LIMA - PERÚ MARTES 06 DE SETIEMBRE DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS
Romanos 14:5-11.
"Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come; para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así, pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor de los muertos como de los que viven. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios".
*** Introducción.- Pablo nos llevará del asunto de nuestra alimentación, al del orden referente a los días de adoración, de la celebración de las fiestas o días santos, y el celo por guardar los mismos. Debo aclarar aquí que la dedicación dominical para la adoración no es escritural, sino pagana. Fue Constantino, el emperador romano, quien ordenó que se cambiara el día de adoración, pero no encontramos jamás en la Biblia que el día de adoración al Señor haya cambiado, y las referencias que se nos dan de Hch.20:7; 1Co.16:2; NO SON UN MANDATO DIRECTO DEL SEÑOR RESPECTO AL DÍA DE ADORACIÓN, ni postulan cambio alguno. La ley moral, permanece indemne; la ley de los sacrificios, ya no es necesaria desde que Jesús satisfizo la demanda divinal, y nos otorgó la vida eterna. La ley cultual arqueotestamentaria, con sus ritos, vestimentas, y el oficio sacerdotal levítico, dejó de oficiar cuando apareció el Sumo Sacerdocio según el orden de Melquisedec con Jesús como Sumo Sacerdote.
*** (Ro.14:5) Recordemos que los miembros iniciales de la iglesia provenían del judaísmo, y que el sistema de adoración poseía sus reglas, órdenes, y días de celebración; y que esto era algo que se había fijado en sus corazones. Al llegar el contacto con la gente venida del paganismo, y su liberalidad en sus dietas, su carencia de reglas y de días de celebraciones para sus dioses, no coincidían para nada con el orden judaico; y esto trajo no pocas contiendas sobre opiniones, lo cual requería de UN AJUSTE ESPIRITUAL BASADO EN LA DIVINA ACEPTACIÓN DE ESTA MIXTA GREY. ¡Agárrense, creyentes! El hacer diferencia entre día y día, nos habla de quienes tenían prescrita su adoración en tiempos específicos; pero los gentiles no tenían una prescripción de esa naturaleza, valiéndoles lo mismo si era sagrado o no el día, viendo como un tropiezo la forma de ser de los hermanos que provenían del judaísmo. Y si bien las ordenanzas inherentes a los sacrificios de animales habían caducado, las fiestas de Yahweh seguían teniendo vigencia. Si leemos el libro de los Hechos, veremos que Pablo consideraba estas fiestas como algo muy importante, y sus movimientos se veían regulados por ellas y por la impartición para fechas tan singulares dada su solemnidad. El ACOMODO ESPIRITUAL debía ser algo que las iglesias compartieran en esta etapa de transición, y esto demandaba una enseñanza muy específica para que los tropiezos concluyeran. Pablo aseguraba que cada creyente debía estar plenamente convencido en su propia mente sobre su participación espiritual en ese sentido. Así, pues, mi participación tenía como base mi convicción de que estoy operando para Dios con lo que hago; según sus regulaciones; y la tuya, no podía ser menos que eso. Ni yo te condeno a ti; ni tú me condenas a mí. aceptando que el mismo Señor nos ha salvado a ambos, y que debemos alentarnos mutuamente para llegar a la UNIDAD DE LA FE. El llamado a los judíos era para que aceptasen la libertad de su ritualismo; el llamado a los gentiles, era a considerar que los judíos no habían cambiado de Dios; ellos sí. De allí que la demanda es por la adaptación al orden divinal. Lo simbólico había desaparecido; lo real debía afectarlos a ambos.
*** (Ro.14:6) El apóstol argumenta que cada neoconvertido asume una posición sobre cosas no inherentes a la salvación, sino al corporal fluir, observando los considerandos de cada uno según su nivel de entendimiento. Así, el acatamiento de los unos, buscaba honrar al Señor con lo que hacía, no queriendo ofender, sino agradar; y algo análogo, aunque opuesto, pasaba con el que desemejaba en su modo de pensar, hasta que el plano de la aceptación divinal dirimiera sobre lo que aprobara o no. Recordemos las ofrendas de Caín y Abel, y la amonestación que le cupo a este último animándolo para que ofreciera según el agrado divino. Consejo: No mates a tu hermano; acata la divina instancia. Luego el hombre de Tarso retorna a lo de la alimentación y la gratitud al Padre por la providencia divina, dentro de sus parámetros, ya que si todo puede comerse, coma animales inmundos, el conejo, el cerdo, el camello, el águila, el murciélago, etc.; y buen provecho. Comer para el Señor implica honrarle; no comer para el Señor, también. Sean agradecidos ambos.
