domingo, 7 de agosto de 2016

LA CERTEZA DE LA FILIACIÓN VIENE DE LA AMALGAMA DIVINO HUMANA. ELLO NOS ELEVA AL NIVEL DE HEREDEROS DE DIOS Y COHEREDEROS CON CRISTO, HACIÉNDONOS PARTÍCIPES DE SUS AFLICCIONES Y DE LA GLORIA QUE VENDRÍA TRAS ELLAS. LA LIBERTAD DE LA GLORIA SERÁ ALGO QUE TODA LA CREACIÓN DISFRUTARÁ, Y SEGÚN SU ANHELO, ASÍ SERÁ SU DICHA DE ORDEN CREACIONAL.

LIMA - PERÚ  DOMINGO 07 DE AGOSTO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS

Romanos 8:16-22.

"El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora".

*** Introducción.- Ya Pablo nos ha documentado respecto a la vida de resurrección, moradora y obradora; actuando mediante la vivificación de nuestros cuerpos mortales, operada por el Espíritu Santo que mora en los creyentes, advirtiéndonos que no nos movamos por la carne, ni vivamos por ella, asesinando nuestra vida, y viviendo nuestra muerte. También nos refirió la importancia de ser guiados por el Espíritu en el contexto de la vida nueva, evitando sucesivas esclavitudes y liberaciones (como pasara con los sacrificios arqueotestamentarios válidos por única vez, y vez tras vez); y de la importancia para ahuyentar el temor que le abre puertas a la vida vieja, y entender a cabalidad que somos hijos de Dios, por pensamiento, lenguaje y acción.

*** (Ro.8:16) Nuestra confianza en cuanto al fluir de la vida nueva, es el testimonio (lo visto, oído, palpado y experimentado del ámbito celeste en el plano pedestre) del mismo Espíritu Santo sobre nuestra filiación, persuadiéndonos de nuestra calidad como hijos de Dios. Nótese que Pablo no refiere que sea algo que los demás piensan, bendicen, cuestionan o condenan; sino de algo que opera como una realidad interior que el enemigo atacará perennemente, para hacer que descendamos al plano natural y carnal, donde el juega con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones en general. ¡Quédate con esta realidad como un valor absoluto!

*** (Ro.8:17) De lo referido en el verso anterior se desprende lo siguiente: "Y si hijos", esta realidad posee un espectro que amerita que nos detengamos un momento para un análisis sobre el particular. Si somos hijos, por extensión, estamos en el contexto de una herencia que antes le perteneciera sólo a Jesús, y que él compartiera generosamente con nosotros. ¿En qué consiste esa herencia? Esa herencia es Dios mismo, con todo lo que tiene y posee, puesto a nuestra disposición. Eso es lo que Jesús comparte ahora con nosotros, de lo que Juan 16:26-27 es solamente un anticipo. Esto nos constituye en COHEREDEROS CON CRISTO, a lo que Pablo añade la necesidad de nuestra identificación con él, tanto en su actual aflicción en el cuerpo de Cristo, como en su gloria cuando ésta se manifieste (Col.3:3-4).

*** (Ro.8:18) Las actualizaciones que le toque vivir a cada generación no son soslayables, ni son motivo para acobardarse o desertar de nuestro llamamiento oficial como hijos, ya que son un signo notorio de nuestra filiación con el Señor; y el diablo lo certifica atacándonos por nuestra identificación con el Señor en principios y prácticas. El apóstol, curtido en aflicciones, nos dice que nuestras congojas presentes son el equivalente a "cosquillas", rozones y magulladuras en el cuerpo; que no nos matan; pero dan testimonio que estuvimos en aquellas batallas en las que el enemigo de nuestras almas perdió, perdió, perdió... y seguirá perdiendo, porque decidió ser un perdedor al momento que abandonó su destino glorioso al buscar la gloria propia, apagando su luz, volviéndose intermitente al principio, mortecina luego, y ausente después. La gloria venidera tiene un esplendor que los conceptos naturales son incapaces de describir, opacando en ocasiones el fulgor del mismo en nuestro intento por dimensionarla. Cuando el apóstol futuriza los beneficios que Dios nos impartirá,es porque quiere crear una conciencia corporal, y hacer notorio que eso será para todos; por eso esperamos esa radiancia que brotará de cada uno de nosotros en el tiempo prefijado por Dios.

*** (Ro.8:19) Hay algo que está aconteciendo en paralelo, porque la creación misma, en el término de la cronología humana, entiende que habrá una manifestación o revelación de los hijos de Dios; y ella lo ansía, lo aguarda, lo anhela y gime por ello. Existe, por tanto, una percepción del hecho en todo lo creado, como la que hay en una semilla sembrada, esperando manifestar su naturaleza para poder mantener su vida genérica, lo cual es su gloria. Aquel compás de espera entre la siembra y la cosecha es lo que cautiva a la simiente en la esperanza, y no se verá defraudada. La creación original, de regio sino, aguarda por el establecimiento del reino, y del cubrimiento del propósito eternal.

*** (Ro.8:20-21) La creación, pues, no pudo alcanzar su propósito original, perdiendo su verdadera finalidad u objetividad, frustrándose la misma con la caída de la pareja edénica y por el hecho de que Dios maldijo la tierra por ello; y el apóstol sugiere que todo eso fue planificado cuidadosamente por Dios, para sujetarlos a una esperanza en el Señor. El orden subvertido, y el castigo recibido por el tal, es para el género humano algo frustrante; pero cuando la Deidad ministra la justicia imputada como una realidad que espera su cumplimiento, surge en la pareja edénica, y su descendencia, la certidumbre de que ese día llegará, guardando en sus corazones esa promesa, siendo por ello que Adán le puso a su mujer por nombre Eva, porque ella llegaría a ser madre de todos los vivientes. Y aquella vestidura hecha de pieles de animales que los abrigara señalando la justicia divina adjudicada por gracia, pasaria a ser una realidad interior que un día los llenaría de un regio fulgor, mostrando la gloria con la que Dios los revestiría. El panorama salvífico habia de sacar al género humano de su frustración, y cuando ello se diera, la esperanza aparecería como la libertad de la gloria que siempre fuera la voluntad de Dios, obligando a la corrupción de la muerte el ver cómo saliéramos de la lobreguez del Hades mediante la vida de resurrección por la puerta abierta del huerto donde Jesús fuera sepultado; saliendo él primero, y nosotros tras él.


*** (Ro8:22) Hay un rítmico gemir a nivel creacional por obtener la libertad de la gloria de los hijos de Dios; y estos gemidos son los dolores del parto creacional que liberará a la tierra y a sus habitantes del lazo de maldición que viniera por causa de la caída. Todo lo creado lo aguarda, lo espera, lo quiere, lo anhela, lo reclama; y nosotros, los hijos de Dios en esta generación, hemos sido responsabilizados por el Señor para ser quienes traigan esa realidad a esta dimensión. Dios lo hará, y nosotros estaremos incluidos como instrumentos para que ello se logre. ¡Bendita vida de resurrección!

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   07/08/2016

1 comentario:

  1. EL APÓSTOL VA DESCORRIENDO EL VELO DE LA OBRA DIVINAL, LLEVÁNDONOS DESDE AQUÍ HASTA GÉNESIS, MOSTRANDO DÓNDE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD FUE INTERRUMPIDA POR EL PECADO, JUZGADA; PERO TAMBIÉN RECIBIENDO LA BUENA NUEVA DE LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, Y DE CÓMO LA GLORIA HABRÁ DE REVESTIRNOS, RESTITUYÉNDONOS AL PLANO REGIO ORIGINAL.

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