SIEMPRE LOS ESTRENOS SUELEN SER MOTIVO DE MUCHO NERVIOSISMO O INQUIETUD; NO SABIENDO CÓMO ASUMIR EL RETO DE UN DIÁLOGO CON GENTES CUYO TRASFONDO ESPIRITUAL PUDIERA SER NULO, FRAGMENTARIO, O CONTRARIO A LO QUE TÚ ERES O REPRESENTAS. DIOS, PUES, APAREJARÁ NUESTROS CORAZONES PARA QUE TODOS PODAMOS SALIR EDIFICADOS, CONSOLADOS O EXHORTADOS, UBICÁNDONOS DENTRO DE SU PANORAMA PROFÉTICO CON UNA MARAVILLOSA PRECISIÓN.

LIMA - PERÚ  JUEVES 08 DE OCTUBRE DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS

Hechos 10:23-29

"Entonces, haciéndolos entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope. Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre. Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido. Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué me habéis hecho venir?".

*** Al dialogar Pedro con aquellos tres visitantes de Cesarea, y conocer la visión que Cornelio había tenido con una angelical revelación, él supo cuál era el siguiente paso a seguir. Así, pues, el apóstol comenzaba a comprender que la asociación divinal, vía la fe, empezaría a propagarse más allá del territorio judío, y que los privilegios asignados a su persona siempre habían de ser respetados por la Deidad y sus mensajeros, conforme al deseo del Padre.

*** La cortesía judía dejó de lado la repulsa natural, e invitaron a los tres visitantes al interior, dándoles hospedaje. Al día siguiente, Pedro se levantó y se fue con ellos a Cesarea, acompañado de un número de hermanos voluntarios de Jope, que el apóstol no rechazó. Al día siguiente arribarían a Cesarea, siendo grande la expectativa sobre lo que allá pasaría.

*** El centurión los estaba aguardando, con un número considerable de visitantes convocados por el mismísimo Cornelio. La convicción de fe de Cornelio se iba haciendo evidente por lo que vivía como una realidad célico-pedestre. Cornelio entendía que aquella reunión tendría una enorme trascendencia, y quería que todos los que amaban al Señor, sin conocerle plenamente, pudieran experimentar la tangibilidad del reino. El militar romano esperaba algo grande, muy grande, ¡y no sería avergonzado por su esperanza!

*** La actitud religiosa de Cornelio, al postrarse ante Pedro, no confundió al apóstol, quien le enseñara en una sola lección que la idolatría y la veneración a individuos, como si fueran seres celestiales, no venía al caso, pues sólo Dios merece la adoración ¡Y NADIE MÁS! Pedro no dijo nada respecto a alguna hipotética "supremacía jerárquica", rangos de origen seudo espiritual; ni nada parecido. "Levántate, pues yo mismo también soy hombre". Él era un hombre ungido con una misión de orden apostólica, y en ninguna manera superior a nadie, mas servidor de todos, conforme a su llamamiento y misión, pues por eso se lleva el nombre de ministros o servidores entre sus hermanos.

*** El breve diálogo con Cornelio mientras llegaban al lugar de reunión, sorprendió al apóstol gratamente, hallando a mucha gente reunida para el evento en cuestión. La expectativa de todos era grande en exremo. Y Pedro les habló sinceramente, expresando lo desagradable que era para un judío el contacto con personas no judías, rechazándolas peyorativamente, mirando a las tales como gente común o inmunda por su desconocimiento de Dios, su naturaleza idolátrica, y por no estar consignadas dentro del pacto, irónicamente basado en la promesa divina de que en Abraham todas las familias de la tierra serían benditas (eso te pasa por sentirte la divina pomada, o la élite que se mancha con la presencia de terceros). Y Pedro, basado en su apreciación por la vía de la revelación, pregunta en qué les puede ser útil a todos los presentes. Nuestra actitud, frente a la visita de nuestros hermanos, habla de nuestra bendita disposición para servirles; o de nuestra contrariedad por haber sido interrumpidos en nuestros soliloquios. ¿Cómo los recibes tú?

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  08/10/2015