LIMA - PERÚ SÁBADO 16 DE FEBRERO DEL 2019 MENSAJE # 3043
ISAÍAS 6:1-8.
"En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines, cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Yahweh de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecían con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí que soy muerto, porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Yahweh de los ejércitos! Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí".
=== Corría el siglo octavo (720 A. C.), y después de hacer un análisis de la crisis situacional de la nación hebrea; nada halagüeña por cierto; urgía una serie de cosas que debían hacerse para renovar el pacto con la Deidad; tanto con el lenguaje, como con la actitud. La señera figura del rey Uzías había capturado la atención de la nación por algo más de cincuenta años; hasta que la lepra por entrometerse en el sacerdocio lo hirió y lo apartó de palacio; habiendo de dejar la posta a su hijo, surgiendo con ello el deterioro moral que llevara a Judá a la crisis de la que hemos hablado renglones arriba. Y cuando Dios desea hacer algo grande, comienza con una revelación de sí mismo a la persona de su elección, para usarlo como su representante ante su pueblo elegido, habiendo de poner en sus labios el mensaje cabal y oportuno que hiciera que su pueblo reaccionara hacia él y su propósito. Es de allí que el profeta describiera con detalle lo que vio y aconteció con él en el trámite de su visión y su llamamiento. No hay en Isaías la intención de ostentar nada; sino de mostrarnos el cómo fue llamado y la carga que Dios puso sobre él. Isaías no se sintió un ser superior por la visión, antes temió que su juicio había llegado, y al punto se auto condenó por ser UN HOMBRE INMUNDO DE LABIOS, detalle que pasa desapercibido para muchos creyentes profanos que todavía no superan su lenguaje procaz, incorrecto y vulgar; que son el eco manifiesto de un corazón desordenado y concupiscente que para nada honra al Dios que nos salvó y que quiere santificarnos.
=== La gloriosa visión de Isaías, muestra a Dios como Rey, vestido con la pompa y el lujo que correspondieran a su alta investidura (no había nada más alto y excelso), ocupándolo todo con el ruedo u orla de su manto (no había más espacio en el templo que, solitario, albergara a Dios y a los seres seráficos, aguardando a quien quisiera servirles como la voz de Dios para su pueblo, demandando de ellos lo único que sostiene el vínculo espiritual célico-pedestre que posibilita el cubrimiento de la voluntad divina en el contexto de las edades. Las seis alas de los seres seráficos nos ponen en antecedentes sobre lo que implica el servicio a Dios del modo más efectivo:
(1) El rostro estaba cubierto por dos de las alas, implicando que la gloria es solamente para Yahweh, y que sin santidad, nadie lo verá; nuestra identidad estará recubierta de la suya, o seremos incompetentes para darle gloria como sus representantes y adoradores habituales.
(2) Con dos cubrían sus pies, esto indicaba la pureza en el andar. Recordemos que los sacerdotes en el tabernáculo no usaban calzado para no profanar el santo lugar; de allí que Yahweh demandara de Moisés que se quitara las sandalias porque el lugar donde estaba había sido santificado con la divina presencia, y aquella área no debía ser contaminada con lo que viniera de afuera.
(3) Y con dos VOLABAN. En la célica esfera, la gloria personal, y el contacto contaminante han de ser evitados; pero el mantenerse en el Espíritu proclamando la santidad de ser y de hacer como un estado permanente, proclama LA SANTIDAD DE DIOS COMO LA REALIDAD CELESTIAL; COMO EL GOZO DE NUESTROS CORAZONES; COMO AQUELLO QUE VIVE EN NOSOTROS PARA DARLE LA GLORIA A DIOS EN TODO TIEMPO.
=== La divina asistencia de quienes no tenían otro lenguaje que el proclamar la Santidad divina en espíritu, alma y cuerpo; purgando de los labios del profeta todo lo que antes lo contaminara, y ahora lo programara dentro del contexto de la mensajería divina; le hace ver al profeta cómo Dios purifica a sus instrumentos para que le sean útiles y hagan su voluntad sin sentirse mal por lo que fueron o dijeron; y para que recarguen sus baterías con el divino lenguaje para que la capacidad operativa divina se vea restaurada en la vida y obras de su gente, Dios tiene que barrer con nuestro pasado, limpiarnos totalmente, y poner en nosotros tanto el querer como el hacer por su buena voluntad, de modo que nuestra condición de herederos nos sea devuelta por la obra redentora, transformadora, conformadora y santificante, la cual es operada por el Espíritu Santo en nosotros.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 16/02/2019 MENSAJE # 3043.
