miércoles, 10 de agosto de 2016

EL PROCESO ESPIRITUAL QUE NOS LLEVA AL CENIT DEL DESARROLLO EN CALIDAD DE HIJOS MADUROS, ES POSTULADO AQUÍ EN UNA FORMA ESCALONADA Y PROGRESIVA. DESCUBRAMOS LO QUE ESTÁ PASANDO CON NOSOTROS MIENTRAS NOS PERFILAMOS AL ALCANCE DE NUESTRA HERENCIA ETERNAL.

LIMA - PERÚ  MARTES 09 DE AGOSTO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS

Romanos 8:29-30.

"Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó".

*** Introducción.- Debido a la esperanza que Dios ha puesto en nuestros corazones, y que diariamente nos impulsa a seguir caminando de ella en pos, para obtener la libertad de la gloria en la que fluyen los hijos de Dios; Pablo nos solicita unirnos al coro creacional, de modo que interpretemos el rol protagónico para el que fuimos creados, no solamente invocándolo, sino provocándolo y estableciéndolo. La redención de nuestros cuerpos, equivale al valor absoluto de nuestra redención tripartita. El Espíritu Santo nos ayuda a orar como conviene, de modo que nos acomodemos al orden divinal, y progrese y prospere nuestra santificación y se cubra el nivel de herederos que corresponde a cada santo.

*** (Ro.8:29) El apóstol nos introducirá al sistema divinal para el recobro total de sus santos, y su logro para ponerlo todo en el orden glorioso para el que fueran creados y destinados. Estemos atentos a la divina metodología, tanto para conocer nuestra orientación, como para saber dónde hemos sido ubicados por la Deidad en el proceso correspondiente.

1) La precognición, o la Presciencia, nos indica el cómo Dios apareja todas las cosas en el tiempo y en el espacio, para ubicarlas luego en el contexto de las edades y cubrir su propósito a cabalidad. Dios, en su potestad soberana, recorre las edades, y observa detalladamente cómo correspondemos al cortejo divinal, cómo nos acoplamos a él (o lo rechazamos), y nos signa para rimar con él en su plan y propósito. Dios respeta el libre albedrío de sus seres creados, fijando sus posiciones según sus pareceres (Sal.19:1-2). En forma sencilla, es el antelado conocimiento de todas las cosas u omnisciencia divina (Sal.139:1-6; Is.46:9-10). Para Yahweh todo es un "continuo ahora", y él no está sujeto al tiempo como nosotros (Sal.90:4; Is.57:15a; 2P.3:8).

2) La predestinación.- Esta es una acción divina de tipo eternal, basada en su gracia y en su voluntad soberana, vale decir, sin méritos de ningún tipo en la persona elegida; y porque el Padre se complace en ello, decide tener una relación especial, peculiar o singular, y con un ministerio específico dentro de su plano pactual; ya fuera con un individuo, o con un conjunto de personas que actuarán a su sazón, y conforme a su designio para un logro determinado que supone un destino. Así, pues, la historia y la vida de una persona, o de una nación en su relación con las demás; los acontecimientos, los lugares, los tiempos, las cosas, las personas (creyentes o no), adquieren un rol protagónico para el cubrimiento de sus designios (Sal.115:3; Dn.4:34-35). Lo que Pablo desarrolla a través de la predestinación tiene aquí la razón de ser de nuestro llamamiento y vocación, buscando la conformación (el hacer que todos los elegidos tengan la imagen del Hijo de Dios como la suya propia, donde el tal es estimado como el primogénito entre muchos que serán hechos idénticos a él). La realidad de la Familia de Dios no podía ser más explícita que en este párrafo.


*** (Ro.8:30) En este verso, Pablo continúa ministrándonos el trabajo de amor del Señor, mostrando la progresión del divino accionar sobre la base de la soberanía divina (entiéndase que todo es de divina factura). Bien, después de mostrar la presciencia y la elección, el autor pasa a describir los hechos divinos a su sazón dentro de la realización. Así, pues, se nos refiere que los predestinados son los llamados (obedeciendo todo a las reglas prefijadas), siguiendo luego con la forja de éstos en el contexto de la transformación y conformación, procesándolos para cubrir su sino con las vasijas hechas a su sazón. Si bien esto abarca la apariencia exterior, moldeando lo que habrá de ser, nos tocará penetrar en el divino obrar para ver cómo Dios nos va dando forma, hasta obtener el deseo de su corazón (Recordemos lo que Dios halló en Abraham, y su decir respecto a David: Un varón conforme a su corazón). Los llamados no pueden apersonarse ante él sino por medio de la justicia adjudicada (sigue siendo su obra), y los tales tienen que reconocer el sacrificio vicario y sustitutivo que se hiciera por ellos en la cruz del Calvario, donde todo es consumado, hallando el celeste revestimiento que nadie puede impugnar; y de allí, sólo queda el ascenso al plano glorioso de nuestro nivel de hijos maduros y herederos de Dios y coherederos con Cristo.


*** Meditemos: 
(1) Dios nos ubicó en las edades, nos vio en el contexto de las mismas en el presente continuativo en el que él vive, observando nuestra conducta y nuestra respuesta al divino cortejo dentro del panorama redentivo, vio que obedecíamos al mismo de todo corazón, y nos separó para gloria según su presciencia.
(2) Dada la conformidad histórico-profética, basada en la unión bipartita Dios-hombre, se nos predestina para ser reformateados, hasta hacernos según el modelo que Dios prefijara para los asuntos de la herencia, El Señor toma el cuarzo para darle los cortes necesarios hasta hacer de esa piedra amorfa, una piedra preciosa, un valiosísimo diamante lleno de iridiscencias, revelando su luz desde cualquier ángulo. Lo predestinado tiene que cobrar la forma de su identidad gloriosa; Ser hecho conforme al modelo acordado para ser aceptos en el Amado.
(3) La predestinación, precede al llamamiento, asegurando el tal por la disposición del corazón que en nosotros se hallara, deseando lo que Dios anhelara para el cubrimiento de su plan.
(4) La justicia imputada es el punto de partida para el proceso santificante oportuno que nos lleve por la transformación, la conformación y la santificación, que son propios de la casta heredera.
(5) De allí, los herederos son trasladados a su hábitat, donde el fulgor de la gloria no los lleva a taparse los ojos, sino a descubrirlos para que vean que la radiancia no sólo brota del trono, sino que hace de ellos también fuentes emisoras.


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   09/08/2016

1 comentario:

  1. NUESTRO GLORIOSO DIOS ES BASTANTE PORMENORIZADO Y DETALLISTA, CADA UNA DE LAS FASES DE NUESTRA REDENCIÓN HA DE CUMPLIRSE PLENAMENTE, DE MODO QUE CADA SANTO DEL ALTÍSIMO ALCANCE SU HERENCIA SEGÚN LO PROGRAMADO. LA OBRA DE DIOS HA DE SER CONSUMADA PORQUE EL APAREJÓ TODAS LAS COSAS SEGÚN SU VOLUNTAD.

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