sábado, 30 de julio de 2016

AQUELLOS QUE QUIEREN MIRAR A LA LEY COMO INSTRUCTORA, INDUCTORA, O COMPAÑERA DE MALDADES, MUESTRAN SU MENTALIDAD FREUDIANA, TRANSFIRIENDO LAS CULPAS A OTROS CON UN TOTAL DESCARO, BUSCANDO UN ALIVIO A SU CONCIENCIA CRÍTICA, MITIGANDO TODA SENSACIÓN QUE NO LES TRAIGA DISFRUTE O NO LES COMUNIQUE PAZ INTERIOR. ES TIEMPO DE REACCIONAR AL ARREPENTIMIENTO SEGÚN DIOS.

LIMA - PERÚ   SÁBADO 30 DE JULIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS

Romanos 7 :7-8

"¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto".

*** Introducción.- De aquella analogía tomada del matrimonio, llegamos a entender la unión legal que había entre la ley y la persona comprometida con ella, la cual los ligaba de por vida. La ley, no moriría; pero la persona que estaba ligada a ella sí podía morir, y murió, porque la justicia de la ley la mató. El pariente redentor satisfizo la justicia divina, le impartió a la mujer casada una vida nueva de resurrección tras su fallecimiento, y se unió a ella bajo las reglas de un nuevo género que no puede ya más morir. Así fue como dejamos de estar bajo la ley, y fuimos puestos bajo la gracia, que es donde vivimos ahora porque así lo quiso Dios. ¡Aleluya! Si se molestan en mirar lo que está escrito en Ezequiel 37:1-14, entenderán lo que hizo Dios junto con Nicodemo en el capítulo 3 de Juan.

*** (Ro.7:7) ¿Por qué la ley no murió junto con su cónyuge? Porque la ley no contenía pecado en ella, ni lo promovía, ni era pecaminosa o corruptora, siendo tan perfecta como la Santidad que postulaba y representaba, y que hallaremos dentro del arca, junto al maná escondido y la vara de Aarón que reverdeció: La santidad de la Palabra (la ley); la santidad del diario sustento del creyente (el maná, o pan vivo que descendió del cielo); y la vara de Aarón que reverdeció (claro tipo de la vida santa de resurrección, que apuntaba a nuestra herencia según He.12:14); nos permiten ver la realidad del lenguaje de los seres vivientes: SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR. No porque Dios sea "tres veces santo", como dicen los faltos de entendimiento; sino porque ese es el superlativo hebreo, equivaliendo a Santísimo (léase 1Ts.5:23, que nos habla de los santificados por completo en (1) espíritu, (2) alma y (3) cuerpo).

(Ro.7:7a) Cuando Pablo pregunta si la ley es pecado, él responde a su imaginario objetor: EN NINGUNA MANERA. La ley tipifica el pecado, lo describe, lo sanciona, lo identifica, y crea la conciencia pertinente en el impenitente PARA QUE SE DÉ CUENTA DE SU CONDICIÓN ANTE DIOS. No nos acusa (eso lo hace Satán); no nos maldice (eso es producto de nuestros hechos en contra de la voluntad divina y en una afrenta a su santidad); no nos condena (esa no es su misión ni su sentido, sino el ponernos en antecedentes sobre las reglas divinales y su prescripción para nuestro bien); ni nos conmina a quedarnos en la misma condición (sino que nos insta a buscar una solución en Dios; porque ella no puede redimirnos, justificarnos, ni santificarnos, ni hacernos herederos; indicándonos nuestra necesidad de un Redentor, llevándonos a Cristo Jesús según Romanos 10:4).

(Ro.7:7b) Aquí salta al entarimado el objetor imaginario queriendo culpar a la ley por lo que revela y postula, acusándola de ser una instigadora para el mal, aunque éste era preexistente, si bien no había sido clasificado tan pormenorizadamente como la ley lo hace. ¿Cuántos miran mal a la comida chatarra cuando saben el mal que les hace? ¡Y se la siguen comiendo cuando nadie los ve; y cuando los ven, también! La codicia no era menos codicia antes de ser tipificada, ni es más codicia después de saber su maligna naturaleza. ¡Cuánto nos molesta que se nos ponga al día respecto a lo bueno y lo malo sin una bífida lengua! ¡Cuántos no culpamos a nuestros padres por no dejarnos hacer lo que queremos, y los juzgamos como egoístas y malos por impedirnos involucrarnos en las maldades que este siglo ofrece cono deleites temporales sin consecuencias nefastas o daños posteriores: "No moriréis"! ¡No podemos ser tan cínicos!

*** (Ro.7:8) Aquí hay una descripción gráfica de la relación existente entre el pecado y la ley, y vamos a ver cómo es que el diablo usa esta última para inducirnos al mal, disfrutando osadamente el ofender a Dios y a su santidad. Pocas cosas son tan atractivas o tentadoras como aquello que está prohibido, pues ello implica la falta contra la autoridad, contra lo ético, contra todo lo que tenga un significado digno y apropiado, o que muestre un superior intento. Adán y Eva estaban conscientes que lo que hacían contrariaba el deseo divino, y el anhelo por ser dioses y regentes de su propio destino los hizo tomar lo único que les estaba restringido para su bien. Es de suponerse que culparan a Dios por egoísta y por temer la competencia con otros dioses de su talla, como dijo la serpiente, ¿Ha pasado por la mente de mis lectores tal felonía? ¿Qué experimentamos cuando volvemos a las andadas? La satisfacción de deshonrar a Dios es la forma más alta del gozo satánico, más que cualquier otra sensación gratificante ¡Dios nos libre de tal maldad!  Esto fue lo que motivó a la carne a pecar y ofender a Dios, y el embozado que guardara nuestro corazón se vio identificado por las luces que se encendieran al cometer su delito, dándonos recién por entendidos sobre nuestra naturaleza caída y necesitada de redención.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  30 DE JULIO DEL 2016

1 comentario:

  1. CUANDO UN CRISTIANO SALE DE SU TRIVIALIDAD RELIGIOSA, Y QUIERE ENTRAR A UNA AUTÉNTICA RELACIÓN CON EL SEÑOR, SU CONCIENCIA TIENE QUE SER ACLARADA, Y SU VOCACIÓN EXAMINADA, DE MODO QUE PUEDA TENER UN ENTENDIMIENTO CABAL DE LO QUE ES SERVIR A DIOS EN ESPÍRITU Y EN VERDAD

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