"En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines, cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Yahweh de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecían con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí que soy muerto, porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Yahweh de los ejércitos! Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí".
=== Corría el siglo octavo (720 A. C.), y después de hacer un análisis de la crisis situacional de la nación hebrea; nada halagüeña por cierto; urgía una serie de cosas que debían hacerse para renovar el pacto con la Deidad; tanto con el lenguaje, como con la actitud. La señera figura del rey Uzías había capturado la atención de la nación por algo más de cincuenta años; hasta que la lepra por entrometerse en el sacerdocio lo hirió y lo apartó de palacio; habiendo de dejar la posta a su hijo, surgiendo con ello el deterioro moral que llevara a Judá a la crisis de la que hemos hablado renglones arriba. Y cuando Dios desea hacer algo grande, comienza con una revelación de sí mismo a la persona de su elección, para usarlo como su representante ante su pueblo elegido, habiendo de poner en sus labios el mensaje cabal y oportuno que hiciera que su pueblo reaccionara hacia él y su propósito. Es de allí que el profeta describiera con detalle lo que vio y aconteció con él en el trámite de su visión y su llamamiento. No hay en Isaías la intención de ostentar nada; sino de mostrarnos el cómo fue llamado y la carga que Dios puso sobre él. Isaías no se sintió un ser superior por la visión, antes temió que su juicio había llegado, y al punto se auto condenó por ser UN HOMBRE INMUNDO DE LABIOS, detalle que pasa desapercibido para muchos creyentes profanos que todavía no superan su lenguaje procaz, incorrecto y vulgar; que son el eco manifiesto de un corazón desordenado y concupiscente que para nada honra al Dios que nos salvó y que quiere santificarnos.
=== La gloriosa visión de Isaías, muestra a Dios como Rey, vestido con la pompa y el lujo que correspondieran a su alta investidura (no había nada más alto y excelso), ocupándolo todo con el ruedo u orla de su manto (no había más espacio en el templo que, solitario, albergara a Dios y a los seres seráficos, aguardando a quien quisiera servirles como la voz de Dios para su pueblo, demandando de ellos lo único que sostiene el vínculo espiritual célico-pedestre que posibilita el cubrimiento de la voluntad divina en el contexto de las edades. Las seis alas de los seres seráficos nos ponen en antecedentes sobre lo que implica el servicio a Dios del modo más efectivo:
(1) El rostro estaba cubierto por dos de las alas, implicando que la gloria es solamente para Yahweh, y que sin santidad, nadie lo verá; nuestra identidad estará recubierta de la suya, o seremos incompetentes para darle gloria como sus representantes y adoradores habituales.
(2) Con dos cubrían sus pies, esto indicaba la pureza en el andar. Recordemos que los sacerdotes en el tabernáculo no usaban calzado para no profanar el santo lugar; de allí que Yahweh demandara de Moisés que se quitara las sandalias porque el lugar donde estaba había sido santificado con la divina presencia, y aquella área no debía ser contaminada con lo que viniera de afuera.
=== La divina asistencia de quienes no tenían otro lenguaje que el proclamar la Santidad divina en espíritu, alma y cuerpo; purgando de los labios del profeta todo lo que antes lo contaminara, y ahora lo programara dentro del contexto de la mensajería divina; le hace ver al profeta cómo Dios purifica a sus instrumentos para que le sean útiles y hagan su voluntad sin sentirse mal por lo que fueron o dijeron; y para que recarguen sus baterías con el divino lenguaje para que la capacidad operativa divina se vea restaurada en la vida y obras de su gente, Dios tiene que barrer con nuestro pasado, limpiarnos totalmente, y poner en nosotros tanto el querer como el hacer por su buena voluntad, de modo que nuestra condición de herederos nos sea devuelta por la obra redentora, transformadora, conformadora y santificante, la cual es operada por el Espíritu Santo en nosotros.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 16/02/2019 MENSAJE # 3043.
TODOS LOS LLAMAMIENTOS, CON LA SINGULARIDAD QUE CADA UNO POSEYÓ, HAN DE SER ASUMIDOS SEGÚN SU MANIFESTACIÓN. LE DAMOS LAS GRACIAS AL PADRE POR EL LLAMAMIENTO DE CADA UNO DE SUS HAGIÓGRAFOS.
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