LAS DEMANDAS DIVINAS, EN EL PLANO RELACIONAL DIVINO-HUMANO, NO DEJAN MARGEN PARA AMAR A MEDIAS, SI NOS CONVIENE, SI NOS TRAE VENTAJAS, O SI NOS TRAE GANANCIAS AL CIEN POR CIENTO. EL SEÑOR NOS SOLICITA EL VALOR ABSOLUTO DE NUESTROS AFECTOS, ESFUERZOS Y DEDICACIONES, MOSTRANDO A TRAVÉS DEL SERVICIO ÚTIL, HASTA QUÉ PUNTO ESTAMOS COMPROMETIDOS CON ÉL.

LIMA - PERÚ      LUNES 05  DE JUNIO DEL 2017                 MENSAJE # 1797

MEDITACIONES VARIAS

Joel 2:12

"Convertíos a mí con todo vuestro corazón".

=== Los sentimientos humanos pueden pasar de lo parcial a lo total, según como los tales sean estimulados.

=== Cuando los deleites que algo nos produce se asocia con una decepción, pasamos de la pasión al aborrecimiento; nuestra lastimada autoestima hace virar en ciento ochenta grados nuestros sentimientos, sorprendiendo a otros, y eventualmente a nosotros mismos.

=== El amor propio es la medida correcta del ser humano, porque integra la totalidad de nuestros sentimientos en un bloque compacto que inalterablemente defenderá su posición, sea esta errada o acerada.

=== Las interrelaciones humanas darán como fruto la amistad, la fraternidad, la intimidad, los celos, la envidia, el encono, la envidia, etc.; todos ellos en grados determinados, conforme al sentir del corazón; y se manifiestan o se reprimen conforme a nuestra voluntad, dueña de nuestras alternativas.

=== Cuando esta condición es trasladada al ámbito espiritual, la inestabilidad de la misma relación se hace evidente: Buena cosecha - adecuada celebración; Cosecha regular - celebración obligada y adusta; Mala cosecha - olvido y agravios para la Deidad.

=== Cuando nuestra relación con Dios es meramente un compromiso ceremonial religioso; nuestra "inversión espiritual" es regulable y absolutamente parcial; y por lo tanto, mudable.

=== El primer mandamiento es el amor total e incondicional al Dios Redentor; el segundo, nos faculta a no ir más allá del amor propio, trayendo un balance sentimental con los demás.

=== Nuestra conversión no posee otra medida que la fe absoluta e incondicional en lo que Dios dijo, hace y hará. Ello implica la totalidad de nuestras fuerzas, alma y corazón.

=== ¿Conversión real?  ¡De todo corazón!.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA    05/06/2017      MENSAJE # 1797