LIMA - PERÚ JUEVES 11 DE AGOSTO DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS
Romanos 8:36-39.
"Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".
*** Introducción.- Lo que la gracia divina ha puesto a nuestra disposición, nos ha sido compartido ordenadamente, pasando del prototipo a la reproducción en serie, y haciendo que el programa no sufra variante alguna. Cada fase del mismo ha sido cuidadosamente obrada, y nos conmina a pensar y operar bajo las premisas que ya son conocidas, estando exentos de temor alguno a nivel generacional, quitando todas las dudas, y haciendo converger la obra divinal en una forma tan focalizada, que cuando asoma la duda, nuestro propio corazón la rechaza con una y mil razones poderosas. Dios sigue siendo nuestra fuente; su gracia, el dispensador que está allí para identificar nuestra necesidad y suplirla categóricamente. El Intercesor, se hace cargo de nuestros déficits; y su bendita cobertura no nos deja a merced del enemigo.
*** (Ro.8:36) A pesar de toda la seguridad que nos ha sido otorgada como hijos amados, y de que debiéramos sentirnos a salvo de cualquier contingencia, nuestros corazones, por momentos, parecen desmayar, y el Salmo 23:5 nos refiere: "Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando". ¿Te vas a poner a comer cosas exquisitas mientras el enemigo nos ataca? ¡Yes! La unción que está sobre mí está hablándome al corazón de seguridad, de bóvedas y cajas de caudales, de muros y antemuros; y el vino se está desbordando de mi copa por el gozo interior del que mi corazón me testifica. ¿Te atrae acaso el sufrimiento? No, pero tampoco me intimida, ni me asusta. Hay algo dentro mío que me hace sentir sereno y en paz. Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia (Fil.1:21). Al ser contados como ovejas de matadero, la oveja no se inmuta, aceptando su sino con sereno semblante, sin intentar huir, entendiendo lo que pasa con singular estoicismo. "En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y perseguidores" (Sal.31:15).
*** (Ro.8:37) Todas las cosas arriba citadas no nos han privado de nuestra esperanza, ni nos han despojado del valor necesario para alcanzar la victoria y el triunfo. La victoria nos habla del final de una batalla; el triunfo, de la gloria obtenida con ello; y ello es lo que Pablo califica aquí. Un cristiano no es un soldado maltrecho y de abollada armadura que sale del estrépito de la batalla; sino el vencedor con traje de gala que no oculta las heridas de la guerra, pero posee la puerta de sus enemigos, exhibiendo orgulloso el estandarte de la celeste esfera que proclama la gloria de su Señor y Salvador. Y la regia enseña lleva escrita esta leyenda: "Loor al que nos amó, y dio su vida y resucitó por nosotros, venciendo la muerte con la resurrección, y se sentó a la diestra del Padre".
*** (Ro.8:38) Esta frase peculiar debe hacer vibrar el corazón de los santos: POR LO CUAL ESTOY SEGURO, (aquí no hay derecho a la más mínima duda). ¿De qué está seguro el apóstol? Que la muerte (con todo lo que ella implica determinando una separación definitiva); que la vida (con todos sus azares, sus dudas, sus cuitas, sus decepciones, su dolor, sus frustraciones); que los ángeles (que vienen a nosotros con sus prédicas adicionales para amalgamar ley+gracia, y desviarnos del evangelio, o que nos llamen a adorarlos, siendo nuestros siervos, o nuestros caídos consiervos); los principados (las autoridades territoriales en el ámbito del orden espiritual); las potestades (los poderes y dominios que intenten regir sobre nosotros, que ya no estamos bajo su gobierno); ni lo presente (con toda su pompa, sus incertidumbres y sus tentaciones); ni lo por venir (con todo lo que ello pueda significar, buscando desestabilizarnos, amenazándonos, o buscando que estemos en permanente zozobra)...