*** (Ro.14:7) El autor insiste en el hecho de que ahora pertenecemos al Señor Jesús, y nuestro sentido de compromiso debe orientar nuestras preferencias por el lado de aquello que le honra y que es aprobado por él. Aquí se hace imperativo la renovación del entendimiento, el sentido claro de que nadie conoce más que el Creador aquello que nos conviene. Dios no exige la judaización del gentilicio, ni lo opuesto; sino el que ambas facciones capten las cosas de acuerdo al propósito. ¿Habrá cambiado el Padre sobre su lineamiento sobre lo que es inmundo o lo que es limpio? El arca de Noé sugiere que no. Que nuestro sentido de pertenencia nos guíe en todo, a fin de agradar al Creador-Redentor.
*** (Ro.14:8) Habremos de entender que todos los redimidos somos llamados a una vida corporal, que nuestras propias existencias están sujetas al Señor en todo, y que es nuestro sagrado deber la búsqueda del agrado divinal, la obediencia a las pautas señaladas por él, y el regular por el Espíritu nuestro andar a la obediencia a los mandatos. El vivir para el Señor, equivale a la obediencia implícita a su voluntad; el morir para el Señor, la seguridad de haber cubierto su voluntad durante nuestra peregrinación estando ciertos de a quién pertenecemos. Ya no se trata de a quién le damos el gusto o preferimos; sino de a quién obedecemos en visión y perspectiva.
*** (Ro.14:9-11) Se nos aclara que la muerte y resurrección de Cristo se tradujo en un Señorío, el mismo que en su contexto abriga a los que han pasado a su presencia, y a los que vivimos aún (Jn.5:28-29). Esto nos lleva necesariamente a inquirir: ¿Por qué juzgas a tu hermano? La referencia es dirigida a los "débiles en la fe", quienes juzgan y condenan la liberalidad de los así llamados hermanos maduros, condenándolos sumariamente; pero luego, se vuelve contra aquellos menospreciadores que también han juzgado a sus hermanos como miembros de ínfima categoría, cayendo ambos en el error como jueces con malos pensamientos, como ya se viera. Y se nos indica que hay un tribunal en el que ninguno ha meditado, porque cada quien tenía su propia corte suprema, encontrándonos cara a cara con el Redentor y Señor de nuestras vidas en SU TRIBUNAL, haciendo esta mención: Porque escrito está: VIVO YO, DICE EL SEÑOR, QUE ANTE MÍ SE DOBLARÁ TODA RODILLA (apuntando a su autoridad suprema y su derecho a ser adorado), Y TODA LENGUA CONFESARÁ A DIOS (aquí se suprime el derecho a opinión, siendo la de Dios la prevaleciente) ¡Qué manera de terminar con nuestra naturaleza prejuiciosa!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 06/09/2016
*** Introducción.- Pablo nos llevará del asunto de nuestra alimentación, al del orden referente a los días de adoración, de la celebración de las fiestas o días santos, y el celo por guardar los mismos. Debo aclarar aquí que la dedicación dominical para la adoración no es escritural, sino pagana. Fue Constantino, el emperador romano, quien ordenó que se cambiara el día de adoración, pero no encontramos jamás en la Biblia que el día de adoración al Señor haya cambiado, y las referencias que se nos dan de Hch.20:7; 1Co.16:2; NO SON UN MANDATO DIRECTO DEL SEÑOR RESPECTO AL DÍA DE ADORACIÓN, ni postulan cambio alguno. La ley moral, permanece indemne; la ley de los sacrificios, ya no es necesaria desde que Jesús satisfizo la demanda divinal, y nos otorgó la vida eterna. La ley cultual arqueotestamentaria, con sus ritos, vestimentas, y el oficio sacerdotal levítico, dejó de oficiar cuando apareció el Sumo Sacerdocio según el orden de Melquisedec con Jesús como Sumo Sacerdote.
