LIMA - PERÚ SÁBADO 03 DE JUNIO DEL 2017 MENSAJE # 1792
JEREMÍAS 20:1-6.
"El sacerdote Pasur, hijo de Imer, que presidía como príncipe en la casa de Yahweh, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras. Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa de Yahweh. Y el día siguiente Pasur sacó a Jeremías del cepo. Le dijo entonces Jeremías: Yahweh no ha llamado tu nombre Pasur, sino Migor misabib. Porque así ha dicho Yahweh: He aquí haré que seas un terror a ti mismo y a todos los que bien te quieren, y caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán; y a todo Judá entregaré en manos del rey de Babilonia, y los llevará cautivos a Babilonia, y los matará a espada. Y tú, Pasur, y todos los moradores de tu casa iréis cautivos; entrarás en Babilonia, y allí morirás, y allí serás enterrado tú, y todos los que bien te quieren, a los cuales has profetizado con mentira".
=== En los tiempos críticos, la palabra del profeta Jeremías parecía tener sentimientos antipatrióticos, y como Pasur era un príncipe de la casa de Dios, asumió que era su deber castigar a Jeremías por aquella temeridad: Anunciar la caída de Jerusalén en manos del rey de Babilonia, y que la única forma de preservar la vida era rindiéndose a Nabucodonosor, porque ya Dios había entregado a Jerusalén en sus manos; y mientras que otros pensaran que Dios haría algo extraordinario como pasó con Ezequías en tiempos de Isaías; cuando Asiria invadió Israel; así haría Yahweh en esta ocasión. Tal pensamiento nos hace ver que muchas veces los que tienen una falsa expectativa prefieren engañarse a sí mismos sobre lo que Dios había de hacer respecto a esta ocasión con la invasión babilónica. La condición espiritual de Judá no podía ser más caótica, habiendo perdido la guardianía que correspondía a su elección, la misma que demandara obediencia a los mandamientos divinos, y que prohibiera la idolatría, supeditando el divino favor a la fidelidad incondicional del pueblo elegido. No tenemos derecho alguno, si vivimos en el pecado, a ponernos en el plano de hacerle demandas a Dios, pretendiendo que él tiene una obligación contraída con el patriarca Abraham, porque el mismo Padre sujetó a la misma de este modo: "Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa DESPUÉS DE SÍ, QUE GUARDEN EL CAMINO DE YAHWEH, HACIENDO JUSTICIA Y JUICIO, PARA QUE HAGA VENIR YAHWEH SOOBRE ABRAHAM LO QUE HA HABLADO (PROFETIZADO) ACERCA DE ÉL" (Gn.18:19). La palabra divina a los hombres del Memorial no es un "seguro anti-Dios"; un "obligado celestinaje a la impiedad hebraica", ni tampoco una "indulgencia plenaria papal". El Padre sabe marcar las distancias entre lo que aprueba y lo que condena debido a su santidad.
=== Pasur, siendo sacerdote y patriota; no fue lo suficientemente apto para condenar la inconducta del pueblo judío como nexo divino-humano; y consideró el flagelar a Jeremías un sagrado deber patriótico, sintiéndose satisfecho de su gestión, y exhibiendo al profeta públicamente, condenando con esa actitud la actividad profética de Jeremías, asumiéndola como algo particular, irreal y traidor. Eso cambió el ánimo de quien escuchara a Jeremías mientras que oficiaba de parte de Dios en contra de la perversión de todos: El rey, el sacerdote, y el resto de profetas asalariados que "confirmaran la buena mano de Dios sobre ellos", pasando después por caja. Así, el vapuleado profeta fue extraído del cepo por el mismo Pasur, no tomando en cuenta ninguna de todas las profecías que salieran de boca de Jeremías con anterioridad, se sentía satisfecho de su accionar seudo espiritual y patriótico; recibiendo una sorpresa del cielo acerca de su futuro, el de su familia, y el de la nación judía. ¿Venganza profética de parte de Jeremías? ¡Para nada! Pasur no estaba impidiendo a Jeremías meramente, sino a un heraldo del Padre celestial; ¡y tenía que ser castigado severamente por ello! Así fue cambiado su nombre, y le fue dado un nuevo sino, él era Migor Misabib (Terror por todas partes), comenzando por sí mismo y por su hogar y por sus amistades y sujetos afines, decretándose su muerte lejos de la tierra prometida, así como la de toda su familia, y de toda la nación hebrea. No había amargura en el rostro de Jeremías, ni tampoco un sentimiento de venganza; sino la disposición para decir lo que Yahweh le inspirara a compartir, aunque ello le significara el rechazo y el odio de la nación entera.
