LIMA - PERÚ VIERNES 23 DE JUNIO DEL 2017 MENSAJE # 1832
NAHUM 1:7-9; 2:6.
"Yahweh es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían. Mas con inundación impetuosa consumirá a sus adversarios, y tinieblas perseguirán a sus enemigos. ¿Qué pensáis contra Yahweh? Él hará consumación; no tomará venganza dos veces de sus enemigos... Las puertas de los ríos se abrirán, y el palacio será destruido".
=== Cada profeta fue elegido conforme al corazón de Dios, poseyendo una carga particular que sin duda se ejecutaría a su sazón. Nahum, cuyo nombre significa: "Consuelo, corroboración"; y con el primer significado hace su referencia a Israel, y con el segundo, nos recuerda que hacía cien años el profeta Jonás trajo de parte del Padre una palabra de arrepentimiento, y Nínive fue perdonada, y su castigo fue anulado. La profecía de Nahum nos refiere que Nínive cometió el grave error de arrepentirse de su arrepentimiento, volviendo a su perversión primera, motivando la ira de Yahweh. Nuestro Dios está lleno de piedad, misericordia y bondad; pero también es justo, proporcional, y justiciero. Y la carga de Nahum, no era idéntica con la de Jonás, manifestando su celo y su venganza contra el que perturba su emoción en una forma intensa; siendo ésta muy particular y subjetiva, Y normalmente, los celos son consecuencia de la ira, que sale en defensa del amor dañado. Si lo queremos simple, es la rebeldía emocional contra la infidelidad. Así, pues, el amor de Dios por su pueblo, hace que éste salga en su defensa, y quien provoca su ira, debe sufrir las consecuencias de este extraño, pero necesario estado del corazón y del sentir divinal. Para con sus siervos, Dios está lleno de valores positivos, y se constituye en nuestra fortaleza en tiempos de angustia, y nuestra confianza en él es algo que él no ignora, obrando en consecuencia.
=== Al llegar al verso 8, el Señor revela la forma en la que destruirá a Nínive, y una coalición de naciones al atacar a la ciudad, contó con la ayuda de Dios, desbordándose el Tigris, abriendo un forado de trescientos sesenta metros en el muro que protegiera a la ciudad, y la contundencia del río capitaneó el ataque de los medos y caldeos, quienes no le quedaban a la zaga en poderío militar y en razones para deshacerse de los crueles y sádicos guerreros asirios, los cuales eran temidos y aborrecidos por todos sus vecinos, quienes fueran víctimas de su voracidad y su maldad. Cuando el Señor habla de su venganza, utiliza la retribución contra el perverso, y no la represalia. Esta última es propia del hombre caído, quien no mide su cólera contra sus enemigos, buscando destruirlos por el más mínimo daño. Recordemos que con la ley del talión, Dios limita la venganza, y no la promueve o extralimita. Para que entendamos la represallia, recordemos cuál fue la actitud de Amán hacia Mardoqueo, buscando no sólo el castigo para el pariente de la reina de Persia; sino la destrucción de toda la casta judía (Est.3:5-6); tal desproporción retrata la diferencia entre la ira divina, retributiva en esencia; y la del ser humano caído, sobrepasando largamente el plano vindicativo. La ira en Dios no es un estándar natural o normal; es una excepción muy marcada, siendo él normalmente misericordioso, tierno y bueno; pero hay ciertas condiciones bajo las cuales la ira es inevitable: "Entonces Yahweh le dijo: Por cuanto el clamor sobre Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, Y EL PECADO DE ELLOS SE HA AGRAVADO EN EXTREMO, descenderé ahora, y VERÉ SI HAN CONSUMADO SU OBRA, según el clamor que ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré" (Gn.18:20-21).
=== Cuando se trata del juicio divino; no hay vuelta de hoja, haciendo el Señor consumación contra la maldad. Su venganza es una especie de última instancia, y no el inicio de las hostilidades. Hubo un cierto profeta denominado Teodoro Século que profetizó así: Nínive no podrá caer nunca, a menos que el río Tigris se convierta o constituya en su enemigo. Trágicas palabras que se hicieron realidad cuando la corriente se salió de madre e inundó la ciudad capital del imperio asirio, posibilitando una victoria sin atenuantes al ataque de la coalición caldeo-persa, la misma que destruyó totalmente a Nínive, haciendo eco de las profecías mostradas párrafos arriba. Seamos sabios, y no busquemos la ira divinal.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 23/06/2017 MENSAJE # 1832
"Yahweh es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían. Mas con inundación impetuosa consumirá a sus adversarios, y tinieblas perseguirán a sus enemigos. ¿Qué pensáis contra Yahweh? Él hará consumación; no tomará venganza dos veces de sus enemigos... Las puertas de los ríos se abrirán, y el palacio será destruido".
