jueves, 4 de agosto de 2016

LA FORTALEZA VIRTUAL DE LA LEY SE VEÍA DILUIDA POR LA CARNALIDAD DE LOS QUE A ELLA INTENTABAN SOMETERSE, DESCUBRIENDO QUE SUS INCLINACIONES NATURALES ERAN SU MÁS MANIFIESTA DEBILIDAD. NI LA JUSTIFICACIÓN NI LA SANTIFICACIÓN SERÍAN "POR LA LEY", SINO POR LA RESPUESTA A SUS REQUERIMIENTOS POR PARTE DE LOS COMPROMETIDOS CON ELLA. EL ANDAR EN LA CARNE, EL ANDAR EN EL ESPÍRITU. LA VICTORIA POR MOVERSE EN EL RÉGIMEN DEL ESPÍRITU.

LIMA - PERÚ  JUEVES 04 DE AGOSTO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS

Romanos 8: 3-6.

"Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz". 

*** Introducción.- El sentido claro de la justicia imputada, conmuta la sentencia que contra nosotros había, entendiendo que aquella referencia DE DUAL SIGNIFICADO, signada por una resignación que reposaba en la ambivalencia, no era la meta en la que habíamos de detenernos. Y al continuar el autor respecto a aquellas dos leyes que se intercambiaran protagonismos en la vida religiosa de los que sentían que no había otra posibilidad, se nos comunica la existencia y vigencia de una tercera ley que rompe los esquemas de los sujetos binarios (cuerpo-alma), y les devuelve la esperanza al notificarles la insurgencia de divino impulso que les ordena levantarse contra el orden satánico y religioso instituido, conminándolos a vivir según el Espíritu, andando en libertad, tal como veremos a continuación.

*** (Ro.8:3a) Pablo nos compartirá acerca de las imposibilidades legales, debidas a la debilidad de la carne. No era que la ley fuera impotente para vencer al pecado; sino que ello era nuestra obligación, según el acuerdo instituido; llegando a comprobar la ineficacia de nuestra participación, y nuestra falta de capacidad para cumplir lo que tan fanfarronamente asumimos como factible, dependiendo de nuestras frágiles voluntades, sometidas por la potencia de los deleites, cayendo prisioneras de sus impulsos, instintos y apetitos, hasta desvirtuar nuestro rol como gente asociada a Dios pactualmente. La ley permanece allí, indemne, invariable, absoluta, haciendo sus demandas en la medida del compromiso adquirido; y nuestro noqueado ego sigue esperando la cuenta de ocho segundos para volver a levantarse, y recibir otra paliza, sucumbiendo ante la desesperanza. Una vez más hemos de recordar que no es la ley la que nos mata, es el pecado el que lo hace.

*** (Ro.8:3b) Y fue por ello que Jesús asumió su figura antropomórfica, con el afán de adherir a sí el pecado de toda la humanidad por las edades; y el aparentemente invencible pecado, fue fundido en la naturaleza carnal que se convertiría en su hábitat, limitando su maligno fluir a esa esfera, dejándolo fuera de actividad cuando nos moviéramos por el Espíritu, experimentando su existencia limítrofe en la naturaleza adámica que sería devorada en la cruz, como lo fueran las varas convertidas en serpientes de Janes y Jambres allá en la corte de Faraón, devoradas por la culebra de la vara de almendro de Aarón, planteando la forma en que el poder satánico dejaría de ser con la muerte de Jesús en la cruz de almendro en la que fuera crucificado (Jn.3:14-15). El diablo nos parece poderoso, y lo es cuando se mueve en la esfera de nuestra carnalidad, cediéndonos voluntariamente a él y a su accionar maligno; mas cuando el creyente vuelve en sí, el dominio cruel y perverso del diablo concluye; y el relajado creyente de ayer, se constituye, en virtud de su fluir neocreacional, en el verdugo que lo ejecuta, y en aquel príncipe de Dios que lo exterioriza de su corazón, de su mente, de su hogar, de su vida; y que es capaz de exhibir la gloria regia de su Señor y Dios conforme a su palabra. Así, la naturaleza adámica no sólo es el cetro de su poder, sino el calabozo que lo encierra, limita y anonada. Hay más, veamos...

*** (Ro.8:4) La justicia de la ley, debe cumplirse en nosotros; y ello es algo que no podemos soslayar, porque el pacto exigía que la misma fuera satisfecha: "La paga del pecado es muerte"; obsérvese que la Palabra de Dios no dice que la paga de la ley es muerte; sino la del pecado. Ésta tiene el valor de una señal informativa en el tránsito vehicular; no tiene nada que ver con las curvas, gradientes o pendientes, estrechamientos de la vía, o sinuosidades en ella; siendo la que te advierte de los riesgos durante el trámite de tu circulación para evitar accidentes. La ley no es culpable de tus inconsiderandos, tus exabruptos o tus torpezas; limitándose a referirte las divinas exigencias relacionales PARA TU BIEN. La justicia de la ley te ubica en el plano oportuno y pertinente, siendo las consecuencias de la desobediencia tan catastróficas como tú las asumas. Cuando no andas conforme a la carne (obedeces las leyes cabalmente), es porque estás operando de acuerdo con el Espíritu, y tu corazón y el del Señor comparten gozosos aquella comunión.


***(Ro.8:5) Al referir el apóstol a aquellos que son de la carne, o que se manejan por ella, nos dice que hay una previa intención, es decir, QUE PIENSAN en las cosas de la carne, dándoles un lugar para morar, y unos miembros para expresarse. No es, pues, algo casual el que la carne se manifieste según su naturaleza (Gá.5:19-21), pues el pensar, anticipa la acción deliberante. En contraposición, los que son del Espíritu, o que se conducen por él, pensarán y actuarán según el tal, y obrarán en conformidad al mismo (Gá.5:22-25).


*** (Ro.8:6) Del pensar del verso anterior, pasamos a la ocupación en éste; y el apóstol nos hace saber que EL OCUPARSE DE LA CARNE ES MUERTE. Es bueno detenernos aquí para poder entender que hay una muerte cuyo significado es la cesación del contacto con el medio ambiente en el que te movías (salir de una esfera para entrar en otra); y hay una muerte actuante en la que se mueven todos los que andan en impiedad: "...Cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo...y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás" (Ef.2:1-3); siendo ésta "la muerte que los ocupa, o a la que están dedicados". Ello es totalmente opuesto al plano de la ocupación espiritual, la cual se nos presenta como vida y paz. Así podemos afirmar que tal es el hombre en su corazón, tal es él; no se trata, pues, de algo accidental o incidental; sino de una decisión del corazón, del sentido de la vida.


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA    04/08/2016

1 comentario:

  1. LA VIDA ESPIRITUAL DEL CREYENTE ESTÁ AQUÍ ESPECIFICADA POR PABLO COMO UN PEWRMANECER EN EL ESPIRITUAL ANDAR. EL PENSAR EN, EL OCUPARSE EN, LAS COSAS ESPIRITUALES SON DETERMINANTES, SUBORDINANDO ASÍ NUESTROS INTERESES TERRENALES SIN NEGARLOS, SINO DÁNDOLES SU LUGAR Y MANTENIENDO UN ORDEN QUE NOS PERMITA BALANCEAR NUESTRO ANDAR.

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