lunes, 22 de junio de 2015

LA NATURALEZA DOTACIONAL, BIEN ENTENDIDA, PRODUCE BENDICIÓN; EL PREJUICIO, LA CONDENACIÓN Y EL MALTRATO VERBAL DISIMULADO, NO SON DEFINIDOS COMO PROFECÍA. "NO APAGUÉIS AL ESPÍRITU. NO MENOSPRECIÉIS LAS PROFECÍAS.EXAMINADLO TODO; RETENED LO BUENO" (1TS.5:19-21).

LIMA - PERÚ  LUNES 22 DE JUNIO DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS CORINTIOS.

Primera de Corintios 14:1-4.

"Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia".

*** Tras señalar los dones, y cuantificarlos y cualificarlos para el uso adecuado, el apóstol nos mostró la gloriosa esencia que debe acompañar a nuestra participación en todo tiempo: El Amor, que hace que todas las cosas tengan un efecto permanente y categórico a nivel corporal.

*** Pablo aconseja que se siga fluyendo con y por el amor, recomendando a la iglesia en general que cultive el ejercicio de los dones espirituales, señalando la profecía como preferible por su carga tripartita para el cuerpo de Cristo. Y a continuación se referirá al sentido en que los dones han de usarse, enseñando el significado de las lenguas como don divinal para comunicar al hombre con el Señor. El entendimiento de los presentes queda sin fruto con una lengua no interpretada. 

*** Los misterios del lenguaje encriptado hombre-Dios, son también activados por el Espíritu, no son, por lo tanto, un error; porque el Espíritu conoce la necesidad de cada quién, y puede usar este don del modo más inimaginable; pero en definitiva, servirá para edificar a quien lo usa. No hay, pues, un vacío en el ejercicio del don; y el apóstol mostrará de qué modo puede ser más eficaz, cuando se asocia a la interpretación, constituyéndose en una bendita profecía para el pueblo de Dios.

*** La profecía pura (como don, no como señal), es dirigida de parte del Señor a los hermanos que componen la congregación con tres directivas básicas: 
(I) Edificación.- Construir una fortaleza espiritual en cada uno, elevando nuestra espiritualidad a niveles cada vez mayores, trayendo equilibrio y edificación, provocando el crecimiento al nivel del entendimiento, fortaleciéndonos para la gloria de Dios y cohesionándonos de modo corporativo.

(II) Exhortación.- Esta es la guianza para encaminarnos correctamente, y seguir en línea recta aquello que compete a nuestra estabilidad espiritual, conductual e intencional. La instrucción oportuna, la reprensión de todo exceso, la amonestación que nos pone en vereda y nos devuelve el enfoque, la reconvención eventual y el plano disciplinario que endereza nuestros pasos, son parte de la misma.

(III) Consolación.- Hay fases críticas que no requieren de cierta reciedumbre, sino de dulzura o de confortamiento en el trato, ya sea para con un débil en la fe, o con alguien novato que llegó a caer en ciertas trampas del enemigo; de la pérdida de un pariente, de una crisis ministerial, de un "bajón espiritual", de un desengaño sentimental por ilusos o empecinados, etc. Cuando la profecía se expresa, elige uno de estos tres caminos para hacerlo, reubicándonos en nuestro mejor contexto para una continuidad sin pausa.

*** La edificación personal es algo muy bueno; la edificación de la iglesia es aún mejor. Ambas son lícitas, y deben ser utilizadas dentro de su contexto cabal para no causar tropiezo alguno.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  22/06/2015

1 comentario:

  1. LA INSTRUCCIÓN PERTINENTE ES UN TESORO QUE NO DEBEMOS DESECHAR. LA IGLESIA DEBE DEJAR DE OBJETAR EL DIVINO FLUIR Y ABRIRSE A LAS POSIBILIDADES QUE EL ESPÍRITU SANTO LES OFRECE PARA LA BENDITA CONSOLIDACIÓN ECLESIAL Y CORPORATIVA. LA SABIA INSTRUCCIÓN, ESCUCHADA ATENTAMENTE, NOS PERMITIRÁ DISCERNIR NUESTRA PARTICULAR MANERA DE PENSAR, ENTENDER Y SABER A CABALIDAD LOS VALORES DE LA DIVINA PROPOSICIÓN.

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