LA MINISTRACIÓN DEL APÓSTOL PEDRO ES UNA APRETADA SÍNTESIS DE LOS ACONTECIMIENTOS DIVINOS; DE CÓMO ÉL ACTUÓ EN LA PERSONA E INTEGRIDAD DEL SEÑOR JESÚS, EJECUTANDO LA VOLUNTAD DE DIOS EN TODAS LAS ÁREAS, DEVOLVIÉNDOLE AL GÉNERO HUMANO LA LIBERTAD PARA OPERAR CONFORME A SU SINO REGIO, A SU CONSIGNA GENÉRICA Y GENERACIONAL, QUE LOS HARÍA RESPONSABLES HEREDEROS DE UNA GLORIA QUE NUNCA SE MARCHITARÁ.

LIMA - PERÚ  SÁBADO 10 DE OCTUBRE DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS

Hechos 10:36-41.

"Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo, éste es Señor de todos. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén, a quien mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo; sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos".

*** Pedro había comenzado su disertación manifestando la repulsa judaica contra el gentilicio, y cómo Dios le había mostrado que él no hacía acepción de personas, y que Pedro tenía que cambiar su modo de pensar al respecto; al igual que todos los que fueran judíos antes de su conversión al cristianismo. Luego, prosiguió su alocución manifestando cómo el evangelio de la paz con Dios llegó por medio del Señor Jesucristo (Pablo arguye respecto a esto diciendo que es por la justicia que la fe nos otorga en Romanos 5:1), apuntando a continuación, el pescador de Galilea, que el Señorío de Cristo es la realidad en la que el creyente ha de vivir, al decir que JESUCRISTO ES SEÑOR DE TODOS (que este pensamiento corone  nuestras sienes y  presida nuestras mentes).

*** La realidad de todo lo que fuera comunicado a la nación israelita (Pablo refiere que esto no fue hecho en algún rincón para que pueda ser ignorado en Hechos 26:26), era algo evidente para todos los presentes, al parecer; y Galilea fue el punto de partida (Mt.4:12-17,15e). Encarcelado Juan, Jesús comienza abiertamente su ministerio predicando el evangelio del reino, observando dos aspectos: 

(1) La unción del Espíritu Santo.- Que era la confirmación visible y oportuna para iniciar un ministerio y reinado; y 

(2) La unción de Poder.- El empoderamiento para la realización de su labor redentora, evidenciando los pergaminos y credenciales de las que venía premunido con hechos indubitables, haciendo patente el reino divino en directa confrontación al reino diabólico y demoníaco.

*** La opresión diabólica no pudo rebatir ni resistir el ímpetu con el que el ariete divino atacó las puertas del hades; y las sanidades, las liberaciones, las resurrecciones, y las señales y prodigios que noqueaban al hombre fuerte a diario, hicieron patente que había UN HOMBRE MÁS FUERTE que estaba saqueando los preciados tesoros del enemigo, y estaba repartiendo el botín entre los ex oprimidos comunicándoles vida abundante, y empoderándolos para acoplarse al cántico de victoria e infligir dolor, pérdidas y decepciones continuas al maligno, diciéndole que su reino se acabó (Lc.11:21-22; 1Jn.3:8b). Hasta Nicodemo, con toda su edad y experiencia hubo de reconocer que nadie podía hacer lo que Jesucristo hacía sino PORQUE DIOS ESTABA CON ÉL (Jn.3:2).

*** Aquí es donde Pedro pasa a su rol de testigo, junto con todos los discípulos que anduvieron con Jesús, durante su vida ministerial, hasta su muerte por crucifixión. Toda la bondad y el amor divino derramado en la figura antropomórfica del Señor se vio ultrajada y rechazada por la religión verdadera, la ignorancia gentil, y la naturaleza criminal del imperio gobernante; en hebreo, griego y latín (Jn.19:19-20).

*** El meollo del asunto: La resurrección, salta a la palestra, trascendiendo el poder del enemigo en su máxima expresión: la muerte ultimadora, frustradora y retenedora; de lo cual la tumba abierta da testimonio hasta hoy. Los deleitosos cuarenta días con Jesús, seguían patentes en la mentalidad del apóstol, recibiendo valiosa información sobre las realidades regias que debían ser puestas como el estandarte del pueblo de Dios. La capacidad de síntesis del Espíritu Santo les es comunicada a los ministros y los hagiógrafos para hacer fácil y elemental el poderlo entender.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  10/10/2015