=== Cada profeta fue elegido conforme al corazón de Dios, poseyendo una carga particular que sin duda se ejecutaría a su sazón. Nahum, cuyo nombre significa: "Consuelo, corroboración"; y con el primer significado hace su referencia a Israel, y con el segundo, nos recuerda que hacía cien años el profeta Jonás trajo de parte del Padre una palabra de arrepentimiento, y Nínive fue perdonada, y su castigo fue anulado. La profecía de Nahum nos refiere que Nínive cometió el grave error de arrepentirse de su arrepentimiento, volviendo a su perversión primera, motivando la ira de Yahweh. Nuestro Dios está lleno de piedad, misericordia y bondad; pero también es justo, proporcional, y justiciero. Y la carga de Nahum, no era idéntica con la de Jonás, manifestando su celo y su venganza contra el que perturba su emoción en una forma intensa; siendo ésta muy particular y subjetiva, Y normalmente, los celos son consecuencia de la ira, que sale en defensa del amor dañado. Si lo queremos simple, es la rebeldía emocional contra la infidelidad. Así, pues, el amor de Dios por su pueblo, hace que éste salga en su defensa, y quien provoca su ira, debe sufrir las consecuencias de este extraño, pero necesario estado del corazón y del sentir divinal. Para con sus siervos, Dios está lleno de valores positivos, y se constituye en nuestra fortaleza en tiempos de angustia, y nuestra confianza en él es algo que él no ignora, obrando en consecuencia.
=== Al llegar al verso 8, el Señor revela la forma en la que destruirá a Nínive, y una coalición de naciones al atacar a la ciudad, contó con la ayuda de Dios, desbordándose el Tigris, abriendo un forado de trescientos sesenta metros en el muro que protegiera a la ciudad, y la contundencia del río capitaneó el ataque de los medos y caldeos, quienes no le quedaban a la zaga en poderío militar y en razones para deshacerse de los crueles y sádicos guerreros asirios, los cuales eran temidos y aborrecidos por todos sus vecinos, quienes fueran víctimas de su voracidad y su maldad. Cuando el Señor habla de su venganza, utiliza la retribución contra el perverso, y no la represalia. Esta última es propia del hombre caído, quien no mide su cólera contra sus enemigos, buscando destruirlos por el más mínimo daño. Recordemos que con la ley del talión, Dios limita la venganza, y no la promueve o extralimita. Para que entendamos la represallia, recordemos cuál fue la actitud de Amán hacia Mardoqueo, buscando no sólo el castigo para el pariente de la reina de Persia; sino la destrucción de toda la casta judía (Est.3:5-6); tal desproporción retrata la diferencia entre la ira divina, retributiva en esencia; y la del ser humano caído, sobrepasando largamente el plano vindicativo. La ira en Dios no es un estándar natural o normal; es una excepción muy marcada, siendo él normalmente misericordioso, tierno y bueno; pero hay ciertas condiciones bajo las cuales la ira es inevitable: "Entonces Yahweh le dijo: Por cuanto el clamor sobre Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, Y EL PECADO DE ELLOS SE HA AGRAVADO EN EXTREMO, descenderé ahora, y VERÉ SI HAN CONSUMADO SU OBRA, según el clamor que ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré" (Gn.18:20-21).
=== Cuando se trata del juicio divino; no hay vuelta de hoja, haciendo el Señor consumación contra la maldad. Su venganza es una especie de última instancia, y no el inicio de las hostilidades. Hubo un cierto profeta denominado Teodoro Século que profetizó así: Nínive no podrá caer nunca, a menos que el río Tigris se convierta o constituya en su enemigo. Trágicas palabras que se hicieron realidad cuando la corriente se salió de madre e inundó la ciudad capital del imperio asirio, posibilitando una victoria sin atenuantes al ataque de la coalición caldeo-persa, la misma que destruyó totalmente a Nínive, haciendo eco de las profecías mostradas párrafos arriba. Seamos sabios, y no busquemos la ira divinal.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 23/06/2017 MENSAJE # 1832
LAS SAGRADAS ESCRITURAS NOS MUESTRAN LA MANERA MULTIFACÉTICA DEL DIVINO ACCIONAR. CUANDO ÉL PONÍA UNA CARGA (PROFECÍA U ORÁCULO) EN ALGÚN SIERVO SUYO, LO HACÍA DE UN MODO PARTICULAR, ÚNICO Y DEFINITIVO. EL PROFETA ERA UN ECO DE SU VOZ, REFIRIENDO LO QUE DIOS HABIA DICHO PARA SER COMPARTIDO A SUS DESTINATARIOS EN EL TIEMPO OPORTUNO.
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