=== Toda la riqueza acumulada en Judá, tanto del rey como de sus habitantes, sería trasladada a Babilonia, porque eso es lo que Dios ya había decidido, al ver que su pueblo no se arrepentía de su maldad, y se obstinaba en vivir inicuamente, basados en su condición de elegidos y de hijos de Abaraham; algo que sus conductas aberrantes borraran definitivamente de sus mentes, porque si ello hubiera sido su pensar, estaría conectado con el agrado divinal; y no con mantener la iniquidad, el robo, la violencia, la fornicación, la explotación de los más pobres, y la naturaleza disipada que Dios no castigara hasta ese momento (cabe acotar que ellos no estimaban que la invasión babilónica fuera un elemento de juicio para hacer justicia sobre toda la maldad del pueblo hebreo) asumiendo que Nabucodonosor "estaba de pasada"; y que Yahweh soltaría el ángel matador sobre aquel que intentaba hacerle daño a sus engreídos. El dueño de las pompas fúnebres se sobaba las manos pensando en cómo haría para enterrar a los ciento ochenta y cinco mil muertos de esta ocasión; los profetas rentados, en la recompensa que recibirían por su acertado augurio, haciendo crecer su fama como los Isaías de la época, o los nuevos Eliseos; los comerciantes de alimentos, ya estaban viendo como multiplicar los precios por causa del asedio... y otras "juderías" que omitimos mencionar... "¡Gracias Badre bor las jugosas ganancias! La profecía mentirosa no tuvo que ver tanto con las palabras; sino con las actitudes hacia lo establecido por la Deidad... ¿Dónde nos ubicamos nosotros?
"El sacerdote Pasur, hijo de Imer, que presidía como príncipe en la casa de Yahweh, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras. Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa de Yahweh. Y el día siguiente Pasur sacó a Jeremías del cepo. Le dijo entonces Jeremías: Yahweh no ha llamado tu nombre Pasur, sino Migor misabib. Porque así ha dicho Yahweh: He aquí haré que seas un terror a ti mismo y a todos los que bien te quieren, y caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán; y a todo Judá entregaré en manos del rey de Babilonia, y los llevará cautivos a Babilonia, y los matará a espada. Y tú, Pasur, y todos los moradores de tu casa iréis cautivos; entrarás en Babilonia, y allí morirás, y allí serás enterrado tú, y todos los que bien te quieren, a los cuales has profetizado con mentira".
=== En los tiempos críticos, la palabra del profeta Jeremías parecía tener sentimientos antipatrióticos, y como Pasur era un príncipe de la casa de Dios, asumió que era su deber castigar a Jeremías por aquella temeridad: Anunciar la caída de Jerusalén en manos del rey de Babilonia, y que la única forma de preservar la vida era rindiéndose a Nabucodonosor, porque ya Dios había entregado a Jerusalén en sus manos; y mientras que otros pensaran que Dios haría algo extraordinario como pasó con Ezequías en tiempos de Isaías; cuando Asiria invadió Israel; así haría Yahweh en esta ocasión. Tal pensamiento nos hace ver que muchas veces los que tienen una falsa expectativa prefieren engañarse a sí mismos sobre lo que Dios había de hacer respecto a esta ocasión con la invasión babilónica. La condición espiritual de Judá no podía ser más caótica, habiendo perdido la guardianía que correspondía a su elección, la misma que demandara obediencia a los mandamientos divinos, y que prohibiera la idolatría, supeditando el divino favor a la fidelidad incondicional del pueblo elegido. No tenemos derecho alguno, si vivimos en el pecado, a ponernos en el plano de hacerle demandas a Dios, pretendiendo que él tiene una obligación contraída con el patriarca Abraham, porque el mismo Padre sujetó a la misma de este modo: "Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa DESPUÉS DE SÍ, QUE GUARDEN EL CAMINO DE YAHWEH, HACIENDO JUSTICIA Y JUICIO, PARA QUE HAGA VENIR YAHWEH SOOBRE ABRAHAM LO QUE HA HABLADO (PROFETIZADO) ACERCA DE ÉL" (Gn.18:19). La palabra divina a los hombres del Memorial no es un "seguro anti-Dios"; un "obligado celestinaje a la impiedad hebraica", ni tampoco una "indulgencia plenaria papal". El Padre sabe marcar las distancias entre lo que aprueba y lo que condena debido a su santidad.
