuado entendimiento de las cosas, seremos orillados a pensar que se nos engañó, o a tener la impresión de que todo esfuerzo será vano, rindiéndonos a la corriente de este mundo, a su influencia y su futilidad. ¿Dejará el Señor que la maldad nos consuma? ¿Nos devorará plenamente el pecado sin haber solución para su dominio sobre la carne? Juan nos responde que todo lo escrito en el capítulo uno es para que no pequemos, no sólo de obra, sino en el pensar, asumiendo la vida cristiana como algo irreal, simbólico, hipotético y postizo, siendo el fariseísmo, o la naturaleza sincrética de los saduceos, o la lucha contra el sistema de los zelotes; las opciones más "depuradas" de la religión hebraica, guardadas por centurias. Los avisos de Juan no llegaron tarde; sino muy a tiempo. Por eso él va a decir que lo escrito era para que no pecaran (el peligro básico era que se quedaran con su decepción, o su fracaso, y llegaran a ver la vida cristiana como "más de lo mismo", no teniendo opción para nuevos sacrificios que se tradujeran en paz mental y temporal, aunque no fuera una solución final al asunto del pecado). Ciertamente, los sacrificios ya habían sido suprimidos totalmente; pero el sostén del nuevo fluir SE BASABA EN EL VALOR ETERNAL DEL SACRIFICIO VICARIO EN LA CRUZ DEL CALVARIO, el mismo que nos limpiaba, y nos seguía limpiando, para que nuestros corazones y nuestras mentes fueran renovados, ingresando al plano consciente de las realidades que habían sido proclamadas como VIDA ETERNA, y no como un 'perdón ratero' (para un rato). La objetividad de la justificación que nos trajo la paz (Ro.5:1 y ss.), era introducirnos en la solidez de la guianza espiritual pertinente, en la firmeza de la gracia, llevándonos al supremo gozo en la esperanza.
*** (1Jn.2:1b) Juan hace aquí la salvedad, en caso de que alguien hubiera pecado, y necesitara en el tribunal divino algún asesor legal que, reconociera sus déficits, pero que también defendiera sus derechos asignados por el mismo Padre celestial ante la Corte que habría de juzgarlo según los parámetros divinos. Es por eso que Jesús es proclamado como nuestro Abogado e Intercesor en la misma presencia del Padre, algo que también Pablo refrenda (He.7:25; Ro.8:31-34). Cuando Juan denomina Justo a Jesús, no exagera el término, pues ello es una realidad descrita en 1Timoteo 3:16: "Dios fue manifestado en carne, JUSTIFICADO EN EL ESPÍRITU"...". Él murió por nosotros, y nos legó su justicia, haciendo improcedente toda acusación del maligno (Zac.3:2-10,9e). La realidad de nuestra redención figura en el tribunal como una verdad inapelable, como un cheque no negociable, como un valor absoluto que el enemigo no puede refutar, soslayar o negar, dejándolo fuera de combate (K.O.). Todo creyente es llamado a disfrutar esta realidad célico-pedestre como parte de su herencia, aquí, y ahora. La culpa debe ser externada totalmente de esta esfera en la somos llamados a vivir; y donde antes la duda ocupara un espacio amplio, ahora hay un cartel clavado allí que reza así: "...YO TE REDIMÍ" (Is.44:22).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 21/09.2016
*** (1Jn.2:1a) Lo previamente escrito por Juan, buscaba librar a los santos de una vida partida, porque si no hay el adecuado entendimiento de las cosas, seremos orillados a pensar que se nos engañó, o a tener la impresión de que todo esfuerzo será vano, rindiéndonos a la corriente de este mundo, a su influencia y su futilidad. ¿Dejará el Señor que la maldad nos consuma? ¿Nos devorará plenamente el pecado sin haber solución para su dominio sobre la carne? Juan nos responde que todo lo escrito en el capítulo uno es para que no pequemos, no sólo de obra, sino en el pensar, asumiendo la vida cristiana como algo irreal, simbólico, hipotético y postizo, siendo el fariseísmo, o la naturaleza sincrética de los saduceos, o la lucha contra el sistema de los zelotes; las opciones más "depuradas" de la religión hebraica, guardadas por centurias. Los avisos de Juan no llegaron tarde; sino muy a tiempo. Por eso él va a decir que lo escrito era para que no pecaran (el peligro básico era que se quedaran con su decepción, o su fracaso, y llegaran a ver la vida cristiana como "más de lo mismo", no teniendo opción para nuevos sacrificios que se tradujeran en paz mental y temporal, aunque no fuera una solución final al asunto del pecado). Ciertamente, los sacrificios ya habían sido suprimidos totalmente; pero el sostén del nuevo fluir SE BASABA EN EL VALOR ETERNAL DEL SACRIFICIO VICARIO EN LA CRUZ DEL CALVARIO, el mismo que nos limpiaba, y nos seguía limpiando, para que nuestros corazones y nuestras mentes fueran renovados, ingresando al plano consciente de las realidades que habían sido proclamadas como VIDA ETERNA, y no como un 'perdón ratero' (para un rato). La objetividad de la justificación que nos trajo la paz (Ro.5:1 y ss.), era introducirnos en la solidez de la guianza espiritual pertinente, en la firmeza de la gracia, llevándonos al supremo gozo en la esperanza.
