LIMA - PERÚ JUEVES 01 DE OCTUBRE DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS.
Hechos 9:31.
"Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo".
*** Es conveniente notar que la salida de escena de Saulo de Tarso coincide con una temporada de paz para la iglesia cristiana. No estoy argumentando en contra del discípulo de Gamaliel, ya que Dios utiliza los momentos o circunstancias para el logro de sus objetivos; y vemos que Lucas nos fue describiendo el fluir de sus siervos: Pedro, Juan, Esteban, Felipe, Saulo; mostrándonos el divino obrar en el apostólico fluir, con los ministros de ayudas, y hasta aquella inclusión de un fanático perseguidor de la iglesia que se constituiría en apóstol más adelante. La dispersión de los santos, trajo la masiva evangelización de la nación israelita, y el cubrimiento de la primera etapa de la gran comisión.
*** Después de la inmisericorde persecución que promoviera la dispersión de las personas y del mensaje de las buenas nuevas, la visión y misión eclesial se fue consolidando, y llegó la base que garantizaría la repoducción espiritual: La paz. Y asi como Salomón edificó el templo porque ya tenía paz por todas partes; así también hemos de buscar los tiempos propicios para reproducir la grey en el más gentil y positivo de los espíritus. Aquí también podemos observar la progresión espiritual que lleva a la necesaria consolidación y el sereno fluir de la iglesia de Dios.
*** "Y eran edificadas, andando en el temor del Señor". Cuando un volcán explota, y arroja piedras, cenizas, y sale la lava ardiente; todo es tan pavoroso, que salimos huyendo para salvar nuestras integridades; pero después, al enfriarse todo ello, hallamos renovada la tierra, viendo brotar las más hermosas flores, y la ansiedad en la tierra virgen por bendecirnos con el fruto de lo que llevara dentro. Así, pues, las bocanadas de humo, las piedras candentes, y la lava que nos amenazara con matarnos, promueven y producen la vida nueva que bregaba o luchaba por salir, revelando la gloria de su interioridad, la misma que se transforma en un Edén que nos invita a disfrutar todo lo que ha hecho Dios. El temor del Señor, semejando un celador que hace nuestras determinaciones algo estable y duradero, forja la argamasa que une cada voluntad personal a la plenitud corporativa que abriga el fluir de todos los santos en un enfoque común; y la casa de Dios, la familia de Dios, el cuerpo de Cristo; crece consistentemente con el deseo de alcanzar su plenitud.
*** "Y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo". El llamado iglecrecimiento no tiene fórmulas mágicas, sino que opera en la sencillez de lo sobrenatural, interactuando con el Señor en la búsqueda del agrado divinal. El crecimiento demográfico (cantidad de personas) desemeja del crecimiento espiritual (crecimiento del entendimiento y fidelidad al Señor en medio de todas las circunstancias); y del crecimiento en perspectiva (la visión que enrumba al propósito para el agrado divinal). Así, la cantidad de asistentes, producto de la efervescencia, no es contable al final; es lo que queda después de los remezones, las invasiones y los tsunamis de gigantescas olas, lo que el Señor asume como un hecho real (Jn.6:66-70). La guianza y lineamiento con que el Espíritu Santo nos lleva a la gloria, es la caja de caudales o bóveda inviolable que nos conduce con seguridad a la casa del Padre (Sal.23).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 01/10/2015
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ResponderEliminarSIEMPRE, POR NORMA, DESPUÉS DE LA TORMENTA, LLEGA LA PAZ, Y S'OLO SIGUEN EN RUTA LOS QUE SUPIERON CAPEAR EL TEMPORAL, Y ENTENDIERON QUE TODA AFLICCIÓN ES MOMENTÁNEA, CIRCUNSTANCIAL, Y QUE DETRÁS DE LA MISMA SE ESCONDE UN PROPÓSITO, DEL QUE SOMOS CONSCIENTES AL SALIR DEL TORMENTOSO TEMPORAL, CONVIRTIÉNDOSE LA VENTISCA EN UN SILBO APACIBLE QUE NOS LLAMA AL DIVINO COMPARTIR, COMO EN EL CASO DE ELÍAS AL SALIR DE LA CUEVA DONDE SE HALLABA ESCONDIDO.
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