UN RETORNO HASTA EL APOSENTO ALTO, DESDE EL MONTE DE LOS OLIVOS, TRAÍA MUCHOS RECUERDOS A LOS APÓSTOLES, REMEMORANDO LOS DÍAS JUNTO AL HIJO DEL HOMBRE, Y SU LABOR EN LO INHERENTE AL REINO DE DIOS. DE ESTE GRUPO HUMANO, UNIDOS EN UN MISMO SENTIR Y ESPERANZA, SE FORJARÍA LA IGLESIA DEL DIOS VIVIENTE.

LIMA - PERÚ  LUNES 27 DE JULIO DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS.

Hechos 1:12-14.

"Entonces volvieron a Jerusalén dede el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos".

*** La partida del Señor, como un evento que tenía que darse obligadamente, no los llenó de tristeza o de resignación; sino que los motivó positivamente, encendiendo sus espíritus para la espera del Paracleto con la excitación que corresponde a una novia que aguarda por su recogimiento, preludiando la dicha de la vida compartida sin términos de limitación.

*** La vuelta al aposento alto, desde el monte de los Olivos, que era el lugar donde Jesús se reuniera en privado con los apóstoles durante su ministerio terrenal y mesiánico, abarca trozos de historia que están grabados para eterna memoria. Ya que todos tenemos un lado romántico; por más serios o indiferentes que parezcamos; el marco de nuestra intimidad es algo que permanece en nuestras mentes, y el Señor (Dios manifestado en carne) nos hizo ver que la vida en sociedad es algo muy importante y básico para forjar aspectos que nos unan, que se conviertan en algo tradicional, y que den testimonio de nuestra unidad en cuanto a la labor espiritual que se desarrolla, con intereses regios  y plurales.

*** La asociación eclesial (en este aposento moraban los once, y les servía como lugar de reunión), les significaba a los apóstoles algo muy singular, sirviéndoles como sede central para organizar lo que habría de ser la conquista de Jerusalén, Judea, y hasta lo último de la tierra; según la consigna recibida. Aquí era el cuartel general del accionar de los discípulos, y la oración, las rogativas, las ministraciones y el fluir eclesial se concentraba en aguardar la promesa del Padre, ya que las directivas a futuro serían una manifestación de cómo el Espíritu Santo dirigiría los sinos congregacionales, y de cómo había de fluir la Iglesia en términos reales y regios.

*** La vida espiritual sencilla de los albores de la actividad eclesial no debe decepcionarnos, ya que todo posee su compás de espera; y Dios no trabaja su perspectiva teniendo las cosas fuera de orden. Así como el Padre poseía tiempos y sazones que en su sola potestad operara para cubrir sus propósitos operacionales pertinentes, así también, la Iglesia de Dios, era llamada a ser paciente para ser investida de poder, ser hecha competente, hábil y exitosa en todo lo que le tocara hacer. Cuando Dios toma la batuta en cuanto al orden temporal, no hay distracciones ni pérdidas; no hay retrasos ni cosas que lamentar; sino bendiciones que experimentar para la gloria de Dios.

*** Nos complace saber que la iglesia no tenía un patio para las mujeres; una pared intermedia de separación; un área para los gentiles o extranjeros; y que las mujeres sean mencionadas como parte integrante de aquel grupo humano que abrigara a personas antes refractarias, esquivas o dubitativas (incluyo aquí a María, la madre de Jesús, y sus hermanos, y otros colaboradores), anticipando el ser de un solo corazón y un alma, compartiendo lo que se tenía para el beneficio general. La gloria corporativa no hace acepción de personas.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  27/07/2015