*** (1Jn.2:1b) Juan hace aquí la salvedad, en caso de que alguien hubiera pecado, y necesitara en el tribunal divino algún asesor legal que, reconociera sus déficits, pero que también defendiera sus derechos asignados por el mismo Padre celestial ante la Corte que habría de juzgarlo según los parámetros divinos. Es por eso que Jesús es proclamado como nuestro Abogado e Intercesor en la misma presencia del Padre, algo que también Pablo refrenda (He.7:25; Ro.8:31-34). Cuando Juan denomina Justo a Jesús, no exagera el término, pues ello es una realidad descrita en 1Timoteo 3:16: "Dios fue manifestado en carne, JUSTIFICADO EN EL ESPÍRITU"...". Él murió por nosotros, y nos legó su justicia, haciendo improcedente toda acusación del maligno (Zac.3:2-10,9e). La realidad de nuestra redención figura en el tribunal como una verdad inapelable, como un cheque no negociable, como un valor absoluto que el enemigo no puede refutar, soslayar o negar, dejándolo fuera de combate (K.O.). Todo creyente es llamado a disfrutar esta realidad célico-pedestre como parte de su herencia, aquí, y ahora. La culpa debe ser externada totalmente de esta esfera en la somos llamados a vivir; y donde antes la duda ocupara un espacio amplio, ahora hay un cartel clavado allí que reza así: "...YO TE REDIMÍ" (Is.44:22).
*** (1Jn.2:2) Juan presenta al Cordero de Dios como aquella ofrenda que satisfizo la justicia del Padre, y lo puso a nuestro favor, disponiendo su corazón a la plena redención, la aceptación y la comunión con él. Por la virtud de su sacrificio, el lugar del juicio se convierte en el Propiciatorio, y el Padre nos da testimonio que desde allí él habla con nosotros (Éx.25:22). A más de ello, se convierte en el obligado nexo para todo aquel que clama por la misericordia de Dios, llegándose al Padre por la virtud de la sangre derramada, implicando el valor excesivo que nos concedió su gracia; así a los que fueron, como a los que son, y a los que serán; y es por eso que Juan incluye aquí a toda la humanidad por las edades. El costo operativo de nuestra redención jamás fue rehuido por el Padre, y el Hijo se ofreció a sí mismo para llenar totalmente la divina satisfacción de un modo trascendente, dándole a la Gracia la consistencia que tiene como don divinal.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 21/09.2016
EL CONTEXTO LEGAL DE NUESTRO ESTADO ANTE DIOS Y SU JUSTO TRIBUNAL, NOS REVELA QUE JESÚS HA LLEGADO A SER NUESTRO ABOGADO DELANTE DEL PADRE. EL CREYENTE NO TIENE QUE PONERSE A PENSAR QUÉ TIENE QUE DECIR ANTE LAS ACUSACIONES QUE CONTRA ÉL SE PRESENTEN, PORQUE SU ABOGADO SE HACE CARGO DE TODO, DÁNDONOS UN AMPLIO ACCESO A LA GLORIA.
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