LIMA - PERÚ LUNES 18 DE JULIO DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS
Romanos 5:6-8.
"Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros".
*** Introducción.- La esperanza, que no avergüenza, emerge desde nuestro interior como una fuente que salta para vida eterna, haciendo notoria su existencia y su vivencia, y su deseo de impulsarse exteriorizándose, y ansiosa de correr más allá de los límites de su fuente, hasta invadirlo todo con la vida que en ella abunda, y que salta entusiasmada, invitando a lo que la rodea a vivir y hacer efusión de esa vida, irrigándolo todo con su esencia. La vida que el Espíritu Santo comunica, no tiene una "unción lagunar"; sino una "mentalidad oceánica" queriendo abarcarlo todo con su existencial fluir vivificante.
*** (Ro.5:6) Aquí, el apóstol Pablo retorna al plano anterior de lo que fuera nuestra existencia vacía y sin propósito, describiendo así la debilidad humana bajo la condenación en una total indefensión, cuando la caída humanidad no tenía de qué asirse, ni asomo de esperanza para ser recobrados, ni quién se sintiera motivado para dar algo por nosotros o venir para rescatarnos; en tales circunstancias, vino el Señor Jesucristo; para llenar nuestras vidas desesperanzadas con su amor y su piedad, haciéndonos saber que el valor que él nos atribuía era lo que él podría obrar en nosotros por su gracia. El reino diabólico nos deterioró hasta el total desvalimiento; el reino divino, en la individualidad de su Rey, nos fue impartido por gracia, haciéndonos saber quiénes éramos, y quiénes debíamos seguir siendo para Dios (Ef.2:1-7). Y sí, Cristo murió por nosotros en el tiempo indicado para nuestro recobro (Gá.4:4-7). Aunque la impiedad había cargado con nosotros, y desfilábamos resignadamente a la condenación, exentos de derecho alguno; fuimos detenidos en nuestra cansina y lúgubre marcha al hades, y se recibió contraorden: "¡Todos quedan libres, déjenlos emerger de nuevo a la luz!".
*** (Ro.5:7) Pero, ¿qué es toda esta paradoja inexplicable? ¿Qué ha pasado con nuestro sino inexorable? ¿De dónde viene esta majestuosa y poderosa luz que nos inunda, nos da un nuevo atuendo de albo color, y nos rodea con un fulgor multicolor que nos causa un azoro tremendo... y nos hace sentir tan distintos al formar parte de un universo de colores majestuosos que, sin embargo, nos luce familiar, y nos hace sentir regios? ¿Por qué estas entidades que habitaran en una maligna simbiosis que nos pareciera tan nuestra, no se sienten extrañas en este mundo nuevo? ¿Pertenecimos antes a esta esfera? ¡Esto es una locura! Habíamos entendido nuestro rol de irredentos, y de irredimibles; ¿qué hace aquí ese sujeto con aspecto de hijo de los dioses que parece discutir con Lucero, el Hades y la Muerte? ¿Por qué se ven estos tres tan desolados? ¿Por qué nos miran con nostalgia, odio y sentimientos de pérdida? Nos sorprende ver cómo en las paredes del Hades se clavan avisos que anuncian nuestra liberación, y todas las flechas que señalaban hacia adentro, apuntan ahora hacia arriba, a una puerta abierta que sale a un huerto; y las caras de los demonios, abatidas, nos indican que sigamos ese camino hacia el exterior. ¡Esa luz esplendorosa, maravillosa, enceguecedora, y la premura con la que los demonios nos muestran la salida, invitándonos al éxodo con la vida y la libertad como nuestros más preciados tesoros! Cuando entramos a este maldito lugar no valíamos un centavo partido por la mitad, y no éramos si no un valor deteriorado, y hoy somos codiciados como el oro de Ofir... ¿Alguien puede explicarnos qué es lo que está pasando?
*** (Ro.5:8) Si alguien hubiera querido sacrificarse por nosotros, nos hubiera parecido una locura de su parte. Si alguno de nosotros, los condenados por nuestras maldades, tuviera algo de bueno en sí mismo; no sé, tal vez pudiera ser que alguien pudiera ser que diera algo de sí, mas es tal nuestro estado, que ni siquiera nosotros, estando del otro lado del velo, quisiéramos ser el reemplazo de otro de este lado del velo. Y de pronto, nos encontramos cara a cara con un aviso escrito con tinta sangre con esta palabra como referencia: TETELESTAI=CONSUMADO ES, y aquella sutil cortina nos deja pasar al mundo de la luz, dándonos a cada uno un rollo que tenía esta escritura: COMPRADO POR PRECIO. LIBRE, Y MANUMITIDO. SU NUEVO PROPIETARIO ES YAHWEH. Esta no es una muestra de la misericordia divina, sino de su AMOR para con nosotros, y "Al que no conoció pecado, POR NOSOTROS lo hizo pecado, para que NOSOTROS FUÉSEMOS HECHOS JUSTICIA DE DIOS EN ÉL" (2Co.5:21). El pecado de todos nosotros es algo que Cristo Jesús llevó sobre sí, entregándonos SU JUSTICIA en calidad de trueque divino. ÉSA ES NUESTRA CONDICIÓN, Y NUESTRO SINO.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 18/07/2016
"Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros".