*** (Ro.14:5) Recordemos que los miembros iniciales de la iglesia provenían del judaísmo, y que el sistema de adoración poseía sus reglas, órdenes, y días de celebración; y que esto era algo que se había fijado en sus corazones. Al llegar el contacto con la gente venida del paganismo, y su liberalidad en sus dietas, su carencia de reglas y de días de celebraciones para sus dioses, no coincidían para nada con el orden judaico; y esto trajo no pocas contiendas sobre opiniones, lo cual requería de UN AJUSTE ESPIRITUAL BASADO EN LA DIVINA ACEPTACIÓN DE ESTA MIXTA GREY. ¡Agárrense, creyentes! El hacer diferencia entre día y día, nos habla de quienes tenían prescrita su adoración en tiempos específicos; pero los gentiles no tenían una prescripción de esa naturaleza, valiéndoles lo mismo si era sagrado o no el día, viendo como un tropiezo la forma de ser de los hermanos que provenían del judaísmo. Y si bien las ordenanzas inherentes a los sacrificios de animales habían caducado, las fiestas de Yahweh seguían teniendo vigencia. Si leemos el libro de los Hechos, veremos que Pablo consideraba estas fiestas como algo muy importante, y sus movimientos se veían regulados por ellas y por la impartición para fechas tan singulares dada su solemnidad. El ACOMODO ESPIRITUAL debía ser algo que las iglesias compartieran en esta etapa de transición, y esto demandaba una enseñanza muy específica para que los tropiezos concluyeran. Pablo aseguraba que cada creyente debía estar plenamente convencido en su propia mente sobre su participación espiritual en ese sentido. Así, pues, mi participación tenía como base mi convicción de que estoy operando para Dios con lo que hago; según sus regulaciones; y la tuya, no podía ser menos que eso. Ni yo te condeno a ti; ni tú me condenas a mí. aceptando que el mismo Señor nos ha salvado a ambos, y que debemos alentarnos mutuamente para llegar a la UNIDAD DE LA FE. El llamado a los judíos era para que aceptasen la libertad de su ritualismo; el llamado a los gentiles, era a considerar que los judíos no habían cambiado de Dios; ellos sí. De allí que la demanda es por la adaptación al orden divinal. Lo simbólico había desaparecido; lo real debía afectarlos a ambos.
*** (Ro.14:6) El apóstol argumenta que cada neoconvertido asume una posición sobre cosas no inherentes a la salvación, sino al corporal fluir, observando los considerandos de cada uno según su nivel de entendimiento. Así, el acatamiento de los unos, buscaba honrar al Señor con lo que hacía, no queriendo ofender, sino agradar; y algo análogo, aunque opuesto, pasaba con el que desemejaba en su modo de pensar, hasta que el plano de la aceptación divinal dirimiera sobre lo que aprobara o no. Recordemos las ofrendas de Caín y Abel, y la amonestación que le cupo a este último animándolo para que ofreciera según el agrado divino. Consejo: No mates a tu hermano; acata la divina instancia. Luego el hombre de Tarso retorna a lo de la alimentación y la gratitud al Padre por la providencia divina, dentro de sus parámetros, ya que si todo puede comerse, coma animales inmundos, el conejo, el cerdo, el camello, el águila, el murciélago, etc.; y buen provecho. Comer para el Señor implica honrarle; no comer para el Señor, también. Sean agradecidos ambos.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 06/09/2016
LA IMPORTANCIA DE ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS, ACEPTAR A NUESTROS HERMANOS EN LA CONCORDIA CORPPORATIVA, ENTENDER QUE JESÚS LOS HA RECIBIDO COMO A NOSOTROS, Y QUE ESTÁ EDIFICANDO LA CASA DE DIOS EN MEDIO DE NUESTRAS DESAVENENCIAS Y ABSURDOS CUESTIONAMIENTOS. LA TAREA DEL PADRE ES MAGNA, NO INTERRUMPAMOS SU TRABAJO DE AMOR CON NOSOTROS.
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