miércoles, 20 de julio de 2016

LA APARICIÓN DE LA LEY FUE PARA TIPIFICAR EL PECADO, Y PARA QUE SUPIÉRAMOS EN QUÉ MEDIDA DIOS ERA AFRENTADO POR NOSOTROS, Y LOS DOS PLANOS RELACIONALES: CON DIOS Y CON NUESTROS PRÓJIMOS FUERAN DEBIDAMENTE REGULADOS. QUE ENTENDAMOS LO QUE LA JUSTICIA ES RESULTA PRIMORDIAL PARA LOS INTERESES DIVINOS.

LIMA - PERÚ  MIÉRCOLES 20 DE JULIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS.

Romanos 5:13-17.

"Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. Porque si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia".

*** Introducción: La universalidad de la muerte nos revela la universalidad del pecado, y de cómo éste ha permanecido vigente a lo largo de seis mil años de historia, manteniendo cautiva a toda la humanidad, la misma que, engañada por el enemigo, y ansiosa de endiosarse, ha seguido la ruta señalada por el maligno para heredar la perdición, donde él irá irremisiblemente. Ahora nos toca meditar sobre todos aquellos hechos que nos han encerrado en un mundo de maldad y de condenación. Analicemos los mismos.

*** (Ro.5:13-14) Antes que el Padre estableciera la ley, el pecado tenía mucho tiempo vigente; pero cuando la ley no tipifica los delitos y los pecados en una forma específica, los tales no pueden ser cuantificados ni cualificados para juzgar y condenar a los culpables, siendo como si no fueran o no existieran. Sin embargo, la muerte física daba testimonio de la realidad del pecado y del pago por el mismo debido a la maldad. Vale decir, que yo me cruce una luz roja porque no hay un oficial de la policía para penar mi falta; no me exime del accidente automovilístico causado, con el agravante de tres víctimas mortales, provocado por el camión que, haciendo uso de su derecho para transitar en sentido contrario, se estrellara con mi sedán de cinco asientos, segando la vida de tres de mis pasajeros. Que la ley estaba vigente, era evidente; que la ley divina estaba presente, lo testifica el mortal accidente. La muerte, en la historia, se ha erigido en calidad de reina; y gracias a la naturaleza multiforme del pecado, éste ha llegado a acendrarse hasta cambiar gradual y totalmente nuestra escala de valores; y nuestros corazones cuitados suspiran y gimen por aquel que lo pueda quitar, y que lo prive de su hegemonía ruin. Algo que podemos notar de parecido con el pecado de Adán, es el rebasar la autoridad, y el tratar de burlar el juicio divino como común denominador de la maldad.

*** (Ro.5:15) El apóstol quiere hacer ahora un vivo contraste entre el don y la transgresión, ya que aquí nos son presentadas como situaciones inversamente proporcionales, y es necesario que entendamos estos puntos para que valoremos correctamente el divino obrar. Y Pablo considera primero la transgresión unitaria como desgracia corporativa, expandiéndose hasta abarcarlo todo, como lo hace el feto en el vientre materno, ocupando todo el espacio que se precisa para desarrollarse completamente; y fue así que el pecado se hizo viral, ocupando el espíritu, el alma y el cuerpo; amorteciendo el primero, incentivando el segundo, y utilizando el último a su sazón bipartita; de allí la fluidez pecaminosa que nos hiciera esencialmente carnales, instintivos y apetitivos, sometiéndonos de continuo a sus impulsos y su dominio, viviendo para sus prioridades: Cama y mesa. La gracia, por el contrario, nos devuelve a nuestra realidad regia y tripartita, haciendo eco de los valores que adornan a un hijo de Dios en su deseo de agradar al Padre como su supremo objetivo. Fue así que todo lo que el pecado expandió, fue abarcado por el divino don de la gracia, atribuyéndonos la justicia de Cristo Así, pues, el pecado de uno, mató a muchos; y estos muchos fueron y son recogidos por la gracia divina contenida en la individualidad de Jesúcristo, llevándonos a la nueva dimensión en el que las culpas, pecados y delitos, son devorados por los blancos glóbulos de la divina bondad, hasta desaparacerlos del cuerpo de Cristo; navegando en nuestro sistema circulatorio los rojos hematíes impartiendo vida por doquier, mostrando la vida a su sazón.

*** (Ro 5:16) Con el don, pues, ocurre lo opuesto a lo que pasara con la transgresión de aquel uno que pecó, como cabeza de la raza humana y progenitor de la misma; el cual por su actitud rebelde a la autoridad, propagó el estigma del pecado en sus descendientes, sobreviniendo el juicio divino por ello en los albores de la humanidad, resultando en condenación para todo prevaricador. Un solo pecado trajo LA CONDENACIÓN para todos. Y fue esa ley divina la que procuró que EL DON viniera por causa de las muchas transgresiones para JUSTIFICACIÓN.  



*** (Ro.5:17) La transgresión del padre de la raza humana, Adán, nos trajo la condenación, y la muerte llegó a reinar en medio de la humanidad. El reino significa la aplicación del poder sobre aquellos a quienes se gobierna, teniendo autoridad y dominio sobre los mismos, tomando control de todo lo que son, tienen y pueden; subordinándolo todo bajo su señorío. Y es preciso que entendamos que estas mismas características componen lo que debe ser una vida cristiana normal, disponiendo el Señor que reinemos en vida por uno solo, Jesucristo, dando fe de la abundancia de la gracia, y del don de la justicia. La abundancia de la gracia nos refiere todo lo que Dios tuvo que hacer para recobrarnos, rescatándonos de los lazos de la condenación, arrancándonos de los brazos de la muerte, y ubicándonos en un plano de aceptación delante de él AL DECLARARNOS JUSTOS ANTE ÉL, imputándonos la justicia del mismo Jesús como nuestro status a nivel del cielo y la tierra.


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   20/07/2016

1 comentario:

  1. PABLO NOS COMPARTE DOS PIEZAS CLAVES DEL AJEDREZ CELESTIAL, POR EL QUE NOS HACE UNO CON ÉL EN VISIÓN Y PROPÓSITO: LA ABUNDANCIA DE LA GRACIA, Y EL DON DE LA JUSTICIA. LA CONCIENCIA DE LO PRIMERO, ES LA QUE NOS ASEGURA ESTO ÚLTIMO, QUE ES EL PRINCIPIO DE NUESTRA REALIZACIÓN EN CALIDAD DE HIJOS AMADOS

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