lunes, 8 de julio de 2019

LA RELEVANCIA DEL RECLAMO DIVINO, NO PUEDE SER SOSLAYADA POR QUIEN ASUME EL LUGAR DE UN dios, QUE PRETENDE USURPAR LA GLORIA DIVINAL, APOYADO EN SUS EJÉRCITOS O EN SU VELEIDAD. DIOS TRATARÁ CON AQUELLA PERSONA QUE LO PROVOCA A IRA, Y LE DARÁ LO QUE LE CORRESPONDE.

LIMA - PERÚ   MARTES 11 DE JUNIO DEL 2019   MENSAJE # 3170

ÉXODO 10:7, 28; 11:1-3.

"Entonces los siervos de Faraón le dijeron: ¿Hasta cuándo será este hombre un lazo para nosotros? Deja ir a estos hombres para que sirvan a Yahweh su Dios. ¿Acaso no sabes todavía que Egipto está ya destruido? ... Y le dijo Faraón: Retírate de mí; guárdate que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás. Y Moisés dijo: Bien has dicho; no veré más tu rostro. Yahweh dijo a Moisés: Una plaga traeré aún sobre Faraón y sobre Egipto, después de la cual él os dejará ir de aquí; y seguramente os echará del todo. Habla ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro. Y Yahweh dio gracia al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era tenido por gran varón en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del pueblo".


=== Todos conocemos la historia de las diez plagas que vinieron sobre Egipto tras el reclamo que Dios le hiciera al gobernante de turno, a través de Moisés, para que su pueblo saliera de ese país y le adorara a tres días de distancia en una zona desértica que Yahweh designaría. La respuesta del Faraón fue profana, irreverente, y llena de afrentas; tanto para Dios como para su pueblo. El rey de Egipto arguyó que no conocía a Yahweh, y que no dejaría ir al pueblo hebreo del territorio de su dominio. Nueve hipotéticos dioses controlaban (según la religión egipcia) todas las esferas que le traían a Egipto su amparo, protección y bendición; entre los cuales el Faraón era considerado  el décimo; de allí el número de las plagas que asolaran a esta nación pagana a causa de su obstinación al hacer oídos sordos al divino requerimiento, desafiando así su autoridad soberana; lo cual exigía una respuesta vía una ordalía (guerra de la potencia divina contra las fuerzas idolátricas que dilucidarían a quién pertenecía la autoridad, el poder y la hegemonía sobre todas las cosas), tal como refiriera el Salmo segundo en sus cinco primeros versos. ¿Has escuchado a Dios reírse de la fatuidad humana degradada? Egipto, sí; y de la forma más trágica y humillante; siendo el verso 7 del capítulo 10, el preludio de su epitafio, ampliamente descrito por sus prudentes consejeros, los cuales clamaran a Faraón para que los dejara ir de una vez, porque el país ya estaba destruido.


=== El reprendido gobernante egipcio se mantuvo en su obstinación, hasta que la plaga de langostas diezmó todo a su territorio, implorándole a Moisés para que todo ello no llegara a extremos; pero después que se vio libre, se atrevió a amenazar de muerte al caudillo hebreo, y Moisés correspondió a su rechazo con una actitud solemne, y con una promesa, que no volvería a ver el rostro de Faraón. Una pregunta que cabe hacerse: ¿Por qué los dioses egipcios no impedían ni desbarataban el obrar de Yahweh? Porque esos fetiches de mal gusto no eran dioses, y porque sus proclamados poderes no eran nada ante los embates del Todopoderoso. Así ha ocurrido, ocurre y ocurrirá siempre. La de Satán es la historia de un perdedor que le vende a los ignorantes y necios la idea de que es un dios, cuando todo evidencia lo contrario. La siguiente plaga implicaría el destruir la descendencia del Faraón, quien encontraría su final en su afán por cruzar el mar Rojo, dejando un antecedente histórico del cual se tiene memoria por los hallazgos de sus carros de combate en las profundidades del mar de los juncos. Cuando el faraón asume su lugar como décimo dios egipcio, se imponía una ordalía, y por eso murió junto con su élite de carros y caballería. ¡Hay límites para las soberbias pretenciosas, y cuando éstas suben de punto, Dios las castiga punitivamente!


=== La muerte de los primogénitos, y el pago de la compensación por el tiempo de servicios (me refiero a las alhajas de oro y plata que recibieron los hebreos después que Dios les hiciera hallar gracia ante los egipcios explotadores y perversos), llevó al pánico total a los hijos de Mizraím, quienes temieran que el ángel de la muerte fuera a desaparecerlos como casta. Cuando Dios toma las riendas de la situación, no deja nada suelto, ni posterga su castigo; y no se vuelve hasta acabarlo, saciando su ira en quienes la provocan. Así fue que el Faraón y lo mejor de su ejército les sirvió a los peces de alimento. La admiración de los cortesanos del Faraón, y de su gente, por el caudillo hebreo los hacía temblar cuando lo veían; y a pesar de que representaba un peligro mortal para los egipcios; nadie osó atentar contra su vida; permaneciendo al amparo de Yahweh, quien nunca dejó que lo tocaran. ¡Así  guarda Dios a sus ungidos!


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   11?06/2019   mensaje # 3170.

1 comentario:

  1. CUANDO LLEGA EL TIEMPO Y LA OCASIÓN, NADA PUEDE DETENER EL DIVINO ACCIONAR, Y LO QUE DIOS HA DETERMINADO, TIENE SU CUMPLIMIENTO EN EL MOMENTO SEÑALADO POR LA DEIDAD.

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