LIMA - PERÚ SÁBADO 08 DE AGOSTO DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS
Hechos 2:39-42.
"Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y las oraciones".
*** La gracia, el inefable don divinal, no hurga en las personas buscando en ellas algo bueno o positivo que las ameritara, porque eso lo trae ella consigo. El reconocimiento de nuestra pobreza espiritual, es lo que le permite a Dios obrar en los perdidos la totalidad de su amor, implementándolos con su inmerecida bondad, cubriendo así la totalidad de nuestra necesidad. Solamente alguien que no se halle incurso en el asunto del pecado, y no estuviera bajo condenación, podía ayudarnos desde afuera. Así, pues, aquel que no conoció pecado, fue hecho pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2Co.5:21).
*** Pedro, consciente de que la gracia impartidora ha hecho lo suyo entre los asistentes, les urge a la identificación de la realidad vivencial que en esos momentos los está afectando, pues el propósito de la venida del Consolador es la integración en el cuerpo de Cristo, y el acceso al reino en una plena consciencia de la herencia. Es más, es tal la riqueza que Dios les dispensa en este día peculiar, que la extiende por las edades, hasta que se haya completado el período de la gracia -la misma que anticipa el reino- promoviéndola como la actividad del Consolador, como un hecho generacional que ya está llegando a los dos mil años.
*** Pedro está entusiasmado con la bondad divina, y extiende ésta a los presentes en esta ocasión, a su siguiente generación, a los dispersos, y a los que el Señor en su gracia llamare. ¿Entendemos lo que es un don tan grande que nos faltan dimensiones para contenerlo? ¡Así es la gracia divina! Por eso el apóstol hace un derroche generoso de este don que parece ser inacabable, inmensurable; porque llegó a la mente del apóstol como un torrente impetuoso que su breve mirar no podía abarcar. Hoy, pues, que entendemos que la gracia no es un fin en sí misma, sino que es un medio para acceder al reino; nos vemos en la obligación de compartirla urgentemente, porque el reino está aquí, y su inauguración real, es un hecho inminente; y juntamente con Pedro les decimos a las personas de nuestro siglo: "Sed salvos de esta perversa generación" (v.40).
*** La arenga apostólica, después de ver y oír la manifestación audible y visible del Espíritu Santo ante aquellos azorados asistentes, los lleva a definirse por el Señor de un modo real y contundente. Las decisiones de fe fueron muchas. No fue algo casual que tres mil personas aceptaran al Señor Jesús, fueran bautizadas y agregadas a la vida eclesial desde su inicio, pues ello apuntaba a los tres milenios que nos abrigaran a nosotros dentro del período de la gracia, y el disfrute del milenio, para completar la figura del Menorah (candelabro), y el ciclo de las edades en conformidad por lo aparejado por el Padre; numerológica y proféticamente hablando.
*** La perseverancia en estas cuatro perspectivas genéricas es algo en lo que debemos insistir:
(I) La doctrina o enseñanza apostólica.
(II) La comunión (koinonía) unos con otros.
(III) El partimiento del pan (la renovación del pacto representado por la cena del Señor).
(IV) La oración persistente (como la fuerza catalítica que los mantiene unidos en un mismo sentir, pensar, hablar y obrar representada por el Salmo 133).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 08/08/2015
EL TESTIMONIO ESPIRITUAL, APLICADO COMO ES DEBIDO, TRAE UNA PESCA ,MILAGROSA DE ALMAS DE RESULTADOS HISTÓRICOS. DIOS INSPIRÓ AL APÓSTOL PEDRO PARA MINISTRAR DEL MODO MÁS LÚCIDO, Y LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO, ACTUANDO DESDE DENTRO DE SUS SIERVOS, ESTABLECIÓ EL REINO DE DIOS EN AQUELLAS TRES MIL ALMAS EN ESTE DÍA PECULIAR DE PENTECOSTÉS.
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