EL APÓSTOL PABLO SUELE SER MUY ENJUNDIOSO CUANDO DE LA DOCTRINA CRISTIANA SE TRATA, NO DEJANDO PUNTADA SIN HILO, NI PALABRAS SUELTAS COMO NEFASTOS RADICALES LIBRES. CADA DETALLE DE LO QUE ÉL REVELA, ESTÁ PRECISAMENTE UNIDO A LA VERDAD QUE SE QUIERE MOSTRAR Y DEMOSTRAR. LA MUERTE Y LA VIDA DE RESURRECCIÓN MARCAN EL INICIO DE UNA HISTORIA NUEVA Y SIN PRECEDENTES.

LIMA - PERÚ  SÁBADO 23 DE JULIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS

Romanos 6:5-7.

"Porque si fuimos plantados con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado".

*** Introducción.- El hombre de Tarso, nos ha planteado el hecho de que nuestro fluir de orden espiritual es ahora presidido por la vida de resurrección. Que al identificarnos con Cristo vía el bautismo, lo hicimos con su muerte, despojándonos así del hombre natural; según la carne; y que fuimos introducidos en una nueva vida genérica en la que deberíamos andar, y de la que cada uno debiera de ser consciente para el mantenimiento del contacto con la celeste esfera en nuestro caminar como gente de dos campamentos (del cielo y de la tierra).

*** (Ro.6:5)  El apóstol utiliza aquí la agricultura como figura de lo que hemos experimentado, Él tiene en cuenta lo que Jesús le dijo a sus discípulos: "Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará" (Jn.12:23-26). Así, pues,

  

(I) El objetivo es la glorificación del Hijo o su exaltación vía la kenosis o humillación; para traer abajo el plano apoteósico en el que ha vivido el hombre tratando de endiosarse.

(II) La importancia de la eliminación sustantiva de la antigua naturaleza caída, de adámico cuño. Y aunque esto fuera una paradoja para los pensantes regulares y lógicos, la muerte del hombre viejo era de importancia vital, para que no fuera tropiezo al nuevo hombre con vida de resurrección; pues para resucitar, es preciso morir primero. Si lo deseas puedes quedarte con tu único grano de maíz, masticándolo y royéndolo; mas si lo siembras, éste se multiplicará con miras a satisfacer tu hambre, y el de muchos contigo. ¿Quieres quedarte solo, o quieres multiplicarte? La muerte, pues, traerá vida; y ese era el objetivo.

(III) Hay una nueva siembra, y por supuesto, una nueva cosecha que tendrá como hábitat la eternidad. ¿De dónde sacamos eso? Mateo nos refiere en el capítulo 13 del evangelio signado con su nombre que hay dos siembras, y dos cosechas. La primera consta en Mt.13:1-9, que luego el Señor explicará en Mt.13:18-23; y allí mismo añadirá la segunda siembra en Mateo 13:24-30, la que él interpretará en Mt.13:36-43. En la primera, la semilla es la palabra de Dios; en la segunda la buena semilla son los hijos del reino, y la siega es el fin del siglo, y el resultado se echa de ver en el reino de su Padre. La fructificación abundante es el objetivo divino.

(IV) El amor propio, pretendiendo conservar la naturaleza caída en el mejor nivel; ya fuera por el más grande esfuerzo humano, o por la más grande dedicación religiosa; carecerería de vida espiritual trascendente. No se trata de evitar envejecer o de perpetuarnos humanamente hablando; sino de entender nuestra vocación mientras estamos en el cuerpo, evidenciando así el que amamos a nuestro Dios, y que andando en sus ordenanzas procuramos establecer su sino y su perspectiva sempiterna.

(V) Nuestra vocación de servicio hará que no perdamos de vista en su intento al Señor que nos llamó, andando en línea con él en su misión y propósito; siendo su ubicación nuestra locación. El más sincero deseo de servir a Dios según su voluntad, y sus prioridades; nos hará dignos de honor en su presencia. La recompensa por el servicio es el tesoro más preciado para los santos del Altísimo.

*** (Ro.6:6) Aquí, el discípulo de Gamaliel nos introduce en el sentido claro de LO QUE SE CONOCE; refiriéndose al conocimiento pleno del hecho divino, y no a la tímida hipótesis de lo que nuestras mentes imaginan o asumen en un plano fantástico, simbólico o ideal. El apóstol nos invita a observar con mucha atención nuestro plano trascendente, real, subjetivo y objetivo: nuestra fusión experimental con él como una realidad sólida que nos identifica en las célicas esferas o lugares celestiales. Cuando el apóstol refiere que hemos sido crucificados con él, y que el cuerpo del pecado sea destruido, esto habla de que el tal es despojado de poder y dominio sobre el creyente; de ese modo, cuando el enemigo busque encender el motor de nuestra carne, lo hallará totalmente inútil, pues ya NO FUNCIONARÁ PARA ÉL; sino que lo hará para la gloria de Dios, y todo lo que encontrará el maligno es el cartelito que reza así: FUERA DE SERVICIO.

*** (Ro.6:7) Pablo razona con nosotros de este modo: El que ha muerto, ha sido justificado del pecado. La realidad propuesta al inicio del capítulo: EL ESTAR IDENTIFICADOS CON CRISTO EN SU MUERTE, es visto aquí como un punto de partida en cuanto al divino fluir; y lo que se declara luego, ES LA CONSCIENCIA PLENA DE LA JUSTICIA ADJUDICADA. Lo primero, nos separa de la vida antigua y de sus consecuencias; lo segundo, nos ubica en aquello que es nuestro ámbito, y donde debemos vivir desde entonces, confesándolo con la boca y con nuestras acciones pertinentes.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  23/07/2016