domingo, 15 de mayo de 2016

ALGO DETESTABLE QUE ACONTECE EN ALGUNAS CONGREGACIONES ES LA DISCRIMINACIÓN, SEA ESTA RACIAL, SOCIAL, ECONÓMICA, O DE CUALQUIER OTRO ORDEN. EL AUTOR DESCRIBE LA MISMA CON CLAROS EJEMPLOS, MOSTRÁNDONOS LAS ABERRANTES ACTITUDES DE ALGUNOS, Y BRINDÁNDONOS LOS OPORTUNOS CONSEJOS PARA QUE ESTE PECADO NO SE VEA ENTRE NOSOTROS.

LIMA - PERÚ  DOMINGO 15 DE MAYO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE SANTIAGO

Santiago 2:1-9.

"Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: : Siéntate tú aquí, en buen lugar; y decís al pobre: Estate allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, oíd ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mudo , para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? Si en verdad cunplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores".

***  (Stg.2:1-3) Santiago, siempre solícito por mantener el espíritu paterno y fraterno que lo caracteriza, nos exhorta a que nuestra fe carezca de cualquier tipo de discriminación social, económica o cultural con las personas que asisten a nuestras congregaciones, cuidando que nuestro trato con ellos tenga la misma cordialidad y respeto, independientemente de su indumentaria o su posición social. ejemplificando tal actitud en una forma bastante gráfica y elocuente, para que eso no se dé entre nosotros.

*** (Stg.2:4) La naturaleza prejuiciosa de algunos trae tropiezos a nivel congregacional, y no todos han tenido el trato que sus egos merecen para bajarles los humos a los tales, y que entiendan que en la presencia de Dios no hay favoritos. Hemos de reconocer que la elección divina no muestra a una élite de personas especiales, sino a siervos que han recibido de su favor y de su gracia como algo inmerecido más allá del sentido práctico con el que Yahweh decida utilizarnos. Aquellos que son gobernados por sus prejuicios, están llenos de malos pensamientos, y se han constituido en jueces sin birrete ni toga especialistas en juzgar vidas ajenas, y condenar todo aquello que no cubra su personal estándar sobre lo que un creyente debe de ser, teniéndose a si mismos como ejemplo cabal, o algún personaje a quien se admira por aquella singularidad que él busca emular.

*** (Stg2:5) Al apnntar a la divina elección, el autor refiere que aquellas personas menos afortunadas en el plano natural, y que reconocen su necesidad espiritual cuentan con una promesa especial: Que serán ricos en fe, y que heredarán el reino que Dios ha prometido a los que le aman. Hemos de interpretar nuestras carencias como aquello que nos hará buscar con más ahínco las bendiciones divinas, y que con mayor insistencia buscaremos la gracia divinal que no nos será esquiva, sino harto accesible. El autor pone en las personas de menores posibilidades aquella confianza que se requiere para perseverar en la fe, y moverse en el contexto del divino obrar, viendo cómo el Señor nos dispensa su bondad a manos llenas, haciendo que nuestra comunión con él no se vea interrumpida. ¿No es acaso verdad que cuando más lo necesitamos, más nos acercamos a él en completo desvalimiento?

*** (Stg.2:6) Ahora, Santiago contempla sorprendido la actitud de quienes buscan la simpatía de las personas pudientes, pensando en ganarse su estimación y reconocimiento, si surgiera algún vínculo a futuro. No era su "don de gentes", sino su intento por ganar alguna ventaja posterior. Dicha actitud es una afrenta contra la persona pobre, no interpretando el corazón del Padre en su naturaleza y bondad; sino mostrando parcialidad, según un parecer muy mundano y ridículo. Por eso Santiago inquiere: ¿No son los ricos de este siglo los que los oprimen? ¿No tienen estas personas una conducta totalitaria y convenenciera que lleva a los pobres ante los tribunales para abusar de ellos por causa de su condición y prestigio social?


*** (Stg.2:7) En esta porción se analiza la conducta blasfema de las personas que tienen riquezas en este mundo, y que tratan a los hijos de Dios como gente de quinta categoría, los que asumen como despreciables o de nula importancia. El autor no está apelando a nuestro orgullo como personas de cierta valía social; sino a la increíble soberbia del que, teniendo el poder en el puño, desprecia a sus semejantes como si no hubieran sido creados por Dios, asumiendo que fueron sembrados, o vinieron a existencia por un "efecto big-bang" de inexplicable etiología. El autor asume y califica esta conducta blasfema como una afrenta directa a Dios; y no como una ofensa personal contra ciertos individuos.


*** (Stg.2:8-9) Santiago considera una conducta acorde con las Sagradas Escrituras, la misma que contempla el amor al prójimo como una parte vital de la misma en el plano fraterno, que consuma la ley en el contexto interrelacional humano, surgiendo un trato digno de nuestra posición en Dios, algo que los soberbios olvidan con inusitada frecuencia. El cumplimiento de la ley exige de nosotros el respeto mutuo, típico del cortesano fluir que agrada a la Deidad; mas si se hace acepción o segregación de personas, en una desigual interpretación de la ley que marca una preferencia por algunas personas, y un menosprecio para las otras, somos convictos de pecado, y la ley nos ubica como transgresores de ella, condenándonos por nuestra actitud. Es menester que aprendamos a valorarnos y respetarnos en el Señor, mirándonos como dignos hijos del rey sin más jerarquía que su gracia impartida.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  15/05/2016

1 comentario:

  1. EL SEÑOR NOS ORDENA NO DISCRIMINAR A LAS PERSONAS POR SU CONDICIÓN SOCIAL O ECONÓMICA, PIDIÉNDONOS QUE MANTENGAMOS UN ESPÍRITU FRATERNO Y SOLIDARIO CON QUIENES NECESITAN LA GRACIA DE DIOS. DECIDAMOS EN NUESTROS CORAZONES NO SER UN TROPIEZO PARA LAS ALMAS QUE BUSCAN A DIOS.

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