*** Introducción.- La esperanza, que no avergüenza, emerge desde nuestro interior como una fuente que salta para vida eterna, haciendo notoria su existencia y su vivencia, y su deseo de impulsarse exteriorizándose, y ansiosa de correr más allá de los límites de su fuente, hasta invadirlo todo con la vida que en ella abunda, y que salta entusiasmada, invitando a lo que la rodea a vivir y hacer efusión de esa vida, irrigándolo todo con su esencia. La vida que el Espíritu Santo comunica, no tiene una "unción lagunar"; sino una "mentalidad oceánica" queriendo abarcarlo todo con su existencial fluir vivificante.
*** (Ro.5:6) Aquí, el apóstol Pablo retorna al plano anterior de lo que fuera nuestra existencia vacía y sin propósito, describiendo así la debilidad humana bajo la condenación en una total indefensión, cuando la caída humanidad no tenía de qué asirse, ni asomo de esperanza para ser recobrados, ni quién se sintiera motivado para dar algo por nosotros o venir para rescatarnos; en tales circunstancias, vino el Señor Jesucristo; para llenar nuestras vidas desesperanzadas con su amor y su piedad, haciéndonos saber que el valor que él nos atribuía era lo que él podría obrar en nosotros por su gracia. El reino diabólico nos deterioró hasta el total desvalimiento; el reino divino, en la individualidad de su Rey, nos fue impartido por gracia, haciéndonos saber quiénes éramos, y quiénes debíamos seguir siendo para Dios (Ef.2:1-7). Y sí, Cristo murió por nosotros en el tiempo indicado para nuestro recobro (Gá.4:4-7). Aunque la impiedad había cargado con nosotros, y desfilábamos resignadamente a la condenación, exentos de derecho alguno; fuimos detenidos en nuestra cansina y lúgubre marcha al hades, y se recibió contraorden: "¡Todos quedan libres, déjenlos emerger de nuevo a la luz!".
*** (Ro.5:7) Pero, ¿qué es toda esta paradoja inexplicable? ¿Qué ha pasado con nuestro sino inexorable? ¿De dónde viene esta majestuosa y poderosa luz que nos inunda, nos da un nuevo atuendo de albo color, y nos rodea con un fulgor multicolor que nos causa un azoro tremendo... y nos hace sentir tan distintos al formar parte de un universo de colores majestuosos que, sin embargo, nos luce familiar, y nos hace sentir regios? ¿Por qué estas entidades que habitaran en una maligna simbiosis que nos pareciera tan nuestra, no se sienten extrañas en este mundo nuevo? ¿Pertenecimos antes a esta esfera? ¡Esto es una locura! Habíamos entendido nuestro rol de irredentos, y de irredimibles; ¿qué hace aquí ese sujeto con aspecto de hijo de los dioses que parece discutir con Lucero, el Hades y la Muerte? ¿Por qué se ven estos tres tan desolados? ¿Por qué nos miran con nostalgia, odio y sentimientos de pérdida? Nos sorprende ver cómo en las paredes del Hades se clavan avisos que anuncian nuestra liberación, y todas las flechas que señalaban hacia adentro, apuntan ahora hacia arriba, a una puerta abierta que sale a un huerto; y las caras de los demonios, abatidas, nos indican que sigamos ese camino hacia el exterior. ¡Esa luz esplendorosa, maravillosa, enceguecedora, y la premura con la que los demonios nos muestran la salida, invitándonos al éxodo con la vida y la libertad como nuestros más preciados tesoros! Cuando entramos a este maldito lugar no valíamos un centavo partido por la mitad, y no éramos si no un valor deteriorado, y hoy somos codiciados como el oro de Ofir... ¿Alguien puede explicarnos qué es lo que está pasando?
*** (Ro.5:8) Si alguien hubiera querido sacrificarse por nosotros, nos hubiera parecido una locura de su parte. Si alguno de nosotros, los condenados por nuestras maldades, tuviera algo de bueno en sí mismo; no sé, tal vez pudiera ser que alguien pudiera ser que diera algo de sí, mas es tal nuestro estado, que ni siquiera nosotros, estando del otro lado del velo, quisiéramos ser el reemplazo de otro de este lado del velo. Y de pronto, nos encontramos cara a cara con un aviso escrito con tinta sangre con esta palabra como referencia: TETELESTAI=CONSUMADO ES, y aquella sutil cortina nos deja pasar al mundo de la luz, dándonos a cada uno un rollo que tenía esta escritura: COMPRADO POR PRECIO. LIBRE, Y MANUMITIDO. SU NUEVO PROPIETARIO ES YAHWEH. Esta no es una muestra de la misericordia divina, sino de su AMOR para con nosotros, y "Al que no conoció pecado, POR NOSOTROS lo hizo pecado, para que NOSOTROS FUÉSEMOS HECHOS JUSTICIA DE DIOS EN ÉL" (2Co.5:21). El pecado de todos nosotros es algo que Cristo Jesús llevó sobre sí, entregándonos SU JUSTICIA en calidad de trueque divino. ÉSA ES NUESTRA CONDICIÓN, Y NUESTRO SINO.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 18/07/2016
LO QUE PASÓ EN EL CALVARIO ES DESCRITO AQUÍ POR EL APÓSTOL EN UN SENTIDO ESPECÍFICO, MOSTRANDO EL AMOR DE DIOS POR TODA LA HUMANIDAD. EL CONCEPTO DE VALORACIÓN SEGÚN DIOS, SU INTERÉS POR REDIMIRNOS EN MEDIO DE NUESTRA MJISERIA MORAL Y ESPIRITUAL.
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