=== Pasur, siendo sacerdote y patriota; no fue lo suficientemente apto para condenar la inconducta del pueblo judío como nexo divino-humano; y consideró el flagelar a Jeremías un sagrado deber patriótico, sintiéndose satisfecho de su gestión, y exhibiendo al profeta públicamente, condenando con esa actitud la actividad profética de Jeremías, asumiéndola como algo particular, irreal y traidor. Eso cambió el ánimo de quien escuchara a Jeremías mientras que oficiaba de parte de Dios en contra de la perversión de todos: El rey, el sacerdote, y el resto de profetas asalariados que "confirmaran la buena mano de Dios sobre ellos", pasando después por caja. Así, el vapuleado profeta fue extraído del cepo por el mismo Pasur, no tomando en cuenta ninguna de todas las profecías que salieran de boca de Jeremías con anterioridad, se sentía satisfecho de su accionar seudo espiritual y patriótico; recibiendo una sorpresa del cielo acerca de su futuro, el de su familia, y el de la nación judía. ¿Venganza profética de parte de Jeremías? ¡Para nada! Pasur no estaba impidiendo a Jeremías meramente, sino a un heraldo del Padre celestial; ¡y tenía que ser castigado severamente por ello! Así fue cambiado su nombre, y le fue dado un nuevo sino, él era Migor Misabib (Terror por todas partes), comenzando por sí mismo y por su hogar y por sus amistades y sujetos afines, decretándose su muerte lejos de la tierra prometida, así como la de toda su familia, y de toda la nación hebrea. No había amargura en el rostro de Jeremías, ni tampoco un sentimiento de venganza; sino la disposición para decir lo que Yahweh le inspirara a compartir, aunque ello le significara el rechazo y el odio de la nación entera.
=== Toda la riqueza acumulada en Judá, tanto del rey como de sus habitantes, sería trasladada a Babilonia, porque eso es lo que Dios ya había decidido, al ver que su pueblo no se arrepentía de su maldad, y se obstinaba en vivir inicuamente, basados en su condición de elegidos y de hijos de Abaraham; algo que sus conductas aberrantes borraran definitivamente de sus mentes, porque si ello hubiera sido su pensar, estaría conectado con el agrado divinal; y no con mantener la iniquidad, el robo, la violencia, la fornicación, la explotación de los más pobres, y la naturaleza disipada que Dios no castigara hasta ese momento (cabe acotar que ellos no estimaban que la invasión babilónica fuera un elemento de juicio para hacer justicia sobre toda la maldad del pueblo hebreo) asumiendo que Nabucodonosor "estaba de pasada"; y que Yahweh soltaría el ángel matador sobre aquel que intentaba hacerle daño a sus engreídos. El dueño de las pompas fúnebres se sobaba las manos pensando en cómo haría para enterrar a los ciento ochenta y cinco mil muertos de esta ocasión; los profetas rentados, en la recompensa que recibirían por su acertado augurio, haciendo crecer su fama como los Isaías de la época, o los nuevos Eliseos; los comerciantes de alimentos, ya estaban viendo como multiplicar los precios por causa del asedio... y otras "juderías" que omitimos mencionar... "¡Gracias Badre bor las jugosas ganancias! La profecía mentirosa no tuvo que ver tanto con las palabras; sino con las actitudes hacia lo establecido por la Deidad... ¿Dónde nos ubicamos nosotros?
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 03/06/2017 MENSAJE # 1792.
LA RELACIÓN DIVINO-HUMANA ESTÁ REGIDA POR LAS REGLAS Y CÁNONES QUE EL SEÑOR MOSTRARA A SU PUEBLO ELEGIDO DESDE MUCHOS SIGLOS ATRÁS. ESTE ORDEN NO DEBÍA SER DESECHADO POR LA NACIÓN, OBEDECIENDO A UNA CONSIGNA QUE IMPLICABA FIDELIDAD Y OBEDIENCIA A LOS CÁNONES DIVINOS; DE LO CONTRARIO, VENDRÍA EL JUICIO.
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