martes, 21 de julio de 2015

LAS SALUTACIONES PAULINAS, PINTAN DELANTE DE NOSOTROS EL CUADRO DE LA INTIMIDAD APOSTÓLICA CON LOS SANTOS, Y MAYORMENTE CON AQUELLOS QUE DE ENTRE ELLOS SE DEDICARAN A LA EDIFICACIÓN ECLESIAL; A LA CERTEZA DE LA HERENCIA EN CRISTO, Y AL ASPECTO VIVENCIAL QUE DEBE ADORNAR EL FLUIR DE LOS HIJOS ENTENDIDOS, LOS MISMOS QUE MANTENDRÁN FIRME Y SIN FLUCTUAR LA PROFESIÓN DE SU ESPERANZA, CONSCIENTES DE QUE SON HEREDEROS DE LA GLORIA ETERNAL.

LIMA - PERÚ  MARTES 21 DE JULIO DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS CORINTIOS.

Primera de Corintios 16:20-24.

"Os saludan todos los hermanos. Saludaos unos a otros con ósculo santo. Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros. Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén.

*** Las finales salutaciones del apóstol, abarcando el aspecto relacional histórico e intereclesial nos debe hacer sentir la calidez del amor fraternal en los santos de la época, esperando que tal sentir no haya desaparecido generacionalmente, manteniéndose incólume hasta la venida del Señor. El equipo ministerial paulino enviaba sus atentos saludos a los hermanos corintios, pues el espíritu de camaradería impregnaba sus corazones con una koinonía trascendente, como debe primar también en nosotros actualmente.

*** El ósculo santo de aquella época no se parece mucho a los "mejillazos" insinceros de hoy al enviar un beso al aire. La estima de la fraternidad era valorada gozosa y gloriosamente, ausente el morbo de los "besucones" que quisieran aprovechar esta señal de afecto con otros intereses.

*** La salutación de la propia mano del apóstol (normalmente escribía sus epístolas un amanuense), era una señal de su autoría, y de su intento porque cada carta suya fuera autenticada así, dándole su sello de aprobación, y evitando alguna falsificación (2Ts.2:2), aunque ello nos luzca hoy increíble.

*** Esta frase tan fuerte en significado y contenido, nos hace ver lo trágico de la apostasía en el primer siglo. El amor hacia el Señor no se revela por un recuerdo mental, o algún fetiche que nos cuelgue del cuello; sino por una actitud fraternal y comprometida con nuestros hermanos en Cristo (Jn.21:15-17). Así, mientras el amor es un sentimiento; la adoración, es la actitud que corresponde al tal; y la comunión fraternal, en el mejor de los sentidos, revela el mismo en nuestro plano relacional. Recordemos que toda la ley se condensa en esta doble realidad: El amar a Dios con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas, y con toda nuestra alma; y el amar al prójimo como a nosotros mismos.

*** La segunda venida del Señor era parte del mensaje que no podía ser olvidado o desechado. Allí estaba cifrada la esperanza de los creyentes, acicateando sus corazones para predicar el evangelio a toda criatura, mirando su futuro con la certeza del reino de Dios, así como de su asistencia en cualquier circunstancia adversa.

*** La gracia del Señor, como una panacea que todo lo posibilita y habilita, ha de ser una línea de pensamiento, un sentir, y una norma para accionar nuestro fluir, y aderezar nuestro estilo de vida. La inconsciencia de la intrascendencia, es inversamente proporcional a la consciencia de nuestro habitar permanentemente con Dios: "Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos ... porque linaje suyo somos" (Hch.17:28). La gracia de Dios está oportunamente allí, asistiendo a los santos en todo trance. Ella es nuestra fortaleza en los momentos grises, y la seguridad de alcanzar la victoria y de estar protegidos por la Deidad en todo trance.

*** Todo lo que Pablo les hubiera otorgado, aportando todo lo que tenía a su crecimiento y su solidificación en la vida cristiana, quedaba entre ellos como un precioso haber apostólico que no sería borrado por el olvido. La huella del obrar apostólico siempre sería recordada por la grey, y por nosotros hoy. ¡Aleluya!

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   21/07/2015

1 comentario:

  1. EL CORAZÓN DEL APÓSTOL PABLO, EN ESTAS SALUTACIONES, MUESTRA SU TERNURA PARA CON SUS HERMANOS CORINTIOS; SU AGRADECIMIENTO PARA CON SUS COLABORADORES; SU CORTESÍA EN EL TRATO FRATERNO; SU ENOJO PARA CON LOS APÓSTATAS; LA SOLEMNE ADVERTENCIA ANTE EL HECHO INMINENTE DE LA VENIDA DEL SEÑOR; SU DESEO DE QUE LA GRACIA LOS ABRIGUE Y EMBARGUE EN TODO TIEMPO; SU ANHELO DE QUE EL SACRIFICO HECHO VALGA LA PENA ANTE SUS BENEFICIARIOS. ÉSTE ES PABLO, NUESTRO ELEGIDO MAESTRO Y APÓSTOL DE LOS GENTILES.

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