martes, 26 de julio de 2016

AQUELLOS QUE HAN ENTENDIDO EL FLUIR CORRESPONDIENTE A UN RENACIDO, HALLARÁN EL BALANCE REQUERIDO PARA QUE INTERACTUEMOS CON EL PADRE CON EL FIN DE ESTABLECER SU JUSTICIA. NUESTRA SUMISIÓN AL SERVICIO DIVINAL TRAERÁ COMO CONSECUENCIA EL ESTABLEMIENTO DE LA JUSTICIA COMO NORMA EN EL ANDAR.

LIMA - PERÚ  MARTES 26 DE JULIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS

Romanos 6:15-18.

"¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia".

*** Introducción.- Después de ser alertados por el apóstol acerca de la consciencia prevalente de estar muertos al pecado, se nos habló de la vida genérica que corresponde a nuestra nueva identificación como "vivos de entre los muertos", y de cómo hemos de activar ésta al movernos con Dios con nuestros miembros como instrumentos de justicia, testificándose que el señorío que antes operara en nosotros obtenía de la ley su increíble fortaleza inductiva; pero que al haber muerto con Cristo, todo su poder y su vigencia dejó de ser un problema para quienes ahora se presentaban ante Dios como "vivos de entre los muertos"; es decir, como aquellos que han entendido el poder de la vida resurrecta, fluyendo en la esfera natural sobrenaturalmente.

*** (Ro.6:15) El apóstol se auto pregunta una vez más, si hemos de persistir en pecar porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Si así lo hiciéramos, se haría evidente el hecho de que hemos entendido un lado de la perspectiva: que hemos muerto con Cristo; pero no entendimos el otro, que es el andar en vida de resurrección. Hay, pues, un entendimiento de la mitad de la operación divina; pero al no renovar nuestros entendimientos con la vigencia y perspectiva de la vida nueva, volvemos a recoger lo que ya se había desechado, implicando nuestro placer por la vida vieja del hombre de pecado, y sus hechos. ¡Por Dios! ¡No podemos ser tan necios para continuar en el estercolero de las viejas convicciones y su resabiada conducta!

*** (Ro.6:16) Y Pablo insiste aquí en el meollo del asunto: La sumisión al mandato, que implica nuestra disposición interior para identificarnos con una línea de acción que honra o deshonra al Dios vivo. Recuerda, tu espíritu está lleno de la vida nueva, y de cosas nuevas; pero tu alma y cuerpo aún siguen siendo parte de la antigua creación y de sus propensiones. Las posibilidades para el accionar de la vida nueva han de ser reguladas por tu disposición para rendirte a ella en el contexto neocreacional, y operar en las virtudes que le son inherentes viendo más allá de lo evidente y obrando sobrenaturalmente; según nuestra renovada mentalidad; siendo por fe y para fe el ritmo de nuestro marcapasos interno, transportándonos a la esfera de lo maravilloso y lo regio, operando en consecuencia para la nueva naturaleza, obedeciendo para justicia. La orientación y el sentido de nuestro servicio útil es catalogado como esclavitud voluntaria, como una obediencia implícita basada en nuestro deseo de agradar o de oponernos al Dios vivo. Por eso el apóstol hace aquí la oportuna interrogante, la misma que debe ser contestada por cada uno.

*** (Ro.6:17) Aquí el apóstol, lleno de esperanza, agradece a Dios porque aunque antes cada uno de sus lectores haya tenido esa fuerte unión con la maldad, viviendo en esclavitud, observa que ha habido una seria y definida determinación para romper con aquel pesado yugo, y tornar al plano de la obediencia de corazón a la sana doctrina, aquella a la que somos entregados para una sana edificación, y para alcanzar plena santificación.

*** (Ro.6:18) Hemos de notar en esta pequeña referencia el resultado del divino obrar en las vidas de los santos. Nuestra condición como libres del domino del pecado nos hace gente que posee un balance espiritual, anímico y físico que crea un estándar para el servicio eficaz de la justicia divinal. El alcanzar una plena consciencia del divino obrar, operando en nosotros por el Espíritu, es de importancia fundamental para que alcancemos el beneplácito divinal, y el cubrir el propósito del Padre en toda la regla.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   26/07/2016

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