LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 27 DE JULIO DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS
Romanos 6:19-23.
"Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la injusticia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro".
*** Introducción.- Nuestra crisis de identidad, en lo concerniente al servicio, manteniendo el conflicto entre la ley y la gracia con pensamientos enrevesados que nos hacían claudicar entre dos ponencias y dos actitudes, ya ha tenido una respuesta en nuestros corazones, apegándonos a la doctrina a la que fuéramos entregados, y librándonos del pecado, nos hicimos siervos voluntarios de la justicia, obedeciendo las divinas consignas como norma conductual en toda nuestra manera de vivir. Ahora, contemplaremos la enseñanza paulina en sus considerandos para con los neófitos, tornándose más específico.
*** (Ro.6:19) Las debilidades humanas son consecuencia de nuestras erradas elecciones en busca del placer y el disfrute sensorial, omitiendo totalmente la más mínima responsabilidad, asumiendo nuestro rol de hijos como niños engreídos, y no como príncipes herederos; y Pablo nos recordará que "mientras el heredero es niño, en nada difiere de un esclavo, aunque de todo sea dueño" (Gá.4:1-2). Y él nos habla como humanos, por nuestras humanas debilidades, arguyendo que el pecado se convierte en "el gran titiritero" porque nosotros nos prestamos para ello sin escrúpulos, entregando nuestros miembros al servicio de la injusticia y la iniquidad, disfrutándolo sensorialmente, hasta una total contaminación, y luego, a la adicción en la que el disfrute nos llama a morar, saboreando nuestra muerte espiritual con el aderezo de los deleites del siglo presente. De modo análogo, aunque en contraposición, se nos invita a hacer lo mismo; pero presentando nuestros miembros al servicio de la justicia, teniendo como objetivo nuestra santificación. El diablo no te apresó, te puso la pistola en el pecho, y te obligó a servirlo pérfidamente; él te lisonjeó, te enamoró, te ofreció el gratuito placer temporario, y luego, ya en tu arrebatadora adicción, tú le entregaste todo su ser para seguir siendo feliz en tu embriaguez y tu disolución. Una adicción no es una enfermedad, sino una gratuita cesión de tu ser al placer y la sensualidad, CONTANDO CON TU CONSENTIMIENTO, CON TU RENDIDA VOLUNTAD PARA QUE EL PECADO HICIERA CONTIGO LO QUE QUISIERA.
*** (Ro.6:20) Esta referencia nos ubica en un perfecto plano de inconsciencia acerca de la justicia. ¿Por qué? Porque vivir en pecado, ser impío e inmoral, era el estándar de la raza caída; y lo que está en boga, y se da en todos lados, se supone "ético", por el el estilo de vida de la mayoría; y la esclavitud del pecado, nos hacía inconscientes de la justicia; y como ésta era algo imperceptible social y sensorialmente, se supuso inexistente; y "ojos que no ven, corazón que no siente", y "a otra cosa, mariposa". ¿Notamos lo que Pablo quiere decir con SER LIBRES DE LA JUSTICIA? sumidos, pues, en la esfera de lo inconsciente como el hábitat común, la realidad de la justicia -como la vocación divino-humana- es declarada nula e inexistente. Punto.
*** (Ro.6:21) Y aquí, el apóstol nos retorna al plano consciente al inquirir sobre el fruto obtenido en aquel mundo falaz donde todo es mentira, y todo es según el color del cristal con que se mira. ¿Cuál era el fruto de toda aquella bazofia en que se viviera antaño? Una vergüenza inocultable que nos hiciera vivir en la oscuridad, y rehuir cualquier luz que, traviesa, se filtrara para evidenciarnos (Jn.3:19-20). Y Pablo, siguiendo la trayectoria de aquella flecha indicadora que señalara la dirección hacia la total perdición, señala el veredicto: "PORQUE EL FIN DE ELLAS ES MUERTE". Y es con esta inapelable sentencia de muerte que hemos de enfrentar la siguiente declaración.
*** (Ro.6:22) Pablo redunda aquí a lo referido en el v.18; pero añade más. Veamos: MAS AHORA (esto actualiza aquella realidad espiritual que ya giraba en nuestras mentes, queriendo ubicar el lugar de su reposo como pensamiento gravitacional y directriz de la vida nueva), QUE HABÉIS SIDO LIBERTADOS DEL PECADO (el apóstol continúa con las actualizaciones, y la realidad vigente de nuestra liberación del pecado, indica que somos gente libre, y manumitida a nuestro nuevo poseedor o Señor ¡Te amamos, Padre! Y HECHOS SIERVOS DE DIOS (esto es ya nuestra formal presentación como gente que trabaja para Dios, que fluye y vive para él, trayendo fruto abundante en lo concerniente a lo específico para el alcance de la herencia ¿Qué será? TENÉIS POR FRUTO LA SANTIFICACIÓN (¡Aleluya! Esto enmarca nuestro presente y nuestro plano relacional con la Deidad en aquella esfera antes ignorada: La presencia de Dios, su pública aceptación de nosotros en calidad de hijos amados); Y COMO FIN, LA VIDA ETERNA (esto es ya la esfera del pleno disfrute, de una vida santificada, específica y con un propósito que nos une a Yahweh de manera definitiva y final).
*** (Ro.6:23) Esto es el epílogo de este capítulo ambivalente, donde se nos mostrara que estábamos muertos al pecado, y vivos para Dios en otro orden genérico, postulando nuestro servicio a la justicia por derecho y por libre determinación. Esta plena consciencia de los hechos, los separa y los une convenientemente en nuestra lucha diaria, haciéndonos entender que la paga del pecado es muerte, y que alguien que tiene vida de resurrección no puede ya más morir, y que la dádiva divina no es una invitación a seguir pecando, sino una certeza histórica y profética. Lo primero, suprimió la naturaleza adámica y el poder del pecado sobre nosotros; lo segundo, nos insta a recordar que la dádiva divina posee consecuencia eternas, y que por ello está sujeta al SEÑORÍO DE CRISTO como un obrar continuo que nos lleva con seguridad a la gloria eternal ¿LO PERCIBES? ¡APRÓPIATELO!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 27/07/2016