LAS NATURALEZAS COMPARTIDAS POR EL PADRE HABRÁN DE MOSTRAR SU ESENCIA Y SU PERSPECTIVA; PARA LO TRANSITORIO, LA PRIMERA; PARA LO PERENNE, LA SEGUNDA. SOMOS LOS LEGÍTIMOS TRANSPORTADORES DE UNA REALIDAD QUE SE HACE EVIDENTE DENTRO DE SU CONTEXTO, TANTO EN LO NATURAL COMO EN LA ESFERA SOBRENATURAL, AFECTANDO LA TERCERA DIMENSIÓN CON LA TANGIBILIDAD CORRESPONDIENTE QUE MOSTRARÁ PARA SIEMPRE LA GLORIA DE DIOS ¡ALELUYA!

LIMA - PERÚ  LUNES 13 DE JULIO DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS CORINTIOS.

Primera de Corintios 15:44-49.

"Se siembra cuerpo animal. resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial".

*** Pablo quiere que entendamos el principio divino, de modo que no nos entretengamos en lo que es; sino que nos alistemos para lo que será. La miseria de un pecador, es tan escandalosa y denigrante, que nadie daría un centavo por una persona así; pero el Padre dio a su único Hijo a fin de hacer algo nuevo, con una naturaleza genérica tal, que nos sorprenda el nuevo estado del redimido o rescatado de entre los condenados. 

=== Vamos a dejar de fijarnos en el pasado de las personas (Gá.2:6a;Fil.3:13b), y concentrarnos en lo que la Deidad puede hacer con ese material tan venido a menos, desafiando nuestra imaginación, y nuestra fe, de paso. Pablo, pues, asociará el poder obtenido con la debilidad de lo sembrado, siendo inversamente proporcional absolutamente a lo que la semilla parece representar, llamando por ello a tal proceso: la regeneración, transformación y conformación; hasta obtener la nueva imagen impeceredera que comporta nuestra identidad como hijos de Dios.

=== El cuerpo animal de las almas vivientes, se convertirá en el cuerpo espiritual de los espíritus vivificantes. Lo primero, es cíclico, y con fecha de caducidad (Sal.90:10); lo segundo, ha sido diseñado para el plano eternal, y se inicia cuando somos extemporizados (salimos de la corriente del tiempo), ya que es el método divino para experimentar la vida genérica que es propia de la nueva creación.

=== Debido al orden establecido, se hizo imperativo que pasáramos por la primera etapa, para que nuestra consciencia eternal mostrara por un santo obrar, según Dios, lo que había en nuestros corazones (Dt.8:2;Neh.9:8a;He.6:9-12); y así como Jacob amara la primogenitura, y se la comprara a su hermano Esaú; así hemos de anhelar lo eterno, mostrando en el plano pasajero que nuestra vida está más allá de los 70 ú 80 años propuestos por Moisés, ansiando las cosas del fluir neocreacional como su supremo sentir.

=== El creyente, al convertirse al Señor, anticipa su muerte adámica, y también su vida genérica del plano eternal (He.6:4-5). Mientras el alma "cargue" la vida espiritual religiosamente, estaremos constantemente en "tratamiento", dándole a los tutores y curadores un trabajo agotador (Gá.4:1-3); hasta que le entregue dicha "carga" al espíritu, y éste la lleve volando en la abierta expansión de los cielos a velocidades increíbles, haciéndola flotar en aquel palanquín (semejante al de Salomón y la sulamita en Cantares 3:7) que la lleva con seguridad a la tierra de promisión, LA HABITACIÓN CELESTIAL, para ser una con él.

=== Lo primero, provino de la arcilla roja (adamá); lo segundo, viene directamente del ámbito celestial, donde no hay nada pasajero ni transitorio, y sólo los valores eternales prevalecen, y cada cual tiene su expresión y su identidad en el contexto de su naturaleza intrínseca basada en su origen o procedencia (1Co.15:48).

=== Nuestra simiente contenía en su ADN lo que habría de ser, y aquello que fuera de consistencia casi líquida, se transformó en algo sólido al brotar a la vida natural; del mismo modo, el AMOR DE DIOS HA SIDO DERRAMADO EN NUESTROS CORAZONES POR EL ESPÍRITU SANTO QUE NOS FUE DADO (Ro.5:5). Ese ADN celestial fue reproduciendo en nosotros lo que se solidificaría con la imagen y semejanza del Dios vivo en una entidad corporativa que sería llevada hasta la madurez de la trascendencia. Cada vez que nos manejamos por el Espíritu, y "lo dejamos salir", nos damos cuenta de lo que llevamos dentro, revelando circunstancialmente nuestro contenido y contexto. Fuimos el transporte de la realidad adámica, y somos los que transportamos la realidad permanente que no conoce final, es decir, LA IMAGEN DEL HOMBRE CELESTIAL. De un transportador a otro: ¡Sé bendecido!

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  13/07/2015.