LIMA - PERÚ JUEVES 06 DE AGOSTO DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS
Hechos 2:29-33.
"Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentara en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís".
*** El apóstol pasa a disertar sobre su tópico principal, focalizando la acción en un sentido específico y práctico, revelando que el rey y profeta David no hablaba de sí mismo, y su tumba conmemorativa daba testimonion de ello. Dios, se toma la molestia de instruirnos acerca de nuestra fe y esperanza sobre la base sólida de las Escrituras, no dejando nada a la imaginación; sino a la fiel comprobación de los hechos; los mismos que certificaran los tiempos y las sazones que el Padre pusiera en su sola potestad, cumpliéndose todo literalmente, así en el aspecto cronológico, como en el profético, como lo veremos a continuación.
*** Pedro, ingresa al panorama profético del singular salmista, apelando a lo prometido por Dios con juramento (algo de lo cual el Padre no puede retractarse según Hebreos 6:17), revelando que de la descendencia de David, según la carne, vendría el Cristo (Tanto José, como María, eran de ascendencia davídica según Mateo1:1-17; y Lucas 3:23-38), el cual heredaría el trono de la casa de David, refiriéndose al reino de los cielos o reino de Dios sobre toda la tierra.
*** Aquí (v.31) Pedro revela el poder trascendente de la resurrección, la misma que perenniza la presencia regia dentro de los valores eternales, con una "muestra"de mil años que permiten avizorar lo que vendrá dentro de ese contexto participacional en el que estamos involucrados del todo los que hemos puesto nuestra fe en ello. Así, pues, ni la corrupción que produce la muerte, con su repulsivo hedor y su gusanera repugnante, pudo afectar a nuestro Señor y Dios; ni el Hades, prisión perpetua de las almas, pudo retenerlo, viendo cómo el Señor se movía a su arbitrio en esas esferas liberando a los cautivos, para luego transportarlos a su esfera definitiva para morar en su presencia.
*** "A ESTE JESÚS RESUCITÓ DIOS" (V.32), es decir, a éste; y no a otro parecido o a un sustituto que lo reemplazara; implicando que su plano trascendente proseguía, según lo acordado trinitariamente con la potestad del caso, proclamando su soberanía sobre los tiempos y las edades. Pedro estaba en el aposento alto con varios de los testigos presenciales de ese hecho, y la confirmación que se necesitaba de la suprema realidad del mismo requería el testimonio divinal que acababa de llegar ante la asombrada multitud ahí reunida.
*** (V.33) El derramamiento del Espíritu Santo, para el cubrimiento de la promesa divina, sólo podía darse después que el cielo recibiera a Jesús, y que fuera exaltado por la celeste esfera, sentándose a la diestra de Dios, obteniendo el derecho de habilitar a sus escogidos con la unción del Espíritu Santo, fijando su posición ante el Padre como la gente que, habitada por el Paracleto, sería habilitada para morar por siempre en la presencia de la Deidad al ser santificados para el caso (Hch.26:18).
*** La copa de bendición que fuera vertida aquel 6 de junio a esa grey esperanzada que aguardara en el aposento alto estaba teniendo sus repercusiones en la vida nacional judaica. Cuando Pedro arguye que esto era algo que la gente allí reunida podía VER y OÍR; hemos de remembrar este hecho acerca del bautismo del Espíritu Santo, que se puede ver y se puede oír aquello de lo que somos partícipes el día en que el cielo y la tierra se juntan, dando testimonio nuestras conciencias de este hecho peculiar que todo santo debe disfrutar.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 06/08/2015.
LA FIESTA DE PENTECOSTÉS, NOS PRESENTA LA UNIÓN Y FUSIÓN DEL CIELO Y DE LA TIERRA POR LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO EN LA VIDA DE CADA CREYENTE EN LA IGLESIA DE DIOS. PEDRO EXPLICA A LOS ASISTENTES EL POR QUÉ SE HABÍA MANIFESTADO EL ESPÍRITU SANTO EN UNA FORMA ABIERTA, PARA QUE MUCHOS FUERAN TESTIGOS DE EXCEPCIÓN DE ESTE HECHO: LA NECESIDAD DEL PENTECCOSTÉS EN LA VIDA ESPIRITUAL ECLESIAL Y CORPORATIVA, COMO UNA CREDENCIAL QUE FUERA ACTIVADA EN AQUELLA OPORTUNIDAD PARA DAR FE DE QUE ESTA EXPERIENCIA ERA UNA NECESIDAD QUE DEBÍA VERSE SUPLIDA PARA SER TESTIGOS PODEROSOS DEL DIVINO ACCIONAR, EVIDENCIANDO LA PALABRA Y EL PODER DEL EVANGELIO DEL DIOS VIVIENTE.
ResponderEliminar