***(Ro.8:39) También nuestra seguridad abarca estos puntos, haciéndonos saber que aquellos que están en algunos planos superiores: Ni lo alto (y que se han apartado de su función original, han perdido su antigua posición y dominio, pasando al plano oscurantista); ni lo profundo (hablando de aquello que el Señor calificara como las profundidades de Satanás en Apocalipsis 2:24, con su impresionante fachada de ultratumba); ni ninguna otra cosa creada (aquí incluimos a Satanás, que es un ser creado, y que se convirtió en un valor deteriorado y en nuestro enemigo) NOS PODRÁ SEPARAR DEL AMOR DE DIOS, QUE ES EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 11/08/2016
*** (Ro.8:36) A pesar de toda la seguridad que nos ha sido otorgada como hijos amados, y de que debiéramos sentirnos a salvo de cualquier contingencia, nuestros corazones, por momentos, parecen desmayar, y el Salmo 23:5 nos refiere: "Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando". ¿Te vas a poner a comer cosas exquisitas mientras el enemigo nos ataca? ¡Yes! La unción que está sobre mí está hablándome al corazón de seguridad, de bóvedas y cajas de caudales, de muros y antemuros; y el vino se está desbordando de mi copa por el gozo interior del que mi corazón me testifica. ¿Te atrae acaso el sufrimiento? No, pero tampoco me intimida, ni me asusta. Hay algo dentro mío que me hace sentir sereno y en paz. Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia (Fil.1:21). Al ser contados como ovejas de matadero, la oveja no se inmuta, aceptando su sino con sereno semblante, sin intentar huir, entendiendo lo que pasa con singular estoicismo. "En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y perseguidores" (Sal.31:15).
*** (Ro.8:37) Todas las cosas arriba citadas no nos han privado de nuestra esperanza, ni nos han despojado del valor necesario para alcanzar la victoria y el triunfo. La victoria nos habla del final de una batalla; el triunfo, de la gloria obtenida con ello; y ello es lo que Pablo califica aquí. Un cristiano no es un soldado maltrecho y de abollada armadura que sale del estrépito de la batalla; sino el vencedor con traje de gala que no oculta las heridas de la guerra, pero posee la puerta de sus enemigos, exhibiendo orgulloso el estandarte de la celeste esfera que proclama la gloria de su Señor y Salvador. Y la regia enseña lleva escrita esta leyenda: "Loor al que nos amó, y dio su vida y resucitó por nosotros, venciendo la muerte con la resurrección, y se sentó a la diestra del Padre".
*** (Ro.8:38) Esta frase peculiar debe hacer vibrar el corazón de los santos: POR LO CUAL ESTOY SEGURO, (aquí no hay derecho a la más mínima duda). ¿De qué está seguro el apóstol? Que la muerte (con todo lo que ella implica determinando una separación definitiva); que la vida (con todos sus azares, sus dudas, sus cuitas, sus decepciones, su dolor, sus frustraciones); que los ángeles (que vienen a nosotros con sus prédicas adicionales para amalgamar ley+gracia, y desviarnos del evangelio, o que nos llamen a adorarlos, siendo nuestros siervos, o nuestros caídos consiervos); los principados (las autoridades territoriales en el ámbito del orden espiritual); las potestades (los poderes y dominios que intenten regir sobre nosotros, que ya no estamos bajo su gobierno); ni lo presente (con toda su pompa, sus incertidumbres y sus tentaciones); ni lo por venir (con todo lo que ello pueda significar, buscando desestabilizarnos, amenazándonos, o buscando que estemos en permanente zozobra)...
***(Ro.8:39) También nuestra seguridad abarca estos puntos, haciéndonos saber que aquellos que están en algunos planos superiores: Ni lo alto (y que se han apartado de su función original, han perdido su antigua posición y dominio, pasando al plano oscurantista); ni lo profundo (hablando de aquello que el Señor calificara como las profundidades de Satanás en Apocalipsis 2:24, con su impresionante fachada de ultratumba); ni ninguna otra cosa creada (aquí incluimos a Satanás, que es un ser creado, y que se convirtió en un valor deteriorado y en nuestro enemigo) NOS PODRÁ SEPARAR DEL AMOR DE DIOS, QUE ES EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO.
*** Este es nuestro tesoro particular, y aquello que Dios nos da para manejar nuestro fluir, y hacerlo con juicio, para que le honremos, y no para que abusemos de ello, sintiéndonos invulnerables al castigo, si le deshonramos. Podemos argüir que Pablo nos ingrodujo en este capítulo diciendo: NINGUNA CONDENACIÓN HAY...y aquí lo concluye diciendo: NINGUNA SEPARACIÓN HAY QUE NOS APARTE DEL AMOR DE DIOS EN CRISTO JESÚS. ¡Gracias Pablo por este poderoso capítulo de Romanos!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 11/08/2016
PABLO TIENE LA CARGA EN SU CORAZÓN DE COLOCAR TOTAL CERTEZA EN LOS NUESTROS, PARTICIPÁNDONOS LOS VALORES ABSOLUTOS DE NUESTRA REDENCIÓN. EL CREYENTE ES EXHORTADO A CONSIDERAR SU SALVACIÓN COMO UN HECHO DEFINIDO, Y NO COMO UNA INCIERTA PROBABILIDAD. NO REBAJEMOS EL VALOR DEL TRINITARIO FLUIR, OFENDIENDO A DIOS CON ELLO.
ResponderEliminar