lunes, 1 de agosto de 2016

LENTA Y PROGRESIVAMENTE, PABLO VA CONTESTANDO A SU OBJETOR IMAGINARIO CADA UNA DE SUS INTERROGANTES, HASTA HACERLO CAER EN LA CUENTA DE CÓMO ES EL ARTE DE LA GUERRA ESPIRITUAL, DE LA REACCIÓN DEL ATURDIMIENTO INICIAL, Y EL LLEGAR A SALIR DE NUESTRO ESTADO DE CONFUSIÓN, AFIRMAR NUESTRO PIE, Y ENVIARLE AL ENEMIGO UN DIRECTO AL MENTÓN QUE LO DEJE FUERA DE COMBATE, HASTA QUE CADA LUCHADOR VUELVE EN SÍ, ENTENDIENDO TODO EL PANORAMA DE SU ANTIGUA CONFUSIÓN, ENFRENTÁNDOLO EN LA PLENITUD DE SUS FACULTADES.

LIMA - PERÚ  LUNES 01 DE AGOSTO DEL 2016

COMENTRARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS

Romanos 7:15-20.

"Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí".

*** Introducción.- Al realizar el apóstol un análisis del plano relacional entre el ser humano y la ley con la que estaba comprometido, llegó a descubrir que ésta no era la culpable de su triste condición, ni jamás lo acusó, ni lo condenó; sino que lo puso en evidencia, identificándolo y ubicándolo en el ojo de la tormenta de su propia crisis, pudiendo contemplarse a sí mismo tal como era en la carne, sintiéndose decepcionado de sí, entendiendo que había estado fuera de la esfera de lo espiritual, moviéndose en otra dimensión, intentando forzar religiosamente lo que debía realizar espiritualmente. Y así, por primera vez, el religioso lleno de sí mismo, pudo divisar las invisibles cadenas que le mostraron su esclavitud más allá de la duda razonable; siendo así que el prisionero de su propia justicia entendió que debería ser juzgado en la Corte Suprema de la celeste esfera, declarándose convicto y confeso: Soy carnal, vendido al pecado.

*** (Ro.7:15) Aquella poderosa luz que lo iluminara en la imaginaria sala de interrogatorios, le permitió enfocarse con buen juicio, dividiendo lo que era de lo que hacía, observándose en ambas esferas, y siendo sumamente decepcionado cuando vio que él era el reo que estaba bajo juicio; y no el juez que condenara a su jurado de celestial apariencia. Su interna contradicción separaba su desear de su hacer, entendiendo que los tales estaban en conflicto, que eran opuestos en todo, y que sus ideales se diluían al salir aquel sol de justicia en su corazón, y que el Dorian Gray que en él habitara se contemplara en aquel cuadro que lo hiciera ver tal como era, sintiéndose asqueado de sí. Al tratar de explicar su comportamiento contradictorio, descubrió que no se entendía a sí mismo; ya que sus pensamientos eran dominados por sus pasiones malsanas, y no por su equilibrado juicio; y un temblor recorría su espalda al observar que hacía justamente lo que aborrecía. ¿Desajuste mental? ¿Locura? ¿Esquizofrenia? ¿Obsesión y depresión? Mi mente y mi intento no están de acuerdo; esta división me asusta, me inhibe, me compulsa. ¡Dios! ¿Qué me está pasando?

*** (Ro.7:16-17) Interiorizando aún más, creo que voy entendiendo lo que me está pasando, y me doy cuenta que, efectivamente, la ley es buena; porque me permite ver mi inconducta funcional, me ayuda en esta particular introspección, y me ubica en esta forma de actuar dividida que no parece querer unificarse; aunque me esfuerzo por ser diferente, y religiosamente aceptable. ¿De dónde salió este topo del enemigo que parece gobernar mis intentos, diluyéndolos al primer envión, transformándolos en una continua frustración? Siento que una naturaleza invasiva proveniente de quién sabe dónde se ha apoderado de mí, y me domina y me coacta, no dejando que yo obre en mi vida conforme a mi sentir. ¡Hummm....! ¡Es el pecado que mora en mí!

*** (Ro.7:18)  Desde esta afirmación, como punto de partida: "Y yo sé que en mí", como el resultado de aquella introspección que comenzara a clarificarse en el v.14, progresivamente van uniéndose los pedazos de mi destruido ego religioso, y me voy ubicando lentamente en un correcto enfoque de mi desquiciada personalidad; "...esto es, en mi carne, no mora el bien". Claro, si no puedo hacer el bien que quisiera hacer, es porque algo desde mi interior me inhibe e impide, encontrándome trabado para ejecutar aquello que bendigo, que apruebo, y que me gustaría realizar: el bien. Esta cosa, como se llame, me está poseyendo hasta el nivel de haber tomado las riendas de mi ser. Si ya no soy yo; ¿dónde me quedé tirado y rechazado, abandonando mi primer amor? Debo volver tras mis pasos, en la búsqueda de mí mismo, y recobrar la imagen y semejanza de mi Creador y Redentor (Ap.2:4-5a). Estoy harto de comer ansias y de anhelar quimeras, mi alma está demandando realidad, y el querer, no me basta; debo hacerlo, ejecutarlo, lograrlo.


*** (Ro.7:19) Este interdicto interior debe hallar una salida en el Señor, habiéndome cansado de obrar en esta contradicción que deshonra a quien quiero honrar; que desdice mi naturaleza redimida, y que me traía contentamiento en moverme malignamente. Así, si en lugar del bien, hago el mal, hay una fuerza que me coerce, que me despersonaliza, me aturde y extravía; hasta el nivel de un poseso, de un adicto que no mide las consecuencias, de un orate que actúa en el clímax de su desquiciamiento.


*** (Ro.7:20) Aquí ya la imagen múltiple de una antena televisiva mal instalada, va siendo removida hasta hallar el correcto enfoque, y obetener una alta definición, que nos hace ver cómo, el gran titiritero, movía nuestros miembros según su parecer, aletargando nuestra conciencia, para obtener la sutileza que lo hiciera señor de nuestro pensar, hablar y accionar. En definitiva, es el pecado que mora en mí un maligno alter ego que ha satanizado mi ser de un modo íntegro, y que me transformó en una cosa amorfa, en un garabato de mí mismo, en una infeliz caricatura, que afrentara a mi Creador y Redentor . ¿Cómo haré para salir de aquí?  

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  01/08/2016

1 comentario:

  1. AL MOMENTO EN QUE EL SEÑOR NOS PERMITE ENTENDER QUÉ ES LO QUE LE ESTÁ PASANDO AL CREYENTE, Y EL POR QUÉ DE SUS CONFLICTOS INTERNOS, Y LA POSIBILIDAD DE SUPERAR LOS MISMOS DÁNDOLE LA OPCIÓN AL SEÑOR PARA QUE LO HAGA, DESPERTAMOS AL MUNDO ESPIRITUAL, Y DISPONEMOS NUESTROS CORAZONES PARA SER CAMBIADOS.

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